LA REAL ACADEMIA ESPAñOLA FRENTE A LOS CAMBIOS EN EL LENGUAJE
La RAE está redefiniendo acepciones. Las referidas a costumbres generan las mayores discusiones entre los académicos. “No sólo están reinventando la definición de ‘cultura’. También estamos discutiendo el término ‘civilización’”, dice su titular, García de la Concha.
› Por Jesús Ruiz Mantilla y Tereixa Constenla *
Desde Madrid
La lengua muta. Crece, decrece, se amplía. El habla es como el cuerpo y ciertos conceptos se transforman con el paso del tiempo. El de “cultura” es uno de ellos. Tan dinámico como manido, tan solemne como callejero; tan unido a la excelencia como rebajado por usos demasiado comunes. La Real Academia Española (RAE) no es ajena a ninguna de sus transformaciones, aunque no por eso tiene la obligación de contemplarlas todas. Unas quedan, otras las volatiliza el tiempo. Pero el hecho es que las actuales definiciones de la palabra están siendo matizadas en largos debates dentro de sus comisiones, muy concurridos y activos en lo que se refiere a un término sobre el que caben muchos colores.
Incluso, ganará una nueva acepción la palabra en el próximo Diccionario. La que tiene que ver con toda aquella actividad que gira en torno a un elemento: “cultura del vino”, “ cultura de la violencia”... Esa es la aportación que más discusiones genera. En los demás hay gran acuerdo, aunque según Víctor García de la Concha, director de la RAE, “cambiarán bastante”. Ganarán matices. “Se enriquecerán porque trataremos de recoger nuevos usos actuales”, anuncia.
El nuevo concepto está en plena ebullición. Quedan sesiones en la sede de Madrid y luego su posterior traslado a las 22 academias del español en el mundo para sus pertinentes discusiones y sugerencias. No sólo están reinventando la definición de “cultura”. “También estamos discutiendo el término ‘civilización’”, asegura García de la Concha.
La definición fijada en la 22ª edición del Diccionario de la Real Academia Española dice: “Conjunto de conocimientos que permite a alguien desarrollar su juicio crítico”. En su segunda acepción: “Conjunto de modos de vida y costumbres, conocimientos y grado de desarrollo artístico, científico, industrial, en una época, grupo social, etcétera”. Son las más amplias y a ellas, probablemente, se incorporen otras de acuerdo con un debate que quiso introducir Claudio Guillén antes de morir en enero de 2007. “Hemos retomado el trabajo que él mismo empezó y que era interesantísimo”, comenta García de la Concha, no sin nostalgia de su compañero.
Definir los nuevos campos está resultando un proceso más complejo de lo esperado. El académico y psiquiatra Carlos Castilla del Pino ha redactado una propuesta para explicar el significado de la palabra cuando va referida a las costumbres y características de un colectivo. “En este caso no hablamos del conocimiento, sino del conjunto del sistema de conductas que caracterizan a un grupo”, explica el académico. Castilla del Pino lo ilustra con ejemplos: cultura del alcohol, cultura de la droga, cultura de Hollywood o cultura andaluza. “Cuando se habla de la cultura andaluza no se refiere al conocimiento que tienen los andaluces sobre los libros, sino si el flamenco o el vino forman parte de sus costumbres, es en un sentido de antropología cultural.”
El escritor Luis Goytisolo señala: “A veces se le reprocha a la RAE que no recoja con demasiada rapidez, pero hay acepciones que a los cinco años se pierden”. La cautela a la hora de incorporar novedades, añade, impediría que ocurra algo que a veces sorprende a los propios académicos: “A veces revisamos en comisión acepciones que nadie entiende, y esto ocurre porque fueron incluidas con rapidez y luego cayeron en desuso”.
Goytisolo planteó una definición para la nueva acepción de cultura hace unos meses, consciente de que circula por doquier. “Tiene muchas acepciones, unas positivas y otras negativas, aunque sea un sinsentido en la mayor parte de los casos, es un hecho que está en la calle.” Dicho lo cual, distingue entre “cultura del vino”, que se refiere a una tradición mediterránea arraigada, frente a otras como “cultura de la droga”, que no debería incorporarse a su juicio porque corresponde a una actividad marginal. Arturo PérezReverte hace hincapié en esto: “La RAE debe hacer compatibles los usos”, comenta el creador de Alatriste. “Aunque la palabra haya sido mal utilizada en los últimos tiempos. Hasta ahora, decir ‘cultura de la violencia’ o ‘de la droga’ es una incorrección, pero la Academia acepta los usos generales, por eso hay que compatibilizar. Estamos para aceptar realidades y que congenien las acepciones nobles con usos bastardos”, comenta PérezReverte.
* De El País de Madrid. Especial para Página/12.
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