AVANT GARDE PRESENTA SU DISCO DEBUT ESTA NOCHE EN LA PLATA
Quique Sinesi, Horacio “Mono” Hurtado, Facundo Barreyra y Walter Castro conjugan tango nuevo, jazz e improvisación.
› Por Cristian Vitale
Las tendencias musicales del grupo están directamente asociadas a su tiempo: parten del tango nuevo, juegan al jazz y devienen en una improvisación absolutamente free. Es lógico que se llame Avant Garde. Y es natural que lo integren cuatro músicos que hacen de la libertad estética una forma tangible de ser: Quique Sinesi, el guitarrista de los mil giros geográficos y estéticos; el experimentado contrabajista Horacio “Mono” Hurtado; Facundo Barreyra en batería y Walter Castro, improvisador nato del bandoneón. “La idea, desde el inicio, fue hacer tango nuevo y agregarle el elemento de la improvisación. Piazzolla fue el punto de partida y desde ahí nos lanzamos a un más allá mágico y suelto”, explica el Mono, con el cuarteto a punto de presentar su único disco a la fecha (Avant Garde Buenos Aires) esta noche en Ciudad Vieja (17 y 71, La Plata). “No queríamos que figure la palabra tango en ningún lado, y entonces la cambiamos por Buenos Aires, que no es lo mismo pero parece”, se ríe Barreyra. “La verdad es que no es el género que nos define. Ningún género, en general, nos define. La idea es irnos más allá de la armonía o tocar sobre otras armonías”, completa el percusionista, buscando una forma posible de explicar el disco.
Un disco poblado de trece piezas instrumentales, en su mayoría compuestas por Sinesi, con la excepción de “Revirado”, genial lado B de Astor Piazzolla; “Intro Berliner Tanguísimo II”, de Barreyra; “Intro Berliner Tanguísimo IV”, de Hurtado; e “Impro for Vitto”, firmada por los cuatro. “Es un disco para sentarse a escuchar, no lo podés escuchar al paso. Tenés que frenar y tener silencio, algo que para mí implica mucho, porque se enfrenta la locura de una ciudad como Buenos Aires, donde para hablar tenés que estar a los gritos”, esboza Barreyra, en otra panorámica sobre el trabajo. Mientras, Sinesi busca un ejemplo específico de tal impronta sosegada, en uno de los temas salidos de su pluma: “Hojas de abril”. “Es un aire de zamba que compuse en Alemania, más precisamente en la ciudad de Colonia, mientras observaba las hojas que caían desde una ventana. Estando lejos es cuando más vienen los recuerdos y uno valora los hechos más simples de la naturaleza y, de alguna manera, se siente más cerca de su raíz.”
–¿Qué son los “Berliner Tanguísimos” que aparecen divididos en cuatro partes a lo largo del disco, como si fuera una suite salpicada que, hacia el final, parece conformar la matriz estética del trabajo?
Quique Sinesi: –Durante muchos años viví en Berlín y en un momento se dio la oportunidad de tocar junto a un músico muy admirado por mí, el saxofonista Charlie Mariano. Para esta oportunidad compuse esa especie de suite que usted menciona, dividida en cuatro partes. Años más tarde, cuando nos reunimos a tocar con Avant Garde, sentí que esta música podría funcionar muy bien para tocar con el cuarteto incorporando una introducción libre de cada uno de los integrantes a cada parte.
Mono Hurtado: –Tal vez sea una buena forma de explicar un disco muy difícil de explicar (risas).
–¿“Entre sueños” podría ser otra? Es una milonga clara y participada...
Q. S.: –Sí, un aire de milonga que compuse hace muchos años para tocar con bandoneón y estaba seguro de que podría funcionar muy bien con el aporte del Mono y de Facundo. Es una simple melodía con ritmo de milonga sureña con armonías abiertas que, en la música que estamos tocando, siempre abre un espacio para la creatividad espontánea.
La (pre)historia del cuarteto ancla en la larga amistad musical que mantienen Sinesi y Hurtado. Ambos, luego de cruzarse en trabajos circunstanciales, formaron parte del quinteto de tango moderno de Pablo Ziegler, al que en un momento se sumó el bandoneonista Walter Castro. “A partir de ahí –señala Sinesi–, siempre estuvimos compartiendo distintas situaciones musicales con Walter y el Mono hasta que, hace unos cuatro años, conocimos a Facundo, un músico más joven y con mucha iniciativa. De ahí nace la idea de grabar y naturalmente se fueron dando las oportunidades de hacer algunos conciertos y editar el disco.”
“Sí –tercia Barreyra–, conocí al Mono mediante el maestro Norberto Minichillo, y tanto a Quique como a Walter los conocí prácticamente arriba del escenario. Debe ser por eso que, de tocar y tocar, salió un disco en estudio pero bien crudo, como si fuera en vivo.”
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