A fines del siglo XIX, la ciudad de Buenos Aires necesitaba un lugar donde exponer las numerosas obras que los artistas comenzaban a producir por estas tierras. De esa necesidad surgieron iniciativas que lograron la creación del Museo Nacional de Bellas Artes (MNBA) el 25 de diciembre de 1896. En conmemoración del cumpleaños número 110 años del MNBA (Av. del Libertador 1473), su edificio servirá de marco a una serie de actividades que, desde hoy y hasta el domingo, se realizarán para que los actuales habitantes de la ciudad sigan disfrutando y conociendo una de las colecciones más importantes de arte de Latinoamérica. La joya principal del festejo es la exposición que muestra la historia del museo, 110 años: el Museo en imágenes. En esta oportunidad se exhibe un centenar de fotografías que narran la historia de este gigante desde sus inicios hasta la actualidad, haciendo foco en las distintas sedes que albergaron el museo, las salas de exhibición, el público y las exposiciones más emblemáticas. Además estarán exhibidos documentos y materiales históricos, como el primer catálogo del museo, que data de 1896.

Quienes quieran recorrer el museo en estos días de festejo podrán disfrutar de visitas guiadas creadas para la ocasión para toda la familia, y visitas especiales para niños. También se dictará –hoy a las 14– una conferencia acerca del museo y sus políticas. La charla cuenta con la coordinación de Américo Castilla y la participación de diferentes testigos de los distintos períodos del museo. Las actividades se complementan con la proyección de películas donde el tema central tiene que ver con las fiestas. La lista de los films es: Que la fiesta comience, de Bertrand Tavernier (mañana a las 16); El cumple, de Gustavo Postiglione (mañana a las 18); Mamá cumple cien años, de Carlos Saura (sábado a las 16), y Felicidades, de Lucho Bender (sábado a las 18). El cierre será el domingo a las 17 y estará a cargo de los Músicos de Cámara de Buenos Aires con un homenaje a Mozart.

Al recorrer la exposición de fotografías históricas y la colección de arte exhibida en el museo se puede llegar a apreciar la importancia que tuvo y tiene esta institución para la ciudad, así como los esfuerzos que se realizaron para lograrlo. En el siglo XIX no había galerías en Buenos Aires ni en el resto de América latina, por eso las escasas muestras se realizaban en tiendas, bazares, ferreterías, ópticas, casas de música y negocios de materiales pictóricos. Gracias al empujón de la Sociedad Estímulo se creó la Escuela Argentina, que instruía a los artistas del país, y recolectaba el acervo que sería parte de la colección del futuro Museo de Bellas Artes.

El museo se mantuvo siempre como proyecto, pero no lograba encontrar un espacio físico donde afincarse. El primer lugar en el cual fue erigido el Museo de Bellas Artes fue una tienda por departamentos, el Bon Marché, de la calle Florida. Luego, en 1909, la colección fue mudada al anexo del Pabellón Argentino, donde funciona la Comisión Nacional de Bellas Artes. Allí estuvo afincado durante dos décadas. El edificio utilizado con este fin fue traído desde Francia: la estructura había permanecido junto a la torre Eiffel durante la Exposición Universal de París de 1889 para luego ser reconstruida en la barranca de la plaza San Martín, en la calle Arenales al 600, entre Maipú y Florida.

Pero la historia continuó, y el museo siguió trasladándose. En 1931, la Municipalidad de la ciudad dispuso la ampliación de la plaza San Martín, para lo cual se demolieron los edificios que se encontraban en la barranca. En ese momento, el museo logró al fin su edificio propio, instalado en la antigua Casa de Bombas de la Recoleta, en el 2273 de la entonces avenida Alvear, hoy 1473 de Av. del Libertador. El arquitecto encargado de la refacción del lugar fue Alejandro Bustillo y su refuncionalización tuvo como postulado principal crear salas espaciosas, bien iluminadas y con ambientes serenos. La mudanza empezó en septiembre de 1932 y el lugar se habilitó al público el 23 de mayo de 1933, con la presencia del presidente Agustín P. Justo.

El carácter ecléctico de las colecciones fundacionales y las que se fueron incorporando con el tiempo se debe a la intensa circulación de obras en los remates de Buenos Aires, que se intensificó en la segunda mitad del siglo XIX. Estas fueron circunstancias que favorecieron la acumulación y el intercambio de estilos y objetos. El viaje de artistas del país a las escuelas y talleres de famosos artistas europeos acrecentó también la presencia del arte europeo en sus propias colecciones, muchas de ellas finalmente derivadas al museo.

Desde su comienzo y hasta la actualidad, el MNBA tuvo un carácter enciclopédico, reuniendo colecciones de diferentes lugares del mundo, pero siempre centralizado en el arte francés. Es que la admiración por el refinamiento francés es fiel reflejo de la historia del país, desde la intención de la generación del ochenta de impregnar la cultura nacional de su par europea. El acervo del museo en la actualidad brinda un claro ejemplo de las corrientes y evoluciones desencadenadas en el arte tanto a nivel europeo como nacional, destacándose siempre la pintura por sobre las esculturas y demás expresiones artísticas. La colección, que se completó en el año 2005, cuando se pusieron en exhibición piezas pertenecientes al arte precolombino, brinda una experiencia inolvidable al espectador atento: la historia del MNBA refleja el esfuerzo que llevó realizarlo e invita a disfrutarlo.

Informe: Suyay Benedetti.