Jueves, 15 de abril de 2010 | Hoy
COMPETENCIA INTERNACIONAL
Por Horacio Bernades
Una película estadounidense que da la sensación de tener una respiración propia y un documental argentino, de los del tipo “sinfonías urbanas”, conforman el menú que por estos días sirve la Selección Oficial Internacional del 12º Bafici. Verano plomazo es la traducción que el catálogo del festival da a Bummer Summer, ópera prima del jovencísimo Zach Weintraub. Por suerte la película no hace el más mínimo honor al título, seguramente porque más que “plomazo”, bummer significa “vagoneta”. Vagoneta sí, porque es verano y los protagonistas se dedican a disfrutar de él, haciendo toda la fiaca posible. Pero no son apáticos profesionales sino más bien fiacas circunstanciales, lo cual aleja a la película del género conocido como slacker movies. Por su parte, en Centro, el porteño Sebastián Martínez aplica a la zona de Lavalle y Florida el tipo de observación –neutra, enumerativa, acompasada– que identifica a la variante de documentales que, a partir de la fundacional Berlín, sinfonía de una ciudad (W. Ruttman, 1927), se conocen con el nombre de “sinfonías urbanas”. Ambas permiten a la sección de cabecera del Bafici encarar con la frente alta sus últimos tramos.
Filmada en un prístino blanco y negro de alta definición, Bummer Summer tiene una sencillez que puede llevar a pensar que podrían hacerse ocho mil películas así. Y si se filmaran habría que ir a verlas todas. Todo lo que sucede en la ópera prima de Zach Weintraub, estrenada en el Bafici antes que en su país, es que un muchacho de veintipico llamado Ben (el propio Weintraub) vuelve de un viaje y se junta con Isaac, su hermano de 17. Este está saliendo con una chica, de la que se separa al mismo tiempo que Ben reencuentra a una antigua novia, Lila (la luminosa Maya Wood). Ben y Lila se van por unos días a hacer un viajecito por las inmediaciones (todo sucede en una inidentificada zona rural), invitan a Isaac y éste se les suma. Eso es todo. Sin embargo en Bummer Summer no hay lugar para el vacío, el tedio, la nada. La clave es la empatía entre cámara y personajes. Salvo un travelling de acompañamiento, todos los planos son fijos. Pero no se perciben como tales, porque más que producto de un sistema estético impuesto a los personajes (como suele suceder con incómoda frecuencia en el cine argentino), cada plano parece estar a su servicio, acompañándolos, observándolos, participando de sus juegos de verano. Bummer Summer, que junto a Putty Hill y Go Get Some Rosemary completan una muy buena cosecha indie en la sección principal del Bafici, es la clase de película en la que dan ganas de estar.
Documental de observación, también Centro logra establecer una empatía con aquello que filma, a diferencia de exponentes más abúlicos del género. Coproducida con capitales españoles y alemanes, auspiciada por el Incaa y el Fondo Metropolitano de las Artes y las Ciencias, la película de Martínez (de quien hace un par de años se había estrenado París Marsella, reconstrucción de un famoso viaje en auto de Cortázar y su mujer) pone ojos y oídos a lo que el porteño conoce tan bien que finalmente no conoce: el radio que tiene por centro la esquina de Lavalle y Florida. Centro fue rodada a lo largo de un año y esforzadamente editada por la especialista Alejandra Almirón. A efectos narrativos, está organizada en dos jornadas, una de otoño y la otra de verano. Martínez filma todo lo que la zona ofrece para ver, desde los cines y templos evangélicos de la calle Lavalle hasta bancos, casas de cambio, negocios, vendedores ambulantes y el más largo etcétera que pueda imaginarse.
El riesgo de esta clase de documentales es que lo enumerativo devenga indiferenciado y deje, por lo tanto, indiferente. Martínez sortea el riesgo, introduciendo el factor humano y hasta humorístico (alguna conversación al paso, algún personaje curioso, la “cura” callejera de un evangelista a un enfermo que jamás se lo pidió), a la vez que logra hallar espacios de enorme poderío dramático. Sobre todo, los enormes salones vacíos de lo que alguna vez fue Harrods y ahora luce como zona de despojos, una tierra baldía en pleno centro, una cifra del descuido y el olvido nacionales.
* Bummer Summer se verá hoy a las 18 y el sábado a las 18.45, en ambos casos en el Hoyts 9. Centro, hoy a las 16.45 y el domingo a las 12.15, en el Hoyts 8.
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