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Jueves, 13 de octubre de 2011

FITO PáEZ, PROTAGONISTA DE DOS NOCHES INOLVIDABLES EN EL TEATRO GRAN REX

Sensación de una magia irrepetible

El concierto estaba anunciado como “piano solo”, pero Fito estuvo bien lejos de estar solo. Charly García fue su gran aliado en un desfile de invitados que, sin embargo, no le quitó protagonismo a lo verdaderamente importante: las canciones.

 Por Karina Micheletto

Muchas cosas pasaron en este Gran Rex repleto para hacer de esta, que iba a ser la noche de Fito Páez solo al piano pero que terminó siendo la de muchos, una noche memorable. Para empezar, un Charly García iluminado y feliz, que oficia de presentador, pero que luego vuelve, transforma su participación en una fiesta íntima y pública a la vez y pone su broche agradeciendo de cara al público: “¡¡¡Me dan asco!!!”. Para seguir, invitados como Chaqueño Palavecino, cuya presencia, lejos de ser disruptiva o exótica, deviene reveladora. Para darle un marco total a la cuestión, un repertorio de grandes gemas inalterables y la respuesta contagiosa de un público heterogéneo, una forma de fidelidad sostenida en el tiempo. Y también, por qué no, después de la famosa columna del asco en este diario, y todo lo que destapó, una celebratoria forma del aguante.

Fito Páez propuso estos conciertos al piano solo, pero si de alguna manera no estuvo, fue solo. Es que, además de una cantidad de invitados que responden a diversas coordenadas musicales, cierta emoción colectiva rodeó el martes su concierto, que por momentos tuvo el agite desbordado de cancha, al tiempo que la cercanía del teatro: el acceso a la intimidad de escenas como las que rodearon la presencia de García, afable y dispuesto a los abrazos y picos con Páez, por ejemplo. O un Fito que se permitió bromear con sus propias canciones, jugar al piano, colar saludo a la hija. Cualquiera de ésta podría haber sido la postal casera de una juntada de amigos, pero a la vez quedaba claro que se trataba de un show pensado al detalle en su estructura. Y si es posible que un artista logre moldear a su público a partir de su propia obra –elegir con quién dialogar, a quién cantarle, más allá de los vaivenes de la fama– es seguro que el de esta noche se acerca bastante a ese público ideal.

El comienzo es con “Desarma y sangra”, Páez al piano, una fila de cuerdas y un García que estira la incógnita de espaldas, alta su figura, brillante y violeta su saco, las luces sobre él. “¡Damas y caballeros, Fito Páez!”, presenta al anfitrión después del tema de Seru Giran, pero pronto queda cedido el protagonismo. “Me gusta más la gente viva que muerta. Se me ocurrió cantarle a Charly, como lo haría en el living de mi casa. Los homenajes los quiero en vida”, dice el rosarino, por si hace falta. Vuelve García y después de Seru llega Sui Generis en “Confesiones de invierno” y en “Estación”, y llegan “Tuve tu amor” y “No soy un extraño” y “Promesas sobre el bidet” y “Canción de 2 x 3”, y Charly y Fito abrazados tocando el piano, y el recuerdo de PorSuiGieco en “El fantasma de Canterville”, ya como en guitarreada, y la yapa es “Los dinosaurios”.

El primer set de temas de Páez fue una suerte de manifiesto en fragmentos de canciones: “Dale alegría a mi corazón”, “She’s mine”, de Circo Beat, aquellos de “cerca, Rosario siempre estuvo cerca”, y “nadie puede, y nadie debe, vivir sin amor”. Sonaron también “11 y 6”, “Al lado del camino”, “Ciudad de pobres corazones”, “Un vestido y un amor”, “Dos días en la vida”. Entre los invitados, Fabiana Cantilo puso en su voz “Cable a tierra” y un tema inédito, el cada vez más presente Lisandro Aristimuño hizo suya “Ambar violeta”, Leo Sujatovich se sumó al piano para un tema de su próximo proyecto con Páez –“El breve instante en que no estás”, de Pablo Milanés, que formará parte del disco Canciones para aliens–, en el bis los ascendentes Onda Vaga recibieron el aventón de Páez cantando su hit “Mambeado”, y compartieron “Sasha, Sissí y el círculo de baba”, que forma parte del repertorio del grupo.

Para el concierto de anoche, se sumaron otros invitados como Teresa Parodi, Liliana Herrero y Hugo Fattorusso, que podrían pensarse “de otro palo”, pero comparten cierto rango estilístico. Lo verdaderamente sorprendente, el martes, fue presenciar la llegada de quien fue presentado como “un hombre de la ruta, como yo”, y que apareció con su bandoneonista y sus guitarristas y sus bombachas y su sombrero de ala ancha: Chaqueño Palavecino. Ahí nomás el hombre del Chaco salteño avanzó, en su estilo fuerte y rápido y con Páez al piano, e instaló la zamba “Balderrama”. Lo que a priori puede sonar como un cruce improbable, un juego de exotismos en todo caso, merece volver a presentarse para saber de sus posibilidades. Ya habían pasado “Tumbas de la gloria”, “Mariposa Technicolor”, ya había pasado “Dale alegría a mi corazón” a capella, con un extraño silencio envolviendo al teatro. Ya había pasado un largo rato con la insistencia del público para un bis del bis, cuando la gente empezó a subirse a las butacas y a entonar una y otra vez el “Dale alegría...”. Y al final volvió Páez, cantó “A rodar mi vida” y todos revolearon los pulóveres, recordando juventudes unos, atravesándolas otros. “Gracias, che. Fue una noche de esas mágicas, irrepetibles, que se guardan para siempre en el corazón, ¡en serio!”, cerró Páez. Fueron muchos los que se fueron con esa misma sensación.

10-FITO PAEZ

Fito Páez: Piano y voz.

Invitados: Charly García, Chaqueño Palavecino, Fabiana Cantilo, Lisandro Aristimuño, Juan Absatz, Diego Olivero, Carlos Vandera, Leo Sujatovich, Onda Vaga.

Duración: 120 minutos.

Público: 6600 personas en total.

11 y 12 de octubre, Teatro Gran Rex.

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Charly y Fito intercambiaron canciones de todas las épocas, compartiendo la escena a puro disfrute.
 
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