Desde ayer a las 13 hora local, Roman Polanski está en su residencia alpina. Es la primera vez en la historia de Suiza que un detenido con demanda de extradición porta un brazalete electrónico. Las autoridades del Ministerio de Justicia informaron que el aparato ya fue activado y que dará alerta “en caso de tentativa de fuga” o si el director intenta retirarlo de su tobillo. Tras diez semanas en la cárcel, tendrá libertad de movimiento sólo dentro de los 1800 metros cuadrados de su casa. Podrá recibir todas las visitas que desee e incluso alojarlas, así como también realizar llamadas telefónicas y mantener correspondencia electrónica sin límites. Polanski se comprometió a no salir “en ningún momento” de su propiedad de Gstaad. Estará a la espera de que las autoridades de Suiza decidan si aprueban o no la demanda de extradición de Estados Unidos, donde el cineasta tiene pendiente desde 1978 un proceso judicial por haber mantenido relaciones sexuales con una menor.
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