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Lunes, 2 de mayo de 2016

SANDRA RUSSO Y LO FEMENINO, SU NUEVO LIBRO

Las mujeres y todo lo demás

“El sexismo es una herramienta de la derecha, y lo tenemos que ver como un ariete del sistema de poder”, señaló la periodista y escritora, en una mesa compartida con Víctor Hugo Morales y María Laura Alemán, protagonista de uno de los capítulos.

 Por Karina Micheletto

¿En qué consiste Lo femenino? ¿Qué hay de natural en la abnegación de las mujeres, en la envidia femenina, en esos “malestares” que aparecen de diversas formas? ¿Qué es lo que une a esas mujeres chinas a las que por siglos se les quebraron los pies para que quedaran por siempre pequeños, a las mujeres africanas a las que todavía hoy se les mutilan los genitales, a las mujeres japonesas o paquistaníes violadas de a cientos de miles por ejércitos de hombres, a las víctimas de femicidio en todo el mundo? ¿Y qué hay de potente, de posibilidad, en esa condición femenina que aparece como enigma y amenaza? En diversos registros y géneros –desde la crónica o el ensayo hasta la ficción–, y con tanto de investigación como de fuerza literaria, Sandra Russo aborda estas cuestiones en Lo femenino, unas Aproximaciones a las mujeres como enigma que acaba de publicar el sello Debate. El sábado pasado se presentó en la Feria del Libro, en una sala en la que quedó gente afuera, con Víctor Hugo Morales y María Laura Alemán, protagonista de uno de los capítulos, acompañando a la autora.

“El libro de Sandra es una delicia que se integra a mi vida. No puede haber mujer que no lo lea, pero es un libro que voy a recomendar a los hombres”, comenzó diciendo Víctor Hugo Morales. “Soy un consumado lector de sus artículos y libros, porque son humanos, profundos, reveladores, valientes. Pero sobre todo porque siempre tienen por delante la impronta de esa música que ella pone en la escritura”, halagó la producción de la autora. “El libro es además intensamente político, es una lectura de lo femenino que hay en cada acto de nuestra vida, y del modo en que nos quieren convencer de que ‘debe ser’ lo femenino. Pienso, leyendo el capítulo que analiza la figura de Cristina Fernández de Kirchner, qué hay en las mujeres que las lleva a enfrentarse tanto con una figura fuerte y disruptiva como la de ella, mientras son tan respetuosas con una figura obediente, como la de la mujer que acompaña al actual presidente”.

“Muchas veces pienso que debería vivir dos o tres vidas más para llegar a sacarme de adentro todo el machismo con el que me formé. Pero, con toda franqueza, he sido un luchador de este sistema del que los hombres también somos víctimas”, advirtió el periodista. “Pienso en todo lo que nos falta avanzar, pero al mismo tiempo me pone bien pensar cuánto hemos avanzado, cuando repaso dos escenas cotidianas: la de mi esposa, que siempre me da las llaves del auto para que las guarde yo, cuando ella maneja mucho mejor que yo, que soy un despistado; y la de mi hija de 18 años, que nos ha planteado con mucha seriedad que no sabe si el día de mañana va a querer ser madre, que ese no es un mandato para ella”.

Núcleo de uno de los capítulos del libro, la de Alemán “es una historia de vida que es en sí misma un camino”, describe Russo en su libro: “El que llevó a María Laura Alemán a hacerse visible, a salir de Eduardo, que fue como se llamó en la infancia, adolescencia y juventud, para llevar su existencia con su propio nombre y su identidad femenina”. “Es muy fuerte estar en un libro que habla de lo femenino, cuando mi historia es un tránsito raro entre lo masculino y lo femenino, que todavía sigue girando entre los dos lugares”, reflexionó Alemán en la presentación. “Pero me gustó verme incluida en un libro que habla de lo femenino como portador de la paz, en la larguísima lucha histórica de las mujeres, donde nadie nos puede decir cómo tenemos que ser cuando seguimos esos impulsos más profundos, que son los que nos dan la identidad”. La protagonista de “Eduardo y María Laura” –así se llama el capítulo que sigue esta historia que es camino– contó que tuvo sorpresas al leer su propia historia: “Había lugares donde Sandra encontraba cosas que yo no había dicho con mis palabras, pero que estaban profundamente en mis emociones. Y hasta me permitió descubrir otras cosas, que no estaban tan claras para mí”, explicó.

