OPINIóN
› Por Mempo Giardinelli
Bueno, ahora me toca, pero no para el debate sino como hecho consumado: acabo de ser desinvitado a la Feria del Libro de Formosa, seguramente a causa de las “peligrosas ideas” que escribí en este diario semanas atrás.
Hace más de un mes, fui invitado a participar de la Feria del Libro de Formosa por la Fundación OSDE. Con las autoridades locales de dicha institución acordamos mi presencia para el próximo jueves 9 de junio, y el tema de mi conferencia iba a girar –como en casi todos los sitios donde me invitan– en torno de la literatura y la lectura como formadoras de ciudadanía.
Como en todos los casos, envié mis datos biográficos, una foto para los afiches publicitarios de la charla, que sería seguida de un diálogo abierto, y aparté la fecha en mi agenda.
Fueron pasando los días, y debido a los artículos que escribí en este diario proponiendo la conversión de la Estancia La Fidelidad en un gran Parque Nacional chaco-formoseño (contratapa del 20 de abril) y luego pidiendo que el gobierno nacional dialogara y resolviera la cuestión de la represión a los qom de Formosa (contratapa del 30 de abril), envié un mail a la gerencia de OSDE en esa provincia, con fecha de 2 de mayo, en estos términos:
“Breves líneas para comentarles, respecto de mi visita a vuestra feria del libro el próximo 9 de junio, que yo preferiría no tener contacto alguno con el gobierno provincial. OSDE es una institución seria y respetable, y con trayectoria, y por ustedes iré a Formosa con mucho gusto. Y hablaré de lo convenido: literatura y lectura. Pero no quisiera tener encuentro alguno con ningún funcionario provincial. Respecto de los medios, atenderé a quienes se presenten en la feria y referido a la feria y el auspicio de OSDE. Pero no daré entrevistas, ni iré a programas de TV ni radios, etc... Me parece importante y leal que ustedes sepan esto desde ahora, para que no haya confusiones después. Y por supuesto, y con toda confianza, si esta decisión mía motivara un cambio en vuestra programación, les ruego que se sientan en absoluta confianza para cancelar mi presencia. No me ofenderé si es así.”
Seguramente en base a ese juego limpio que les propuse, este sábado que pasó la gerente de OSDE en Formosa me llamó por teléfono y con voz muy compungida me dijo que habían decidido cancelar no sólo mi presencia, sino la de dicha institución en la Feria del Libro.
No es mi estilo el escándalo, de manera que acepté la cancelación y les aseguré que si OSDE se retiraba de la feria yo no tenía nada que alegar. Pero me permití aclararles que si acaso OSDE participaba igualmente de la feria, y entonces la desinvitación era sólo a mí, en ese caso me disgustaría mucho y haría público este episodio.
Ayer, domingo, varias personas amigas, de esa provincia, por mail y por teléfono, me preguntaron qué sucedió porque –pueblo chico, infierno grande– en Formosa ya se divulgó la desinvitación de que he sido objeto.
Y todos coinciden en que no se trata de una decisión de la entidad que me invitó, sino que el responsable de la medida sería un señor llamado Antonio Alfredo Jara, quien según el portal oficial de esa provincia se desempeña como subsecretario de Cultura. Según me aseguran fuentes para mí insospechables, cuyas identidades debo preservar, habría sido él quien pidió expresamente que se me desinvitara.
Por eso escribo esta nota. Porque lejos de mí toda comparación con un grande como Mario Vargas Llosa, pero salvadas las distancias el caso tiene algunas semejanzas aunque también claras diferencias: porque en el caso del Nobel peruano no hubo desinvitación alguna, y todo acabó en estúpidos intentos de condenar al director de nuestra Biblioteca Nacional. De hecho, cuando MVLl habló en la feria no pasó absolutamente nada, con lo que incluso su victimización resultó absurda y desubicada.
En cambio, aquí y ahora sí hay una desinvitación, y la responsabilidad es oficial. Lo que denota un atraso de más de 30 años en el gobierno de Formosa, o al menos en un funcionario del área de Cultura, lo que es más ominoso, y patético.
Esta desinvitación no sólo me ofende a mí, y a una institución prestigiosa como OSDE, sino al pueblo de Formosa, que aunque vote y sostenga mayoritariamente a un gobierno de impronta medieval, es el verdaderamente censurado.
Esta desinvitación me reafirma en por lo menos tres ideas: la impunidad de estos Torquemadas sigue clausurando la libertad de expresión en algunas provincias argentinas; el miedo impera todavía en una porción del país donde sus propios intelectuales no se atreven a expresarse libremente y es inexplicable que el régimen feudal formoseño siga siendo favorecido con el silencio del gobierno nacional.
Claro que también me gustaría saber qué opinan muchos de los que se espantaron ante la debatida y felizmente nunca concretada posibilidad de desinvitar a Vargas Llosa a la feria porteña.
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