ENTREVISTA AL BAILARIN DE TANGO MIGUEL ANGEL ZOTTO
“Esta danza rompe el idioma”
Acaba de estrenar en el Teatro Lola Membrives Su historia, un espectáculo que él dirige, coreografió e interpreta y con el que más tarde seguirá de gira por Europa.
“Estás abrazado con una mujer. Se establece una coordinación, ella te sigue y su transpiración, su olor, su palpitación te lleva a un punto de excitación... Ella puede ser alemana, vos japonés, pero si bailamos toda la noche y coinciden todos nuestros sentidos, terminaremos haciendo el amor.” Así describe Miguel Angel Zotto el espíritu del tango, mientras baila con el lenguaje y la imaginación para definir a este género, sensual y explosivo, “capaz de romper la barrera del idioma”, que lo consagró como bailarín popular en la Argentina y en el exterior.
Zotto es un apasionado del dos por cuatro. Criado en un ambiente tanguero, entre milongas, comparsas y clubes de barrio (“una familia boquense, peronista y tanguera”, dice), desde 1988 baila profesionalmente junto a su compañía Tango x 2, que lleva desde entonces el folklore urbano porteño al mundo entero. En esta oportunidad, Zotto ha regresado al Teatro Lola Membrives (Corrientes 1280) para estrenar Su historia, espectáculo que se presentará (de miércoles a sábado a las 21.30 y los domingos a las 20.30) durante seis semanas antes de salir de gira por Roma, Milán y Londres. Acompañados por una orquesta en vivo bajo la dirección de Andrés Linetzky y los cantantes José Angel Trelles y María José Mentana, las siete parejas de baile interpretarán un compilado de más de 60 coreografías creadas por Zotto a lo largo de su carrera.
–¿Por qué Su historia? ¿Es la historia del tango, de la compañía, la suya...?
–Es la historia de la compañía. En Londres inauguré un teatro llamado El Pico, para un público que nos iba a ver asiduamente. El director del teatro me pidió que armara un espectáculo con todo lo que traje a Londres desde 1993. Yo dije: “Es imposible, si tengo más de 120 coreografías armadas”. Pero así fue como comencé a pensar cómo contar la historia de toda la gente que pasó por la compañía y también la mía, de cuando yo empecé a bailar. Para ello recopilé una gran cantidad de material fílmico y auditivo. Por ejemplo, una grabación de Petróleo que me contó la historia de los bailarines, allá por el ’85 cuando me compré una de las primeras máquinas grabadoras. Petróleo era un grande del tango, un bailarín amateur pero gran conocedor, que revolucionó en el ’38 la danza del tango. También estarán Finito, Copes, Virulazo, Pepito (Avellaneda), Antonio Todaro, todos mis maestros.
En esta oportunidad, las versiones coreográficas serán acompañadas por la voz de José Angel Trelles que, a modo de un ángel reo, invitará al público a hacer un recorrido por la historia de Zotto, que tiene todo el sabor al tango argentino. “Porque el tango es lo más parecido a la vida”, dice el bailador. Y por ello, afirma, se ha convertido en un boom en todo el mundo.
–¿Cómo cree que sucedió esto?
–En los ’60 desaparecen el romanticismo, los poetas, la cortesía a la mujer. Esta toma una independencia en la sociedad y un protagonismo, alejándose del protagonismo del hombre. Así se abandona la danza en pareja. Luego del swing y del rock and roll llega Travolta con este nuevo baile –la disco– y cada uno empieza a bailar cuando se le ocurre, bailan entre ellas y entre ellos. Recién en los ’80 empieza un recupero de lo auténtico. Acá nos pasó con el regreso de la democracia en el ’83: queríamos recuperar nuestras raíces. Recuperamos los autores nacionales en teatro y el tango. Esto sucedió gracias a Tango Argentino, que fue el grupo promotor de todo esto en el exterior, que hizo que pegara en Estados Unidos y vinieran grandes figuras de allá a vernos a nosotros. Por el éxito del tango en Broadway se volvió a poner de moda la danza de salón, en pareja. Y la mujer debió volver a ese tipo de contacto con el hombre: el hombre propone y la mujer dispone. En la danza, el hombre avanza y la mujer retrocede hasta que logran la coordinación y empiezan a jugar. Y allí ella también es protagonista, porque el ocho, que es el corazón del tango, lo hace la mujer. Lo cierto es que en países como Alemania, dondela mujer está más independizada, es en donde más pegó el tango, porque una vez que se lo prueba, uno quiere volver a la esencia.
Si bien Zotto y su compañía pasan mucho tiempo recorriendo el mundo –llevando a los lugares más recónditos espectáculos inspirados en esta expresión artística con profundas raíces en el espíritu local–, él siempre regresa a su ciudad natal, a la cual dice “necesitar para crear”.
–¿Buenos Aires es su fuente de inspiración?
–La mía y la de todos los tangueros. Hasta Gardel lo decía. Es la ciudad, las complicaciones, la crisis, lo que nos da la creatividad. Porque el tango tiene todo eso. Es acá donde seguimos sufriendo. Es acá donde los músicos y los bailarines juntaron de a poco su platita y después vino el corralito y se quedó con todo. Eso es el tango. Es directamente lo que nos pasa a los argentinos.
Informe: Alina Mazzaferro.