Hay ciertos artistas que, por más que ya no estén físicamente en este plano, siguen despertando conmoción y se convierten en faros para la creación. La segunda edición del Festival de Arte Popular Mercedes Sosa, que dará comienzo hoy, es una muestra de que hay autores que siguen vivos en la memoria colectiva. Se trata de una iniciativa del Cefma (Centro de Estudios y Formación Marxista Héctor Agosti) y la Fundación Mercedes Sosa, presidida por su hijo Fabián Matus; no sólo pone foco en lo musical, sino que también le da lugar a la poesía, el teatro, la pintura, la danza y el lenguaje audiovisual. León Gieco, Peteco Carabajal, Liliana Herrero, Ligia Piro, Guillermo Fernández, Coqui Ortiz, Motta Luna, Duende Garnica, la compañía El Bachín Teatro y el actor Manuel Callau serán algunos de los artistas que formarán parte del festival, que este año se desarrollará durante tres días (18, 20 y 21) en el teatro IFT (Boulogne Sur Mer 564). Hoy a las 21 se proyectará el documental Mercedes Sosa, La voz de Latinoamérica, ideado por Matus y dirigido por Rodrigo Vila, y el miércoles y jueves a partir de las 19 tendrán lugar los conciertos, precedidos por charlas debate.

El encuentro no intenta únicamente rendir tributo a la cantora tucumana, sino que apunta a tender lazos con el presente y a poner en funcionamiento las enseñanzas que ella dejó. “Según nos contaban Víctor Heredia y Teresa Parodi en la primera edición, intentamos algo que estaba siempre en el espíritu de Mercedes: ayudar e impulsar a nuevos artistas que, en una ciudad como Buenos Aires, no tienen las cosas tan fáciles”, explica Alexia Massholder, una de las organizadoras. El año pasado, cada uno de los “grandes artistas convocados” –Parodi, Heredia, Julio Lacarra y Enrique Llopis– tuvo la oportunidad de invitar a participar del festival a un músico joven y/o desconocido para la audiencia porteña. En esta edición, Liliana Herrero eligió al chaqueño Coqui Ortiz y León Gieco a Nahuel Penissi, “un chico no vidente que toca y canta de forma maravillosa”, apunta Matus.

“Mercedes es la voz profunda del pueblo, esa que viene desde muy lejos”, sentencia Manuel Callau, quien leerá un monólogo que le “gustaba mucho a ella”. “Yo le prometí que se lo iba a copiar y se lo iba a mandar, pero nunca lo hice”, se lamenta el actor. Hay un más allá en su canto, algo que la trasciende. En “Gracias a la vida”, esa pieza eterna de Violeta Parra, definía: “El canto de ustedes que es el mismo canto / Y el canto de todos que es mi propio canto”. “Los temas que trataba Mercedes aún mantienen vigencia, pero lo valioso es el lugar desde el que los trata –sostiene Callau–. Por su valentía y su manera de ver el mundo siempre fue una referente para mí. Además de ser una artista excepcional, una intérprete maravillosa, cada vez que se posicionaba frente a las cosas me hacía reflexionar y en la mayoría de los casos adhería a su manera de ver las cosas.” Raúl Serrano, en tanto, también integrará el segmento literario.

La mirada política de la Negra Sosa, que hacía evidente a través de la selección de su repertorio y en su modo de enunciar, es un aspecto que los organizadores no quisieron descuidar. La intención es rastrear de qué manera su ideario tiene correlato con la realidad. Por eso, en esta edición habrá dos paneles de charlas que girarán en torno de dos aniversarios fundamentales: el 50º aniversario del Manifiesto del Nuevo Cancionero y los 30 años en Democracia. Bajo el nombre de “Charlas desde abajo”, el miércoles, la primera mesa estará integrada por Matus, Gloriana Tejada y Rodolfo Braceli, y el jueves, del segundo panel tomarán parte Horacio González, Manuel Santos y Patricio Echegaray. “Los reclamos que ha tenido la mami siempre a través de su repertorio siguen estando vigentes, como la infancia desprotegida, la explotación de los trabajadores y del campesinado, y la lucha de los maestros”, contextualiza Matus. “No queremos que sea un encuentro donde la cáscara sea Mercedes, pero el contenido no exista”, enfatiza.

Otra particularidad que tiene el festival es que, al menos en estas dos primeras ediciones, el lugar elegido fue el Teatro IFT, donde comenzó a surgir el nuevo cancionero en la Ciudad de Buenos Aires. “Es un lugar simbólico”, coinciden los organizadores. Además, el tango estará bien representado por Guillermo Fernández, Marcapiel (con los bailarines Pamela Damia y John Galindo) y el cuarteto Bramaje. “Es un momento interesante a nivel social, político y artístico, como para hacerle un homenaje a La Negra –considera Fernández–. El país se está interesando mucho en la política. En parte tiene que ver con este gobierno, pero también con todos los personajes como Mercedes, que durante tanto tiempo concientizaron al pueblo para que se interese.” El músico la recuerda como una artista “ecléctica” que tenía “un amor muy especial por el tango”.

La figura de la cantora tucumana también pone en tensión las nociones de “popularidad” y “masividad”. Para Coqui Ortiz, Sosa logró congeniar ambas cosas. “Siempre defendió un modo de hacer música, de cantar y una poesía exquisita. Y que eso sea una bandera es una síntesis del arte popular que queremos. Por lo general, las expresiones, cuanto más artísticas, más se van alejando de los públicos masivos. Pero ella defendía una estética y la ponía en un lugar popular importante.”