Lunes, 10 de mayo de 2010 | Hoy
PRESENTACIóN DE EL LIBRO NEGRO DEL BICENTENARIO
El generoso volumen escrito y editado por Barcelona relata la historia argentina desde el prisma corrosivo que caracteriza a la revista. “Este es un libro que investiga nuestra capacidad de reírnos de nosotros mismos y la posibilidad de reírse de todo”, dijo Víctor Hugo.
Por Facundo García
Los miembros de la revista Barcelona habrían presentado recientemente El libro negro del bicentenario, un recorrido por los doscientos años de esa publicación. Según fuentes confiables, participaron del evento los fundadores Pablo Marchetti, Ingrid Beck y Mariano Lucano; a quienes se sumaron Víctor Hugo Morales, Eduardo Aliverti y Claudia Acuña como invitados especiales. Dicen que fue el sábado, en la Feria del Libro, durante una charla que se vivió como festejo colectivo. Porque aunque muchos creían que el proyecto duraría sólo un par de meses, las plumas más ácidas del periodismo argentino siguen ahí, publicando a diestra y siniestra. La imagen de la fila de lectores esperando para entrar a la sala José Hernández fue elocuente: los barceloneros ya no están solos. Es más, habrían empezado a reproducirse a un ritmo exponencial. Tiemblan los “periodistas independientes” (y esta vez no es una operación de marketing).
Según Marchetti, Barcelona salió a la calle por primera vez el 24 de mayo de 1810, “diseñada para ser un órgano de difusión del cisnerismo y bajo el lema ‘firme junto al Virrey’”. “Tras el cambio de gobierno –siguió el posperiodista– la línea editorial viró rápidamente al primerajuntismo, y a partir de ahí comenzó una historia permanente de genuflexión, de chupada de medias al poder y de dádivas que hizo que pasáramos de un humilde ranchito a la Torre de la Democracia de Dubai, donde funcionamos hoy. Siempre de rodillas, pero con las rodillas limpias.”
Luego de varias idas y vueltas, El libro negro... surge como otro avance en una cadena de experimentos más que interesantes. Tras el volumen de Ucronías Argentinas, la ópera-cumbia Mueva la Patria, el lanzamiento de Editorial Antilibros y el inicio del programa Radio Barcelona (sábados de 12 a 13 por AM 870), Beck, Marchetti, Lucano, Riera y el resto de la tribu se abocaron a darles forma a estas ciento sesenta paginazas. Paginazas, sí, porque aparte de estar bien escritas son tan enormes como el tamaño de un libro lo puede permitir. En cada hoja de 34x28 centímetros se muestra cómo hubiera reaccionado Barcelona ante diferentes circunstancias. “Despenalízase la aspirina”, se lee en un ejemplar de 1853. En otro, de 1946, se señala que “el gobierno popular busca dar mayor instrucción a los pollos” a través de un nuevo inspector, Jorge Luis Borges, que habría sido removido en su puesto de bibliotecario porque tenerlo allí “era una obviedad”.
De esa manera se van repasando hechos desde el prisma corrosivo que se ha convertido en ADN del grupo. La impresión es que estos renegaos de la prensa no tienen límite: en un número del 8 de agosto de 1952 informan sobre el estado de Evita declarando que “la entrada a la inmortalidad de la Sra. Eva Perón confirma que no habríase producido deceso alguno”. Asimismo, el lector puede disfrutar de los colaboradores de lujo que ha tenido la redacción. Como Mark David Chapman, el especialista que luego de su experiencia con Lennon analizó los atentados contra Ronald Reagan y Juan Pablo II. Las citas podrían seguir hasta el vértigo, y siempre despertarían la alegría que surge cuando uno se anima a pensar desde una inteligencia que no se deja embaucar por nadie.
