LA HISTORIA DE “LUPANAR”, DEL FOTOGRAFO RICARDO CEPPI
Una hora y media de juerga rural
La hija del fotógrafo encontró en la calle varios tubos de fotografías antiguas, que reflejan una escapada de niños bien a un prostíbulo rural en algún momento entre 1935-1940.
› Por Oscar Ranzani
Un día de noviembre de 2001, cuando faltaba poco tiempo para que se desatara la crisis y el estallido que derivó en la caída del presidente Fernando de la Rúa, la hija del fotógrafo Ricardo Ceppi fue protagonista de un hallazgo que iba a obsesionar a su padre posteriormente. Carla salía como siempre de su escuela en el barrio de Colegiales y, de repente, se topó con unos tubitos de cartón con tapitas de madera que le parecieron lo suficientemente bonitos y útiles como para rescatarlos y llevárselos con ella. Entonces, decidió levantarlos del piso. Pero al abrirlos, vio que contenían rollos de fotografía anónimos, justamente los elementos con que trabaja su padre.
Por eso se los mostró y se los entregó, con la condición de que le devolviera los tubitos vacíos. “Cuando miro los seis rollos, en uno de ellos encuentro 37 fotogramas en una secuencia. No eran fotos sueltas. Y eso iba relatando la historia de cinco hombres que visitaban el patio central de un prostíbulo en algún lado rural de la Argentina”, explica Ceppi.
A partir de entonces, el fotógrafo quemó horas de sueño tratando de reconstruir esa historia que se ve reflejada en la muestra Lupanar. Buscando a Clara Beter (serie de fotografías prostibularias 1935/1940), en Espacio Ecléctico (Humberto Iº 730). La exposición puede visitarse de martes a viernes de 12 a 20 y los fines de semana de 15 a 20.
Una vez recopilado el material, Ceppi comenzó a investigar minuciosamente los datos que le “daban” esas fotos, ampliando cada detalle, recorriendo el barrio, rastreando un posible origen. La secuencia transcurre a lo largo de una hora y media aproximadamente y participan cinco hombres y seis mujeres. El período puede ubicarse entre 1935-1940. Varios indicios le permitieron corroborar este marco temporal: uno de ellos lo brinda la última foto en la que se ve un avión Stagger Wing B17 que fue importado al país a partir de 1933, dato que, a la vez, marcaba el elevado nivel social de los clientes de las prostitutas.
“Un rollo viejo decía UT, por Unión Telefónica. Es decir que es anterior a Perón, porque en su gobierno pasó a ser UTE (Unión Telefónica del Estado)”, cuenta Ce-
ppi. Por otro lado, se trata de una película de cine Agfa Pankine, que se dejó de fabricar en 1938 aproximadamente, y la cámara fotográfica es para películas de 35 mm, que recién salieron a la venta en 1925. Con todo ese material, Ceppi indagó en la historia de los prostíbulos, conversó con diversos historiadores y seleccionó 18 fotos para esta muestra (respetando la continuidad original) que lleva el nombre de Clara Beter, un seudónimo utilizado por el escritor César Tiempo, del Grupo Boedo, que escribía poemas encarnando a una prostituta que relataba su sufrimiento.
Las acciones transcurren en una casa vieja de zona rural (en el exterior se ve una calle de tierra), con un gran patio donde las ventanas están tapeadas y sólo se ve una persiana baja. Allí sucede la historia sexual. Primero se ve a una mujer tejiendo y uno de los clientes sosteniendo el ovillo de lana. Luego ese hombre refriega sus manos por los genitales de una mujer y, posteriormente, ella lo masturba. Otra fotografía muestra a la mujer cosiéndole un botón. Hay otros registros como, por ejemplo, una toma de una mujer con un recipiente donde se usaba el permanganato para prevenir la sífilis y un retrato con vestido “de domingo” de la mujer que masturbaba al hombre. En la etapa de la despedida se los ve charlando, irse en un auto y caminando hacia el avión.
La muestra invita a completar su misterio. La primera pregunta que se impone es: ¿Por qué decidieron registrar fotográficamente ese momento íntimo? ¿Era el debut de alguno de ellos? ¿Se conocían previamente con las prostitutas? ¿Cuál era el destino original de esas fotografías? ¿Eran argentinos o extranjeros que quisieron conocer “el placer nacional”?
Se nota que eran mujeres adultas, un dato que sirve para corroborar que la historia transcurrió en una zona rural, ya que en aquel entonces a las prostitutas jóvenes se las reclutaba para las grandes ciudades y las más adultas eran “expulsadas” hacia las afueras.
Ceppi pudo constatar que el diario que lleva uno de los hombres bajo el brazo es Crítica, por la tipografía y la diagramación de la tapa. Allí alcanza a leerse: “...cha en el s...” El fotógrafo especula con dos hipótesis de titular: “Luchas en el sur o Marcha en el Senado”. Hallar el diario daría la fecha exacta.