Una de las características que definen a LDD es la capacidad para “envejecer bien”. Asimismo, hay un detalle que está ganando importancia en esta era de moda vintage y miradas retro. El lenguaje, la ropa, los autos, la arquitectura y hasta la gestualidad de la emisión estaban cargados con el hálito del siglo XX. Quizá sólo ahora, desde este otro punto cronológico, empiece a verse el atractivo profundo de aquel universo irremediablemente perdido, por el que pululan actores que en la mayoría de los casos ya están muertos. Hasta dan ganas de sumergirse un rato en esos climas. A lo mejor basta con cerrar los ojos y dejarse llevar por la musiquita que marcó la niñez de tantos.

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