La presentación del libro Mi Verdad, de la Revolución Cubana al desencanto: la historia de una luchadora, de Hila Molina, médica disidente de la revolución cubana, había comenzado a las 20.30 en la sala Jorge Luis Borges de la Feria del Libro. A la hora de iniciarse el acto del libro de Editorial Planeta, Hilda Molina se ubicó en la larga mesa junto con la ex modelo y entrevistadora Mariana Arias. Los temas: el punto de inflexión en la Ciren, el reencuentro con su hijo, sus nietos. Entre preguntas y respuestas, Arias había tenido que “frenar” a algunos de los presentes en la sala, ansiosos por iniciar las pregunta. Se invitó a Laura Cambra, editora del libro, a Eduardo Vázquez y a monseñor Monte a participar del panel. A los pocos minutos mientras hablaba el religioso y luego del intento de hacerle preguntas a Molina, se escuchó el primer grito dirigido a Hilda Molina desde la mitad de la sala: “A vos te paga la Embajada de Estados Unidos”. Otros gritos comenzaron a escucharse: “Hablá de quién te banca”. En tanto, la confusión y los grupos diseminados por la sala comenzaban a moverse y todo el público presente a pararse y los gritos venían prácticamente desde todos los sectores. Esto incluía el escenario, donde Mariana Arias gritaba. “Esta es su presentación, ella tuvo los huevos de escribir un libro, no vos”, le respondía a un joven que a su vez le cantaba: “¡Cuba sí, yanquis no!”. Los pasillos de la sala estaban colmados de público, por donde se abrieron paso los guardias de seguridad que, desde el escenario y los pasillos, miraban en alerta la situación. “¿Qué opina de Posadas Carrile?”, le preguntaba a la médica otro grupo. “Cuba, Cuba, Cuba, el pueblo te saluda”, cantaba más de la mitad de la sala, entre los que no sólo había jóvenes sino señores que peinaban canas y señoras con años marcados en la piel. Los guardias que estaban en el escenario le sugerían a Hilda Molina que se retirara, pero ella se negaba. Mientras, una lluvia de volantes inundaba la sala, firmados por el “Movimiento Argentino de Solidaridad con Cuba”. Entre tumultos, insultos y guardias, una voz de la organización se acercó al micrófono del escenario: “Damos por concluido el acto”.