Vie 09.09.2005
espectaculos

TRES PERFORMANCES EN UNA NUEVA SECCION

Cruces de lenguajes

En un nuevo segmento del Festival Internacional de Teatro, llamado Proyecto cruce, coreógrafos, videastas, músicos y teatristas exhibirán disímiles propuestas en la ciudad.

Por una semana y media (desde el sábado hasta el miércoles 21), la ciudad se convertirá en un gran escenario urbano. Instalaciones, proyectos performáticos e intervenciones multimedia ocuparán los espacios menos convencionales de Buenos Aires, con entrada libre y gratuita. Todos ellos forman parte de un nuevo segmento, dentro de esta edición del Festival Internacional de Buenos Aires, denominado Proyecto cruce, inaugurado este año con la intención de reunir a artistas de las disciplinas más diversas (desde directores teatrales y coreógrafos hasta videastas y músicos) para “intervenir en la calle”.
A partir de esta propuesta, un comité interdisciplinario de curadores seleccionó cuatro trabajos, entre un total de 30, para ser expuestos a lo largo del Festival, muy disímiles entre sí pero todos con una consigna en común: transformar el espacio cotidiano a través del hecho artístico, desandando los límites de las áreas del arte y la vida.
El primer proyecto que podrá verse es Pizzurno pixelado, de Margarita Bali, coreógrafa y realizadora de video-danza, quien proyectará imágenes digitales, gráficas y de video sobre la fachada del Palacio Pizzurno (Pizzurno 935, este sábado a las 20 y a las 22), distorsionando la arquitectura del edificio y convirtiéndolo en un espacio onírico, con seres trepando a sus muros, confundidos entre las animaciones digitales. En segundo lugar, a partir del lunes y hasta el próximo domingo, Gabriel Valansi ocupará la Plaza de Mayo con Antiaéreos, instalación permanente compuesta por 18 dirigibles de 6 metros de largo y 2 de ancho (símiles, realizados a menor escala, de los que se utilizaban en la Segunda Guerra Mundial como método de protección, para evitar bombardeos enemigos en las ciudades), que sobrevolarán la histórica plaza. “Se cumplieron, en 2005, 50 años del bombardeo a Plaza de Mayo –recuerda el artista– y por eso me pareció interesante emplazar estos dirigibles, símbolo de la protección de los derechos civiles, en este lugar emblemático de nuestra historia. Cuidé especialmente que no tuvieran un aspecto amenazante, sino todo lo contrario. Por eso son todos blancos, un color muy vinculado a la plaza.”
Otro de los elegidos para inaugurar esta sección fue Mariano Pensotti, cineasta y director teatral, que en la última edición del Festival había sido galardonado con el primer premio en el concurso de dramaturgia Germán Rozenmacher por Vapor, obra que también dirige y que continúa presentándose todos los viernes a las 23 en Espacio Callejón (Humahuaca 3759). En esta oportunidad, Pensotti está a cargo de La marea, una performance con aires de happening de los ’60 que tendrá lugar en el Pasaje Rivarola (desde el viernes 16 al domingo 18 a partir de las 21), en la que un grupo de actores reproducirá distintas situaciones cotidianas que se llevarán a cabo simultáneamente a lo largo de la cuadra, tanto en la calle como en interiores, visibles a través de vidrieras. “Un pibe en un bar esperando a alguien, una persona en una fiesta que sale a fumar un pucho al balcón... Todas las situaciones y los personajes son actuales y muy realistas, pero a partir de ellos, y de un subtitulado que utilizo para revelar su pensamiento interno, se disparan otras historias: las de sus familias, la del Pasaje Rivarola y también la de la Argentina en general”, cuenta Pensotti. “Lo que me interesó de este proyecto fue el poder correrme de la idea clásica que se tiene de una obra teatral, que se va a ver a una sala y que tiene un principio y un final. Aquí, en cambio, el público elige qué ver y qué no, cuánto tiempo quedarse. Y, para los actores, trabajar en la vía pública también es un desafío”, concluye.
Finalmente, durante la última semana del Festival, se podrá ver Tertulia (de lunes a miércoles a las 20), intervención sonora y visual bajo la dirección de Nicolás Varchausky, en colaboración con Eduardo Molinari, que se presenta en la locación, tal vez, más extraña e inesperada: el Cementerio de la Recoleta. Por primera vez en la historia teatral argentina, esta necrópolis será utilizada con fines performáticos con vistas a “traer el pasado al presente y generar, por un momento, un espacio mágico en el que los muertos puedan hablarnos y nosotros a ellos”, cuenta su realizador. Con un mapa en la mano y a partir del momento en que Facundo Quiroga le da la bienvenida a esta tertulia, cada espectador podrá trazar su propio recorrido, en el cual tropezará con las voces de los más diversos personajes de la historia argentina. “Es una experiencia artística que reflexiona sobre la muerte, el tiempo y el recuerdo, que propone una conversación entre el pasado y el presente del espectador y que permite pensar la comunicación en nuestra cultura y en otras, en las que son comunes las manifestaciones artísticas en los cementerios”, resume Varchausky, reacio a dar más datos para no revelar las sorpresas que promete su espectáculo.

Informe: Alina Mazzaferro.

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