Jueves, 13 de febrero de 2014 | Hoy
Gloria Carrá pasó casi la totalidad de su vida en pantalla. Los argentinos la conocieron de muy chica, cuando a los ocho años debutó en Señorita maestra. ¿Ha cambiado mucho la tele, desde entonces? “Muchísimo, dispara.” “Antes era todo más ingenuo. Yo iba a trabajar como salía a jugar. Encima, me tocó ser parte de un programa donde había muchos chicos, que a lo largo de los cuatro años de aire nos habíamos hecho muy amigos. Terminábamos una escena y nos poníamos al costado a jugar al elástico o saltar la soga. Esos cuatro años fueron para mí un juego”, cuenta quien desde entonces no paró de trabajar.
–¿Y cuándo la actuación dejó de ser un juego para pasar a ser un oficio y una responsabilidad?
–Siempre trato de que sea un juego lo que hago. Si no me divierto actuando, prefiero irme. Para mí, la actuación es un juego. Pero claro que la responsabilidad la tuve desde siempre, porque cuando hacía Señorita maestra mi sueldo era el que sostenía buena parte de la economía familiar. Pero no tomaba conciencia de que comíamos con mi plata. Mi mamá nunca me transmitió presión alguna. No estaba pendiente de eso ni sabía cuándo cobraba. Lo único que me acuerdo es que mis amigos se iban de vacaciones y yo no podía porque tenía que ir a trabajar. La tele cambió mucho. Incluso estéticamente. Ahora los chicos se maquillan; en aquella época salía al set como llegaba de casa o del cole. Sólo me ponían un guardapolvo y lentes. Recién me puse a estudiar teatro a los 27 años, con Carlos Gandolfo, después con Julio Chávez y Javier Daulte. Ahora los pibes se forman de muy chiquitos. Van a canto, actuación, baile... Eso está bueno. Antes no te formaban de tan chiquitos, ni estábamos pendientes del rating...
–Pero ahora, también, tienen muchas más presiones.
–Totalmente. No me gusta esa idea de que si no sos famoso, no sos nadie. Eso me da miedo.
Como una rueda que gira y da toda la vuelta, su propia historia de niña precoz en la actuación se le presenta ahora a Carrá como madre: su hija Angela Torres hizo sus primeros pasos en Patito feo, a los nueve, y el año pasado fue una de las hijas de Juan Costeau (Adrián Suar) en Solamente vos. “Al principio la dejé que jugara. Cuando después se presentó al casting de La novicia rebelde y quedó, me di cuenta de que iba en serio. Entonces sí le hablé de que se trataba de un trabajo, y que se tenía que olvidar de cumpleaños y salidas, de que se iba a perder de un montón de cosas. Angela quiere trabajar, ama la profesión, está segura de lo que quiere, tiene vocación. En eso me identifico. Tengo la suerte de poder monitorearla. Mi mamá, en cambio, me llevaba ‘a trabajar’. Yo no sólo que no la llevo, sino que la dejo que haga su propio camino. Me interesa que sea feliz.”
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