Lunes, 22 de junio de 2009 | Hoy
PRESENTACIóN DEL PROYECTO LA BALLENA VA LLENA
El colectivo Estrella del Oriente dio a conocer su propuesta, a todas luces inédita: hacer de hombres de carne y hueso obras artísticas aptas para ser exhibidas en los museos planetarios. Todo eso en un gigantesco crucero de titanio con forma de ballena.
La historia guarda numerosos ejemplos en los que genialidad y locura fueron confundidos. ¿Cuántos artistas, científicos y filósofos de todo el mundo fueron desmerecidos al enunciar una idea que a posteriori resultó brillante? De Copérnico a Ray Johnson, han sido miles los incomprendidos por sus congéneres. Y las risas que dieron la nota entre la audiencia durante la presentación del proyecto La ballena va llena, del colectivo artístico Estrella del Oriente, el jueves por la noche en el Centro Cultural Recoleta (Junín 1930), pujaron a Juan Capurro, Tata Cedrón, Marcelo Céspedes, Pedro Roth y Daniel Santoro más hacia el lado de una locura linda que al del reconocimiento por la indagación sobre el estatuto del Objeto de Arte. Es que, en resumen, la propuesta de la agrupación es hacer de hombres de carne y hueso obras artísticas aptas para ser exhibidas en los museos planetarios.
Pero eso no es lo más controversial del caso. ¿Cómo plantean realizar el Pasaje, como ellos lo denominan? Los migrantes, aquellas personas que por su voluntad acepten formar parte del proyecto, subirán a bordo del Espacio Transicional Migratorio Artístico de Homologación Institucional (Estramadhi), un gigantesco crucero de titanio con forma de ballena. Una vez en la nave, atravesarán diversas etapas de adaptación y entrenamiento, que concluirán con el “baño iniciático”. En una enorme réplica de mingitorio de Duchamp ubicada en la superficie del barco, los migrantes mojarán sus cuerpos en la fuente central y mágicamente se instituirán como obras de arte.
“La persona entra con una consciencia en sí: ‘yo quiero llegar al lugar del deseo’. Nosotros posibilitaremos que obtenga una conciencia para sí, se convierta en una obra de arte y pueda llegar al lugar que lo va a recibir. En ese proceso intervienen curadores, especialistas y los que llamamos maestros iniciados”, que son los integrantes del colectivo, los alquimistas del proyecto, explicó Capurro en el inicio de la conferencia realizada en el Centro de Documentación, Investigación y Publicaciones (CeDIP) del centro cultural. Así, la reestructuración del Estatuto será tanto individual como colectiva, objetivada en grupo y orgánica.
En el trajín del viaje marítimo, los migrantes serán quienes tengan la necesidad de desplazarse desde su lugar de origen (Sub-centro) al Centro para mejorar sus condiciones materiales de existencia. Incluso, la iniciativa prevé la firma de un contrato entre Estrella del Oriente y la Obra Transformada en Arte Representativo Homologado (Otarh). Dos de los puntos más llamativos que regirían la figura del devenido en objeto de arte son: en primer lugar, tras el ritual de Pasaje, la obra artística deberá elegirse un nombre, que deberá figurar en el pasaporte de la nación a la que arribe para mostrarse en un museo o fundación. “No vamos a admitir que se le ponga ‘Sin título’, porque eso daría lugar a una serie de problemas y además evidenciaría una falta de imaginación”, señaló Capurro. Por otro lado, el contrato subraya que la persona-arte deberá cobrar un sueldo no inferior al del director o curador a cargo del museo en que se exponga. “Consideramos que una obra de arte, por su importancia, no puede tener un sueldo inferior al de aquellos que dirigen el lugar”, evaluó.
Luego fue el turno de Roth que, ayudado por unas gigantografías con el detalle de la arquitectura de la ballena flotante, explicó los niveles de adaptación por los que el migrante deberá pasar. Algunos de los sitios que destacó de la nave fueron el Puente Warhol, “área de entrenamiento y adquisición de hábitos”, el domo de adaptación Simil Guggenheim y la manga de descenso de obras de arte, “la parte de atrás del mingitorio”.
Si bien el apoyo financiero obtenido hasta el momento no excede las promesas de instituciones de todo el mundo, los integrantes del colectivo no pierden la fe. Como explicó Santoro, el presupuesto del proyecto supera los 108 mil millones de dólares. Tarea difícil la que les espera, pues, para concretarlo, si es esa su intención y no, más sencillo pero no menos noble, revolver la discusión ontológica del Arte. En 1986, Carlos Sorín filmó La era del ñandú, un mediometraje que ponía en escena la presunta existencia de una droga extraída del plumífero de las pampas que posibilitaría extender la vida humana al menos un 50 por ciento. Se trataba, en realidad, de recuerdos y testimonios apócrifos, porque la finalidad del documental era poner en evidencia cómo el lenguaje audiovisual incide en los individuos al punto de hacerlos creer en un discurso inverosímil. Aquí pareciera repetirse la mecánica. La era de la ballena, que tiene hasta himno propio (una milonga interpretada por Cedrón y cuya letra corresponde al poema Lejos, de Federico Peralta Ramos) y página web (www.estrelladeloriente.com) de la cual se puede descargar la revista que explica el proyecto, sería la enorme fachada de una discusión inconclusa, también enorme.
Informe: Facundo Gari.
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