Lun 19.10.2009
espectaculos

TERMINó LA FERIA DEL LIBRO, DONDE LA ARGENTINA SERá INVITADA DE HONOR EN 2010

Relevo de postas en Frankfurt

Osvaldo Bayer leyó un fragmento de La Patagonia rebelde y Magdalena Faillace, presidente del Comité Organizador Argentino, recibió un rollo de madera envuelto en ocho acrílicos. En el fin de fiesta, el “saqueo” de ejemplares fue la norma.

› Por Silvina Friera

Desde Frankfurt

“We don’t sell books”, se lee en el stand argentino. Los libros no se venden en la Feria de Frankfurt. El negocio rumbea directo hacia la compra y venta de derechos, la renovación de contratos. Ni el objeto libro ni los escritores son el centro de este gran mercado mundial, lugar de citas y punto de encuentro del otoño europeo, que algunos despiden con nostalgia. El cartel está escrito a mano para evitar que la gente, con carritos, valijas y bolsos, se lleven los libros. En el último día de la 61ª edición de la Buchmesse, los periodistas del mundo y el público en general, que sólo puede visitar el predio el fin de semana, cumplen con el sueño de “saquear” los libros o comprarlos con rebajas de hasta un 50 por ciento. Algunos arrasan con parte del stand de Anagrama: Sebald, Kureishi, Kerouac, Calasso, Nothomb. Un joven de un stand vecino “amenaza” con avisarles a las chicas de la editorial que “están robando”, tal vez para detener la sangría. Al menos lo consigue por un rato. Pero el joven sonríe como si comprendiera la adrenalina que genera “robar” libros, un delito simpático en el mundillo de los escritores, que los editores “convalidan” al dejarlos ahí, al alcance de la mano, como si los abandonaran.

La madre de todas las ferias terminó con el relevo de postas, la ceremonia en que China traspasó a la Argentina la condición de país invitado de honor para el 2010. Ante un numeroso auditorio, Osvaldo Bayer, que estuvo exiliado en Alemania entre 1977 y 1983, subrayó “las fantasías de la realidad”. Antes de leer un capítulo de su emblemático La Patagonia rebelde (1974) aclaró: “No voy a leer literatura, sino algo que realmente sucedió en la lejana Patagonia de 1921, donde los peones rurales hicieron huelga, fueron reprimidos por el Ejército y hubo 1500 fusilados. Esta lectura es un homenaje a los seres más humillados de nuestra sociedad”. El escritor, historiador y periodista leyó un capítulo de su exhaustiva investigación en el que los soldados fusiladores quieren contratar los servicios de las prostitutas de San Julián, después de haber pasado largo tiempo entre hombres. Pero las cinco “pupilas” del prostíbulo La Catalana se niegan a recibir a los uniformados al grito de “con asesinos no nos acostamos”. Después llegaron las preguntas, que Bayer respondió con esa estatura moral que lo caracteriza. “La literatura no trata de hacer una historia moral y ética del país. Pero ojalá que las lecturas de los libros nos ayuden a profundizar la democracia y a terminar con la violencia para siempre. Mientras tengamos miles de personas viviendo en villas miseria, no tendremos una verdadera democracia. Aumentar la democracia no es otra cosa que aumentar la verdadera justicia.”

El director de la Feria, Juergen Boos, le entregó a Magdalena Faillace, presidenta del Comité Organizador Argentino (Cofra), un rollo de madera envuelto en ocho acrílicos. “Creo en la palabra escrita”, dijo la presidenta del Cofra para contraponer la perspectiva “angustiada” de Borges sobre la condición humana que se refleja en “La Biblioteca de Babel”. Faillace admitió que está de acuerdo con el análisis que Bayer hizo de la Argentina de 1921 y la del presente. “Hay pobres, pero también hay una gran riqueza cultural”, matizó. “Esta feria hace muchísimo más que la Unesco para mejorar el diálogo intercultural. Los libros son la expresión de la libertad de los pueblos, los que triunfan sobre la muerte. Si acepto esta llama olímpica es porque estoy segura de que su fuego no se apagará.”

Como todos los años, la Feria cerró con la entrega del Premio de la Paz de los Libreros Alemanes, que esta vez se llevó Claudio Magris. Este escritor es considerado el creador del concepto político “Mitteleuropa”, una Europa Central con predominio alemán. “No mirar a la cara a la guerra es uno de los peligros para la paz”, planteó el autor de El Danubio y advirtió que, disgregada en muchos conflictos invisibles, la Tercera Guerra Mundial sí tuvo lugar, aunque Europa no la haya vivido. “Tras 1945, las guerras en el mundo produjeron cerca de 20 millones de muertos que, a diferencia de los muertos de la Segunda Guerra Mundial, siguen siendo desconocidos y han caído en un olvido brutal”, reflexionó el escritor en su discurso. “Todo se conjura para hacernos creer en la fatalidad de la guerra, a la que tenemos que sumarnos resignados. No es coincidencia que la literatura occidental comience con un gran poema guerrero, La Ilíada, y que textos sagrados como el Mahabarata y en parte también el Antiguo Testamento sean libros sobre la guerra.”

El agente literario Guillermo Schavelzon le dijo a Página/12 que Herta Müller es un Premio Nobel de “baja expectativa”. Asombra que la última novela de la escritora rumano-alemana, Atemschaukel, aún no tenga un editor en español, aunque hay cuatro candidatos que se la disputan: dos grandes grupos y dos editoriales más pequeñas. Es probable que la puja la gane Siruela, que ya ha publicado dos libros de Müller. Se dice que los agentes prefieren apostar por editores sólidos que mantengan a un autor más allá de la coyuntura mediática de un premio como el Nobel de Literatura. Un breve repaso por la literatura argentina que se está publicando en Alemania en los últimos años permite confirmar una presencia “sostenida” por un puñado de editoriales como Suhrkamp, que ha publicado El juguete rabioso, de Roberto Arlt, prologado por Juan Carlos Onetti; clásicos del siglo XIX, como el Facundo, de Sarmiento, traducido por Berthold Zilly y publicado por primera vez en Alemania en la legendaria colección “Die andere Bibliotek”, fundada por el poeta y ensayista Hans Magnus Enzensberger; y un popurrí de autores integrado por Elsa Osorio, César Aira, Martín Kohan, Pablo Ramos, Samanta Schweblin, Washington Cucurto, Sergio Olguín y Fabián Casas, entre otros, al que se sumarán Carlos Busqued, con Bajo este sol tremendo (que será publicada por la editorial Antje Kunstmann), y Alan Pauls, con El pasado (por Klett).

El sábado por la noche fue el epílogo de esta fiesta equivalente al Festival de Cine de Cannes en el tradicional Frankfurter Hof. La flor y nata de la edición desfiló por ese aristocrático hotel. Con música en vivo y en directo, un pianista con un aire a Daniel Barenboim, Jorge Herralde confirmó que compró los derechos para traducir Des hommes, de Laurent Mauvignier, una novela sobre la guerra de Argel. Ya no son los tiempos de hacer “la gran Tom Wolfe”, cuando el emblemático autor del “nuevo periodismo” se granjeó, junto al repudio de los editores que lo consideraron un “traidor”, cerca de 10 millones de dólares cuando aún no había escrito una frase de su libro. En estos tiempos, en cambio, la Argentina se prepara para ser la protagonista de la principal vidriera mundial de la edición. Pero para eso todavía falta un año.

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