Lunes, 12 de enero de 2015 | Hoy
FINALIZó AYER LA 54ª EDICIóN DEL FESTIVAL DE TEATRO INFANTIL DE NECOCHEA
Más de 55 mil personas participaron del encuentro teatral más importante y antiguo del país, que reunió a 28 elencos nacionales y latinoamericanos. Hubo cien funciones, todas con entrada libre y gratuita. Además del Parque Lillo, otras sedes se sumaron al festival.
Por María Luz Carmona
Desde Necochea
El Parque Miguel Lillo volvió a brillar el pasado fin de semana. Allí tuvo lugar el 54º Festival de Teatro Infantil de Necochea, en el que participaron más de 55 mil personas. El encuentro teatral más importante y antiguo del país reunió a 28 elencos nacionales y latinoamericanos, y se realizaron alrededor de cien funciones, todas con entrada libre y gratuita. Una de las novedades fue que no todo sucedió en el parque, sino que esta vez algunas compañías realizaron funciones en localidades periféricas que habitualmente no acceden a este tipo de propuestas. Además, el festival se transmitió el viernes en vivo por la señal del satélite argentino Arsat-1. “Vivimos con mucha intensidad y alegría este encuentro. Después de la lluvia que nos frenó en la apertura, pudimos continuar con un festival hermosísimo en el que brilló el parque. Estamos muy felices por la gran participación de los espectadores. Superamos las expectativas. Fue un hecho inédito visitar los barrios, porque implica abrir el abanico de posibilidades. El pueblo entero nos esperó, nos recibieron muy bien”, subraya a Página/12 Marcelo Lirio, coordinador general de producción de Pakapaka. Por tercer año consecutivo, el Ministerio de Educacion de la Nación, junto con el canal infantil y el municipio local, fueron los encargados de la organización.
Un encuentro de cuatro días en donde los protagonistas fueron los chicos y sus familias. Hubo espacios de juego y recreación dispuestos en distintos rincones del parque. Esto permitió que cada uno pudiera elegir su propio recorrido según su curiosidad. Mientras sucedían en simultáneo las funciones de clown, títeres, teatro de sombras y objetos, mimo y música (en seis escenarios diferenciados por colores), los chicos también podían pintar, dibujar, bailar, hacer malabares y acrobacias en los talleres, ver episodios de Zamba, saltar en camas elásticas, jugar en la kermesse o expresarse en una radio abierta. Así, realmente, se trató de un gran parque de diversiones montado al aire libre, en el bosque. Algunas mamás llevaban el equipo de mate y las sillas para descansar mientras los chicos jugaban. Fue una verdadera fiesta teatrera.
Una de las cuestiones a destacar fue la participación de los artistas necochenses que pudieron mostrar sus producciones de la misma manera que el resto de los artistas. Los payasos Faina, Esbi Yon, Abelardo y Gabriel Calderón mostraron sus rutinas circenses en el Ruedo de Circo, con una gran participación de público local y turista. La compañía de títeres De Gorriones y Cigarras, de Necochea, presentó El ombú mágico, una obra protagonizada por gauchos que deja un final para reflexionar. Esta compañía, con una trayectoria de más de 25 años, está compuesta por una familia que realiza sus títeres, vestuarios y escenografías de manera artesanal y con un gran compromiso y respeto hacia el público infantil. Sus integrantes son: Yolanda Balzari, Carlos y Rocío Nabazza. “Elegimos el lenguaje del títere porque nos acerca a los chicos, nos hace interactuar con ellos. Esta obra manifiesta que se puede salir adelante si hay amor y que la violencia no tiene sentido. Sentimos que es necesario seguir haciendo títeres. Es nuestra pasión”, resalta la docente y titiritera Balzari. Otra de las compañías locales fue Canapé de polenta, que presentó su obra de títeres y música Amores en Quequén.
