Domingo, 16 de noviembre de 2008 | Hoy
ANTONIO BANDERAS, ENTRE VOLVER A ESPAÑA Y LOS BRILLOS DE HOLLYWOOD
En su tercera película como director, cuyo título será Boabdil, focaliza en la cultura musulmana en España a través de la figura de un hombre acusado de traidor.
Por Gregorio Belinchón *
Desde Málaga
Con la misma gracia con la que él mismo se metió, Antonio Banderas (Málaga, 1960) ha sabido correrse del problema. La semana pasada, en Abu Dhabi, en el II Festival Cinematográfico Internacional de Oriente Medio, declaró que dejaba Hollywood para centrarse en su carrera en España. El sábado al mediodía, en un descanso de la grabación en Málaga de varios anuncios de promoción de El lince perdido, un film español de animación que Banderas apadrina, el cineasta reconocía, entre risas: “Me expresé mal. Quería decir que ahora vivo un acercamiento más intenso a mi tierra, pero no necesariamente para dejar Hollywood. Trabajaré allí o en Broadway cuando me llamen”.
–¿Hollywood le dio lo que esperaba?
–Mucho más de lo que esperaba. Hollywood nunca fue una idea a priori. Ocurrió casi como accidente. Fui allí con Almodóvar como candidatos a un Oscar, rodé Los reyes del mambo, retorné a filmar a España, y me volvieron a llamar. Y poco a poco cayeron películas. Además, hubo una razón personal: me casé, y Melanie no venía sola, sino con dos hijos que ya estaban estudiando allí.
–¿No piensa con sana envidia en el Oscar de Javier Bardem?
–No, no me planteo la vida como un reflejo de lo que hagan los demás. Tengo mis propias medallas: fui el primer candidato español a un Globo de Oro, a un Emmy, a un Tony, el primero que ha tenido una estrella en el Paseo de la Fama o que ha levantado cinco películas número uno de la taquilla. ¿El Oscar de Bardem? Me hace sentirme orgulloso de él, porque es mi amigo. Yo, como Javier, compito contra Brad Pitt, Leonardo DiCaprio, Johnny Depp o Tom Cruise. Y Cruise no tiene un Oscar, ni Pitt ni Depp.
–A Abu Dhabi fue a buscar financiación para su tercer film como director, Boabdil. ¿En qué punto está del proceso?
–Primero escribí un guión muy largo, con todos los hechos que ocurren en los últimos diez años de cultura musulmana en España. Se lo pasé a Antonio Soler, y ahora nos lo intercambiamos. Nos encerraremos un mes para tener un guión a finales de diciembre. En Abu Dhabi me ofrecieron producirla, pero tendría que ceder en varias cosas: quieren filmarla en inglés, y yo en árabe y castellano. En esos términos dejé las negociaciones con Abu Dhabi Media Fund, que son los que han puesto 1000 millones de dólares para la financiación de cine. Tengo una carta guardada, y es que mi proyecto es árabe, que les concierne a ellos a otros niveles, no sólo financieros, sino ideológicos. Los personajes árabes estarán interpretados por actores árabes y el argumento se centra en Boabdil, al que la historia tacha de cobarde y traidor.
–Y marcado por la frase que le dice su madre: “Llora como mujer lo que no pudiste defender como hombre”.
–Es parte de la leyenda popular, que trataremos de utilizar. En la vida de Boabdil hay indicios para seguir su pista interior, como ser rechazado por su padre después de que un oráculo lo augurara como último rey de Granada. Por eso se educa al norte de Al Andalus, incluso en tierras castellanas, donde ya se recibían las influencias del Renacimiento. Es un humanista que, obligado por su madre, un animal político, se ve envuelto en una guerra. Una lucha shakespeariana que me interesa mucho. Boabdil asume que el destino lo ha hecho cargar con ocho siglos de historia musulmana a la hora de capitular Granada. Abraza la no violencia, prefiere salvar un pueblo y la Alhambra.
–¿Será un film caro?
–No puedo pensar en eso. Intento ser lo más inteligente posible desarrollando el guión, influyéndome en dos directores: Ridley Scott y su Gladiador, y David Lean. En Lawrence de Arabia, Lean usó el scope para contar hechos históricos, pero lo que le atraía era hablar de la homosexualidad. Pongo a Boabdil en una habitación de la Alhambra la noche del 1º al 2 de enero de 1492, comienzo con la profecía, y de ahí nos preguntamos por su tortura interior.
* De El País de Madrid. Especial para Página/12.
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