Nadie lo diría por la cantidad de camiones que descargaron en la Feria de Francfort toneladas de esa mezcla de pasta de celulosa y tinta que llamamos libros. Pero nunca hasta ahora el mundo digital tuvo tanta importancia. Uno de los legados de la edición 2008 de la principal feria del libro del mundo fue la encuesta a 1000 profesionales de 30 países: la principal conclusión es que en 2018 los libros electrónicos en cualquiera de los formatos imaginables superarán en volumen de negocios a los herederos de la galaxia Gutenberg. En la 60ª edición, que contó con Turquía como país invitado y a la que asistieron 7000 expositores de 101 países y cerca de 1000 autores, los libros clásicos no representaron más que el 42% del volumen total, frente a la avalancha de sus parientes digitales, DVD, audiolibros y los nuevos reproductores, con el Kindle de amazon.com y el lector de Sony a la cabeza.

El brasileño Paulo Coelho, que recibió un homenaje por superar los 100 millones de ejemplares vendidos, aseguró en la inauguración de la feria que colgó de su página web una copia gratuita de su libro El alquimista, dado que, de todos modos, circulaba pirata por la Red. “El primer año, las ventas pasaron de 1000 a 10.000 copias. El segundo subieron hasta las 100.000. Al día de hoy vendí 10 millones de libros en Rusia”, señaló. “Durante 15 siglos, el libro tradicional demostró ser insuperable. Pero los libros digitales están reclamando su espacio y todo indica que llegará un momento en que lo digital superará al papel. Pero se necesitan todavía unos cuantos años, lo que nos da –a los editores, autores y escritores– un tiempo precioso antes de que la Red nos alcance”, dijo.

Las cuatro principales conclusiones de la macroencuesta revelan que los editores comparten el optimismo de Coelho, esto es, que la industria puede sobrevivir a la avalancha digital, aunque el cambio de escenario será brutal: la influencia de China en la edición digital se multiplicará por tres en los próximos años (actualmente EE.UU. domina el mercado); los consumidores, Google y Amazon impulsarán el cambio digital; los e-libros superarán a los libros tradicionales en 2018 (según la opinión de un 40% de los encuestados, frente a un 30% que considera que esto nunca ocurrirá) y la venta de libros por Internet fue elegida como el acontecimiento más importante en el mundo de la edición en los últimos 60 años.

Sin embargo, la misma encuesta demuestra que queda un largo camino antes de llegar a un industrial y voluntario Fahrenheit 451: el 60% de los editores no utiliza todavía libros digitales ni nuevos soportes, y casi nadie (un 7%) cree que los e-libros serán su principal fuente de ingresos dentro de cinco años. En la misma Feria se daba el contraste de ver una linotipia en el stand de Alemania, mientras las promociones del encuentro empezaban a utilizar el subtítulo Media Fair en vez de Book Fair.

Muchos editores compartían una preocupación mucho más terrenal: ¿en qué medida la crisis global puede llegar a afectar al libro? El director de la Feria, Juergen Boos, se mostró todo lo tranquilizador que pudo. “El sector sigue sus propias reglas, incluso frente a una crisis financiera internacional”, señaló. “Esto fue demostrado en un estudio de las principales editoriales alemanas. Aunque había tantos pesimistas como optimistas, la opinión mayoritaria era que la situación económica de los editores seguirá siendo consistente. Los libros parecen muy resistentes a los ciclos económicos negativos, lo que deja en claro el hecho de que son bienes necesarios, no de lujo.” Las cifras juegan a favor de

Boos: el número de títulos expuestos (402.284) y el de nuevas publicaciones (123.496) fue claramente superior a la pasada edición de la Feria. En papel o en bit, la cosa aguanta.

* De El País de Madrid. Especial para PáginaI12.