Jue 15.11.2007
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IRAN PROHIBIO “MEMORIA DE MIS PUTAS TRISTES”

Para Gabo con cariño

El Ministerio de Cultura de ese país declaró que su publicación fue un “error” y destituyó al funcionario que la autorizó. La obra había sido traducida como Memorias de mis tristes cariñitos.

En México o en Cuba, donde suele pasar sus días, García Márquez debe haberse alegrado cuando se enteró, hace unos días, de que la primera edición iraní de su libro Memoria de mis putas tristes se había agotado. Pero todo fue un lamentable malentendido burocrático. “La publicación fue un error”, reconocieron ayer en el Ministerio de Cultura, que ordenó la inmediata prohibición de la obra, que no tendrá una segunda edición. La agencia semioficial Fars indicó, además, para que a nadie se le ocurra hacer algo parecido, que “el responsable que dio la autorización fue destituido y el editor deberá explicar por qué lo publicó”.

Una lástima, teniendo en cuenta que el pobre editor había hecho un esfuerzo notable por adaptar el libro del Premio Nobel a las exigencias morales del régimen musulmán ortodoxo: la traducción al persa había aparecido bajo el título más comedido de Memorias de mis tristes cariñitos. Y la palabra prostituta fue reemplazada por “mi belleza”. Pero no alcanzó. El organismo público justificó la decisión oficial y explicó que “ese tipo de error puede suceder cuando se publican anualmente unos 50.000 libros en Irán”.

Memoria de mis putas tristes cuenta la historia de un anciano ex periodista de un diario de Barranquilla que el día en que cumple 90 años decide regalarse “una noche de amor loco con una adolescente virgen”. El narrador prefiere amar a Delgadina, de 14 años, dormida, sin poseerla, sin hablarle. Pero con cada noche que pasa al lado de la adolescente en el viejo se va desatando la tormenta del amor. En los últimos días, los medios conservadores iraníes aumentaron sus protestas contra la publicación de “esa novela inmoral”.

La publicación de cualquier libro en Irán debe ser aprobada por el Ministerio de Cultura y las más altas autoridades de la República Islámica. Los editores se han lamentado de un aumento de la censura sobre los nuevos libros desde la llegada al poder de Mahmud Ahmadinejad, en 2005. Este último decidió ya poco antes de asumir el poder que toda reedición de libros cuya publicación hubiese sido autorizada en años pasados sería sometida a una nueva decisión de la censura. El escritor colombiano es uno de los autores internacionales más famosos en Irán, país donde ya fueron publicadas algunas de sus grandes obras maestras, como Cien años de soledad, El amor en los tiempos del cólera y Crónica de una muerte anunciada.

No es la primera vez que la censura iraní ataca una obra de García Márquez. Cien años de soledad estuvo prohibida oficialmente durante años, si bien se podían adquirir a elevados precios en el mercado negro copias de segunda mano y fotocopias del libro. El caso de Memoria de mis putas tristes se suma a otros libros prohibidos en el mundo islámico. El más célebre es Los versos satánicos, del británico Salman Rushdie, contra quien pesa aún una “fatwa”. Ese decreto religioso pronunciado en 1989 por el imán Jomeini, el fundador de la República Islámica de Irán, condenó a muerte a Rushdie por considerar que su obra blasfemaba contra el profeta Mahoma.

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