Nació en una casa de campo, a trece kilómetros de Miramar. El primer oído, por esas cosas del paraje y sus personajes, lo llevó a Eduardo Falú, Atahualpa Yupanqui y Peteco Carabajal. El segundo incluyó a Spinetta y Charly García, y entre ambos determinaron su sino: la música de raíz. “Siempre digo que el folklore es la mixtura de todo lo que vamos aprendiendo en el día a día. Tanto en el rock como en el folklore conviven la poesía y la música, por eso en mi cabeza hay frases y melodías de Yupanqui y Spinetta, siempre”, anuncia Hernán Bolletta, joven cantautor que acaba de debutar con un disco tranquilo y manso: Colorado. Se trata de un cúmulo de canciones que hablan de plumas propias y ajenas; de él y su entorno, o de él, pasado por el tamiz de sus referencias: Falú-Dávalos (“Las golondrinas”), Heredia-Yupanqui (“El adiós”) o el gran poeta pampeano Bustriazo Ortiz, a través de “El viejo Quintín intruso”. “Hay obras que siempre van a ser nuevas, y tanto ‘Las Golondrinas’ como ‘El adiós’ dan con esa idea, ¿no? En cuanto a ‘El viejo Quintín...’ me conmovió esa historia del indio ranquel que, después de tantos años de cultivar la tierra que lo vio nacer, ya viejo y casi ciego, se entera de que tiene que irse porque unos papeles así lo dicen. Esta canción es la injusticia que todavía hoy sigue sucediendo”, señala.

–Señala a Yupanqui y Spine-tta como portadores de frases-guía. ¿Casos concretos?

–La del Flaco que dice “cuida bien al niño, nunca lo reprimas” y es lo que hizo mi padre, al que le dedico “Colorado”. Siento que después de todos estos años de búsqueda y aprendizaje, el colorado es el color fuerte y fresco de las canciones y los sonidos nuevos que vienen a mi mente, que se funden con el azul del mar y el verde del paisaje. Acá conecta Yupanqui.

Entre los temas propios, Bolle-tta hizo “Buscando el azul” junto a Bruno Arias, algo así como uno de los grandes catalizadores del folklore mirado con ojos de hoy. En rigor, el miramarense fue uno de los que participó del Bondi Cultural, disco en el que Arias produjo y difundió obras de ocho cantautores de su vibra y verba. La suya fue mediante “Miramar”, que en Colorado figura como bonus track. “El Bondi fue una experiencia hermosa porque nos conectó no sólo con colegas y medios de todo el país, sino que contagió a muchos para juntarse a componer, aprender y ayudarse por fuera del ego y las búsquedas personales que siempre van a ser diferentes. Lo generacional va de la mano con lo estético me parece, es como decía don Ata: el hombre no es nada sin el paisaje y viceversa.”