Por su parte, la Secretaría de Cultura municipal tuvo su espacio con una muestra de pinturas que los chicos de los barrios realizaron durante el año pasado, en el marco del programa territorial y cultural “Vamos los pibes”. “La idea es llegar a los barrios más periféricos dando clases de música, teatro y plástica. La intención es continuar con el proyecto y armar pequeños centros culturales en los barrios. Nos interesa unir lo social y lo cultural. Queremos seguir abriendo este juego”, destacó a Página/12 Pablo Benedini, director del Centro Cultural Municipal.
En esta edición del festival se hicieron presentes compañías de Río Negro, Mendoza, Santa Fe, Salta, Entre Ríos y Buenos Aires. Cada una propuso una estética y temática diferente, generando una diversidad teatral notable. Muchas de ellas fueron recomendadas por el Instituto Nacional del Teatro (INT). Desde Río Negro viajaron los actores, directores y dramaturgos Jorge Onofri y Dardo Sánchez para mostrar su notable obra de títeres ¿Podés silbar? La puesta, presentada por primera vez hace 15 años en este mismo festival, cuenta una historia sensible, profunda y poética, en donde un abuelo y un nieto se adoptan mutuamente y viven los días más hermosos de sus vidas. “La historia surge de un hecho personal: la muerte de mi abuela, una persona con la que yo tuve un vínculo muy fuerte, muy poderoso, toda la vida. Y a los pocos días de morir viajé a Estocolmo, donde trabajaba con una compañía sueca, y cuando comenté lo que me había pasado una compañera me recomendó un libro, que fue como un rayo que me atravesó. Leí ese cuento y dije: ‘Esto es mucho más que un cuento, es material para una obra’. Volví inspiradísimo, le conté a Dardo y decidimos que íbamos a hacer ese espectáculo”, relata el actor Onofri, quien también dirige la obra.
Esta compañía patagónica llamada Atacados (por el arte) viene explorando el profundo mundo del teatro de títeres desde hace más de treinta años. Con sus producciones recorrieron todo el país y además visitaron México, España y Brasil. Pero la obra que trajeron a Necochea es la más antigua y pedida por el público. “Con esta obra han pasado cosas mágicas y maravillosas todo el tiempo. Es un material que al público lo conmueve enormemente, es un tema muy sensible. Creo que todavía la gente no habla de muchas cosas de su vida cotidiana, mucho menos de las cosas trascendentales de la vida y menos con los chicos. Hay una negación a la aceptación de la realidad, a la profundidad y a la belleza que contiene todo eso. Parece que tuvieran que hacer un trato particular para hablar de que un abuelo, un papá o una mamá se mueren. Como compañía nos caracterizamos por buscar ese tipo de temáticas que nos parecen una suerte de tabú”, enfatiza Onofri. También se presentaron las obras El corazón, la niña y la botella (Entre Ríos), Fedro y el dragón (Salta), Leyendado, un juego de leyendas (Mendoza), Maquina empachada (Santa Fe), entre otras.
No sólo hubo teatro en el festival. La música también tuvo un lugar destacado a través de conciertos y musicales. La Asombrosa Banda de Zamba hizo un recorrido musical por la historia y homenajeó a San Martín, Belgrano y Juana Azurduy; la Banda de Pakapaka regaló las canciones más conocidas de la señal infantil, y el grupo porteño Los Desabrigados del Norte paseó su repertorio por los ritmos más populares de Latinoamérica. Sonaron las chacareras “Entra a mi pago sin golpear” y “Puente carretero”, de Carlos Carabajal, “La jardinera”, de Violeta Parra, y una versión cumbiera de “La vaca estudiosa”, de María Elena Walsh, entre otros. En esta línea, la música popular también llegó de la mano de Lalá y el Toque Toque, quienes se caracterizan por generar un juego de ida y vuelta con el espectador. Todas estas propuestas tienen en común una búsqueda pedagógica. Desde un enfoque más teatral, el payaso punk Matías Sem y su Banda de Señoritas fue uno de los artistas que más público convocó con su espectáculo Rompiendo rutinas, que combina música, circo y humor. Se transita todo el tiempo por la línea que divide lo tierno de lo desfachatado, la maldad de la bondad y lo oportuno de lo desubicado.
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