“El gran disparador de este libro es el primer capítulo, la historia de mi madre, la historia de su locura. Es una historia que comenzó a delinearse en 2005, en una contratapa de Página/12”, contó Russo. “Ese fue un gran desafío, porque tenía que hablar de mi mamá y de una historia muy dolorosa, de una infancia y adolescencia difíciles. Pero para nada quería que la historia se desplazara hacia algo autobiográfico. Porque en eso doloroso que le pasaba a mi mamá, yo siempre leí algo doloroso que les pasa a las mujeres. ¿Por qué las mujeres nos tenemos que abnegar? ¿Por qué la abnegación es un valor positivo, cuando implica negarse a una misma? Quería pensar esa especie de mandato que tiene que ver con la moneda opuesta a lo que les enseñan a los varones, lanzados a explotar sus potencialidades”, explicó la autora.

“Después vinieron los otros capítulos, como el de los bonobos. Y en esos meses, cuando dejé de ver TN, dejé de ver Intratables, y me sumergí en lecturas sobre primatología, puedo asegurar que la pasé bárbaro”, bromeó. En ese largo capítulo se mezclan las ciencias duras con las preguntas filosóficas y teológicas del origen: ¿los hombres somos malos por naturaleza y la cultura nos pone algún freno, o nacemos buenos y esa cultura es la que moldea para mal? Rastreando estudios científicos y siempre desde la literatura, Russo va hacia estas cuestiones desde esta especie primate con la que los seres humanos comparten el 98 por ciento del ADN, que no conoce la violencia, el infanticidio ni las violaciones, en la que todos son bisexuales y en la que el sexo, profusamente practicado, es el gran regulador de la vida social.

En otro capítulo, Russo analiza las figuras de Cristina Fernández de Kirchner y Angela Merkel –pasando por sus modos de vestir, la construcción mediática de ambas, la idea de “yegua” y aquella nota del Corriere della Sera, que inventaba que CFK había escapado de una cumbre del hambre mundial, enloquecida por ir a comprar joyas Bulgari– en un “contrapunto de mujeres con poder”. La periodista recuerda que aquella nota que la justicia comprobó falsa la escribió, casualmente, una mujer. “Aquí aparece el gran tema de la envidia femenina, y de por qué el patriarcado nos usa a las mujeres como fuerza de choque”, analiza Russo, y sintetiza la conclusión de su libro: “No tiene que ver con pintarse mucho o poco, con usar o no tacos altos. Cualquier mujer, si beneficia a los sectores de poder, es bien vista por los medios hegemónicos; si beneficia a los sectores vulnerados, es atacada. El sexismo es una herramienta de la derecha, y lo tenemos que ver como un ariete del sistema de poder”, define.

“Está bueno que los hombres y las mujeres empecemos a ver este sistema del patriarcado como un gran dispositivo de castración para ambos géneros. Porque los hombres tampoco la pasan bien: ellos no pueden decir que no, no pueden renunciar. Es una gran carga también”, concluyó la autora. La presentación terminó con dos dedicatorias especiales: A las Madres de Plaza de Mayo, en el día en que se cumplieron cuarenta años de la primera ronda –“en agradecimiento por esa fuerza arrolladora a la que los argentinos le debemos tanto”–, y a Milagros Sala, en un pedido de libertad que se volvió un aplauso cerrado de todos los presentes.

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Russo junto a Víctor Hugo Morales y María Laura Alemán. Quedó gente afuera de la sala.
Imagen: Carolina Camps
 
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