La actriz y cantante Sara Montiel, primera artista española en llegar a Hollywood y reconocido icono sexual de las décadas del ’50 y el ’60, murió ayer en su casa de Madrid, a los 85 años. Celebrada por sus rasgos imponentes, Montiel hizo de su belleza un salvoconducto infalible para construir una carrera meteórica: entre 1944 y 1974 filmó más de medio centenar de películas, muchas con éxito internacional. Tal fue el suceso que provocó su figura que, a cuarenta años de haber rodado su último film, Montiel supo mantenerse en el imaginario colectivo de toda una generación en su marquesina de diva.

Nacida en La Mancha, en la localidad de Campo de Criptana (Ciudad Real), María Antonia Abad Fernández, verdadero nombre de Sara Montiel, fue la diva por excelencia del cine español, icono de sensualidad y mito del cuplé, trabajó en cincuenta películas y publicó más de una treintena de discos. Esta belleza hispana, a la que dieron en llamar “manchega universal”, que cautivó a la empresa cinematográfica más fuerte del mundo en los años ’50 por su belleza, llegó a compartir cartel con figuras como Gary Cooper y Burt Lancaster en la película Veracruz.

De origen humilde, huérfana de padre y estudiante interna en un colegio de monjas en Orihuela, Alicante, la joven María Antonia sólo quería cantar y ser actriz. Cuando todavía era una niña, unos productores la escucharon cantar una saeta durante una procesión de Semana Santa y la contrataron por 500 pesetas por mes. Más tarde desembarcó en la pantalla grande con Te quiero para mí, luego de ganar en 1944 un certamen de nuevos valores con un modesto premio económico y un contrato para el cine. Su nombre, que había aparecido en su debut como María Alejandra para darle un cariz más artístico, mutó en su segundo film Empezó en boda a Sara Montiel en homenaje a su abuela y a su lugar de nacimiento. Desde entonces, y hasta 1950, la actriz rodó unas quince películas, entre ellas su primer gran éxito internacional, Locura de amor (1948), en donde encarnó a una princesa mora. Se radicó en el Distrito Federal debido al éxito que cosechó ese film en México, donde pronto se convirtió en una de las actrices más famosas del país. Films como Furia roja, Cárcel de mujeres o ¿Por qué ya no me quieres? pasaron a la historia del cine de oro mexicano. Desde el DF, Montiel se catapultó directamente a Hollywood, donde rodó Veracruz (1954) al lado de Gary Cooper y Burt Lancaster, y Serenade (1955) junto a Mario Lanza, Joan Fontaine y Vincent Price. En la meca del cine norteamericano, la actriz firmó contratos millonarios para Warner Bros y United Artists, trabajó con directores como Anthony Mann –su primer marido– y enamoró en la pantalla a galanes como Cooper, Lancaster o Charles Bronson.

En España, Montiel protagonizó uno de los grandes éxitos del cine de ese país, El último cuplé (1957), por cuyo 50º aniversario recibió un homenaje en Miami. Pronto se convirtió en todo un mito erótico, una artista que interpretaba seductoras canciones mientras dejaba la estela de un puro: “Fumando espero”, “Bésame mucho”, “La violetera” o “Amado mío”. Fue a partir de El último cuplé que la actriz definió su cachet en un millón de dólares por largometraje y protagonizó La violetera (1958), Carmen, la de Ronda (1959), La bella Lola (1962), Noches de Casablanca (1963), La dama de Beirut (1965) y Varietés (1971), con los que siguió dándole forma al mito en el seno de la España franquista. En 1974, con Cinco almohadas para una noche, Montiel se despidió del cine.

Entre los premios que recibió Montiel se destacan la Medalla de Oro al Mérito en el Trabajo, la Medalla de Oro del Círculo de Bellas Artes (1958), el Premio del Sindicato Nacional del Espectáculo (1959) y del Círculo de Escritores Cinematográficos (1959), el título de Actriz del Año (1959) y un disco de oro (1959, por La violetera). La Academia del Cine Español le concedió, en 1997, su Medalla de Oro y, entre otros reconocimientos, atesora el Aguila de Oro de Hollywood (1986, el Oscar hispano); la Orden de las Artes y las Letras Francesas (1982); el Premio del Círculo de Escritores Cinematográficos (1999); y una Biznaga de Plata del Festival de Cine de Málaga (2007) por El último cuplé.

La azarosa vida sentimental de Montiel incluyó cuatro maridos y algunos amores, a los que tildaba de “inconfesables”, con el Premio Nobel de Medicina Severo Ochoa, el poeta León Felipe, el dramaturgo Miguel Mihurra, el cineasta Mario Camus y el escritor Ernest Hemingway. La artista española será enterrada hoy en el cementerio de San Isidro, uno de los más antiguos de Madrid, en cuya capilla ardiente fue velada en el día de ayer, acompañada por sus familiares, amigos y colegas.