Por eso el sábado las corporaciones recibieron para que tengan. “Habíamos invitado a Felipe Pigna, el único representante de Clarín que iba a estar en esta mesa. Pero no lo dejaron venir, una lástima”, espetó Marchetti antes de cederle la palabra a Claudia Acuña (“una quebrada de los multimedios” según rotuló en broma Beck). Acuña –que actualmente trabaja en www.lavaca.org y en la revista Mu– optó por hacer un “juicio ético” al staff, en la línea del que se concretó hace unos días evaluando el rol de los comunicadores durante la última dictadura. “Mi hipótesis es que hay un grupo de personas que quiere debilitar la máquina de formación de opinión a la que por tradición llamamos medios masivos. No necesito más que un ejemplo”, dijo, y levantó una tapa emblemática en la que se ve el logo de Clarín y el título “murió” escrito en letras catástrofe. “Si existiera en este país un solo empresario periodístico preocupado por recuperar lo que perdió en estos años –estimó la oradora– sentaría en la dirección de su diario a Ingrid Beck, contrataría como columnista político a Pablo Marchetti, le daría cultura y sociedad a Daniel Riera, consagraría director de arte a Mariano Lucano y repartiría el resto de las responsabilidades entre el resto de este dream team.”
¿Pero es periodismo lo de Barcelona? Cualquiera que invoque a los iniciadores del oficio –al astuto Jonathan Swift, por ejemplo– sabrá que sí. La fantasía puede servir para desnudar verdades, y Víctor Hugo rescató el valor de esa estrategia. “Después de mis éxitos como presentador, tenía la ilusión de que me convocaran para referirme a una verdadera obra de investigación como ésta”, pinchó, despertando una cerrada ovación. “Y efectivamente, éste es un libro que investiga nuestra capacidad de reírnos de nosotros mismos y la posibilidad de reírse de todo”, agregó. Dado que Beck lo había presentado como “el locutor oficialista que se hizo famoso por haber llamado ‘pelotudo cósmico’ a Luis Majul”, Morales recogió el guante y reaccionó. “Miren, cuando Clarín me llama ‘locutor oficialista’ me está haciendo mucho bien, porque me ayuda a darme cuenta de cuánta razón tuve al haber tomado distancia de ellos, que son la mafia en estado puro dentro del mundo de las publicaciones. Para mí es mucho más fuerte el halago de no haberme encontrado nunca burlado por Barcelona”, subrayó. Tras aclarar que para él el Gobierno tiene muchísimas cosas criticables, el invitado matizó observando que hay “un supuesto periodismo serio que está fracasando, y que nos presenta una versión sesgada de los hechos”. “Esta dictadura de los medios –resumió– se parece a la que generaron los gobiernos militares de los setenta, por lo que hoy Barcelona equivale, según mi criterio, a la bocanada de aire fresco que era Humor.”
Aliverti tampoco se guardó cartuchos. “Este libro es un manual, una lección de historia desde la invitación a la duda. Me ilusiono imaginando que algún docente pueda construir en clase otro discurso sobre el pasado usando estos textos”, afirmó el conductor de Marca de Radio, que no dejó de elogiar la “actitud siempre disruptiva” de los autores. “Esto, que empezó como un arma de combate irónico por parte de trabajadores rajados de La Maga y de Clarín, fue adoptado como voz propia por una parte significativa de esta sociedad. Entonces lo que cuenta no es cuánto está tirando Barcelona ni qué tan numerosas son las ediciones de sus libros. Lo importante es que sus ideas están en los quioscos, y que el ‘Murió Clarín’ o el ‘Cuiqui’ de esta semana hacen que la gente se pare a leer en los subtes y en las estaciones de tren”, expresó. Para el columnista de Página/12, el fenómeno tiene doble mérito, al generar reflexiones críticas “a partir de algo que armaron ocho tipos que se cagaron en todo y demostraron que se puede”. “En consecuencia, es bueno que estemos acá con ellos. Los que se ubican del otro lado no pueden ni acercárseles, porque saben que estos locos son lo más independiente que hay. Son la vanguardia, y dejarán de serlo –cosa que no creo que pase– el día en que ya no se animen a joder con todos”, sintetizó.
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