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IMAGINADORES
Argentina, 2008.

Dirección: Daniela A. Fiore.
Guión: Daniela A. Fiore y Julio Miguel Azamor.
Dirección de animación: Julio Nicolás Azamor.
Música original: Ariel García.

En el extraño jueves de Semana Santa pleno de estrenos cinematográficos, Imaginadores pareció escondido: sólo se estrenó en tres salas porteñas (Tita Merello, Gaumont y Village Recoleta). Una pena, porque el documental de Daniela Fiore que narra la historia de la historieta argentina a partir del testimonio de sus protagonistas, es un buen film, cuidado y fluido. Elude dar cifras de venta, rankings o datos duros: hay apenas un par de menciones de tiradas de tal o cual revista, pero siempre en boca de algún entrevistado, jamás como intento doctoral de educar al espectador. Y ahí es donde sale ganando, porque muestra más y mejor la pasión y la carnadura de quienes hicieron la historia comiquera local.

El primer mérito a destacar de la ópera prima de Fiore es su fluidez. Un documental de entrevistas corre siempre el riesgo de ser un bodoque soporífero y afortunadamente éste no es el caso. Las intervenciones de los entrevistados están bien articuladas y duran lo justo y necesario. Además, la inclusión de animaciones, sin ser revolucionarias en lo técnico, ayudan a hacer transiciones suaves entre cada uno de los capítulos tácitos del film. Aquí el mérito corre por cuenta de la directora y coguionista Fiore, y del director de animación Julio Nicolás Azamor.

Las animaciones requieren su párrafo aparte. Poner en movimiento personajes clásicos de la historieta argentina fue la apuesta fuerte del film, tanto desde lo técnico como desde lo económico, aseguraron los creadores una y otra vez en los varios adelantos que realizaron en convenciones de comics. Y la apuesta no les salió nada mal. Una rápida revisión a los créditos echa algo de luz sobre este punto: bajo la batuta de Azamor estuvieron artistas como J.J. Rovella o Salvador Sanz, dos de los nuevos valores locales del noveno arte. Lo principal es que las animaciones no resultan invasivas, pese a estar siempre en pantalla y dejan que la historia (y la Historia, con mayúsculas) corra. El Sr. López animado encontrándose con cada personaje emblemático entre una escena y la siguiente, da la sensación de que el relato implícito va hacia algún lado y no que estamos ante una simple sucesión de caras hablando.

La historia expuesta en Imaginadores tiene un dejo romántico, que no deja de ser el mismo que se escucha en el ambiente de las viñetas. El recuerdo de las buenas épocas de los cuadritos argentinos, allá por los años ’50 y ’60. El contraste con la declinación del medio y el melancólico cierre de las principales revistas, cuando la apertura indiscriminada de la importación durante la era menemista, contribuyen a realzar esta idea. Hay apenas un pequeño contrapunto en la boca de Juan Sasturain cuando recuerda que sí, se editaba muchísimo en aquella época, pero la mayoría era malo.

Héctor Germán Oesterheld, que no aparece entrevistado por motivos obvios, es sin embargo una presencia permanente en el documental. El autor de El Eternauta es hace rato “el” gran guionista argentino y prácticamente todos los entrevistados lo nombran sea como referente, inspirador o por la impronta que dejó entre los que lo siguieron.

En resumen: para quienes no conocen mucho de historieta argentina y les interesa el tema, Imaginadores tiene las virtudes de reunir a casi todos los principales exponentes (habrá que discutir luego si quedó algún bronce fuera), presentar su tema de forma entretenida y evitar saludablemente la solemnidad.

Informe: Andrés Valenzuela.