Además de novelas y cuentos, Julio Cortázar se dedicó con intensidad a la escritura de una enorme cantidad de cartas, un conjunto que equivale a esa autobiografía que nunca intentó. En el flamante Carta a los Jonquières, publicado por Alfaguara, aparecen las que envió al pintor y poeta Eduardo Jonquières, a quien lo unieron cincuenta años de amistad. El escritor se permite aquí confidencias, consejos, discrepancias: son aproximaciones al Cortázar más secreto. El lector descubrirá aquí las alternativas del alejamiento de Buenos Aires, las estrecheces de sus primeros años en París, el nacimiento de los cronopios, los problemas en la traducción de la prosa de Poe y los viajes por todo el mundo.