FOTOGRAFIA › INAUGURA HOY EN EL PALAIS DE GLACE LA 27ª MUESTRA DE ARGRA
Unas 200 imágenes, seleccionadas entre 2 mil de todo el país, construyen un recorrido impactante por los sucesos de 2015. Las temáticas elegidas por la Asociación de Reporteros Gráficos son variadas: actualidad, deportes, retratos, vida cotidiana, política y naturaleza.
› Por María Daniela Yaccar
“Es un espacio de libertad y opinión”: así es como un grupo de fotógrafos define a la muestra de la Asociación de Reporteros Gráficos de la República Argentina (Argra), cuya 27º edición inaugura hoy en el Palais de Glace (Posadas 1725). Unas 200 imágenes, seleccionadas de entre 2 mil de todo el país, construyen un recorrido completo e impactante por los sucesos del año pasado. Entre ellas hay trabajos publicados en medios, otros que no tuvieron visibilidad y otros que los fotógrafos realizaron por pura pasión. Como es habitual, las temáticas son variadas: actualidad, deportes, retratos, vida cotidiana, política y naturaleza. En esta ocasión, la tapa del anuario refleja el cambio de época. Mauricio Macri y Juliana Awada sonríen en el balcón de la Casa Rosada, el día de la asunción del Presidente.
“Estoy muy contento”, celebra Juan Roleri (Télam), responsable de aquella foto. En la sede de Argra, ubicada en Venezuela al 1400, se reúne un grupo de reporteros gráficos para charlar con Página/12 acerca de la exposición, con mate y facturas de por medio. Están viendo el catálogo por primera vez y descubriendo cuáles de sus fotos fueron elegidas por el Comité Editor, integrado por Eva Cabrera, Daniel Jayo, Eduardo Longoni, Gonzalo Martínez y Pablo Piovano.
El anuario va pasando de mano en mano. En el encuentro, lo primero es la foto, claro: algunos vinieron sólo para eso. Varios suben a una mesa, se acomodan, hacen chistes, “peinate que viene gente”, bromean, y molestan al autor de la imagen que ilustra esta nota, quien se arrastra por el piso para conseguir una mejor toma. Para ellos, y también para el público que acompaña todos los años, la muestra de Argra –nacida en plena dictadura militar– es un acontecimiento muy esperado. De hecho, se trata de la exposición de fotoperiodismo más relevante del país. En el Palais habrá visitas guiadas coordinadas por los mismos fotógrafos. Y en los próximos meses, la muestra se podrá ver en Río Negro, Neuquén, Tucumán, Córdoba y Mendoza.
Como en cada edición, el anuario es una joya para la biblioteca. Invita a sufrir, a reír, a contemplar belleza, a conocer realidades que quizá de otro modo no se hubieran conocido. Si bien las fotos que componen la muestra suelen ser muy distintas entre sí, tienen algo en común: no pasan inadvertidas.
Son valiosas por diferentes motivos. El valor puede estar, por ejemplo, el riesgo que afrontaron los fotógrafos al construirlas. Federico Peretti registró a Marcelo Gallardo retirándose de la Bombonera bajo un techo de escudos, luego de las agresiones con gas pimienta a sus jugadores, durante el partido por la Copa Libertadores de América. “Fue un día bastante complicado para trabajar. Veo cincuenta partidos por año, hace seis, siete; y generalmente no hay demasiado lío. En este caso, la gente del club se nos acercaba para decirnos que no sacáramos fotos, porque teníamos que volver a trabajar. Entre eso y lo que tiraban de las tribunas, había un clima denso. Yo me quedé trabajando hasta el final. Metido en la manga con cinco colegas, mientras los policías nos pegaban con escudos. En el fútbol a veces hacemos fotos más bobas”, relata Peretti.
Una imagen puede, también, ser valiosa por el compromiso de mostrar una realidad oculta. La de Martín Zabala es una historia de nueve fotos, muy dolorosa. Por una nota para una agencia china conoció a Franco Villavicencio, un nene de cuatro años que padecía una enfermedad que sufren nada más que 300 chicos en el mundo: progeria (vejez prematura). Zabala se quedó cerca de Franco y de su familia y siguió sacando fotos, más allá de aquella nota en particular.
“La progeria tiene una sobrevida de entre 13 y 17 años”, detalla. Pero Franco falleció en febrero de este año, de un ACV. “Estuve bastante en duda de si armar algo o no. Pero me decidí. Lo que me había movido, en un principio, era que la familia de Franco es muy pobre. Compartían una casa 17 personas. Me resultaba increíble que no recibieran ayuda de ningún organismo de gobierno. Así que me comprometí a hacer algo para que esto se viera. Es una historia trunca. Termina con una muerte, no estaba previsto para mí. Me fue muy difícil editarla.”
La vida cotidiana está llena de historias insólitas, como la que documentó Lola Ripoll, de El Día: un perro estuvo atrapado en una alcantarilla durante una semana. Alguien lo oyó llorar, llamó a los Bomberos y fue rescatado. “Capaz que la gente piensa que un animal no vale la pena, pero esta familia no se dio por vencida. Había mucha gente llorando durante el rescate”, recuerda la joven.
La política, por su parte, tiene en la muestra de Argra una fuerte presencia. De la charla con este diario participan fotógrafos que hicieron foco en ella, como Maximiliano Vernazza (Gente), que se tomó licencia en su trabajo para hacer fotos de la campaña de Massa, y buscó retratar la intimidad del candidato. De Fernando Pérez Re (Crónica) fueron seleccionadas tres fotos, entre ellas una de Cristina con un bastón de selfie y otra de Macri bailando en un búnker. “Con el cambio de gobierno muchos de nosotros atravesamos situaciones complejas”, resalta Leo Vaca, que presentará en la exposición un trabajo sobre el Día de la Visibilidad Lésbica.
¿Crisis del fotoperiodismo?
Vaca cuenta que la imagen suya que quedó seleccionada forma parte de un ensayo publicado en Infojus Noticias. “Trabajé ahí los últimos tres años, fue una etapa muy rica. El sitio fue destruido, echaron a más de la mitad de los empleados. Hicieron desaparecer los archivos, después los devolvieron, pero no son fáciles de encontrar”, relata. En febrero se supo que el gobierno de Macri había eliminado el trabajo de más de tres años de investigaciones sobre violencia institucional, de género, lavado de dinero o civiles imputados en delitos de lesa humanidad.
En la entrevista resulta inevitable detenerse en la situación de Tiempo Argentino. Mariano Martino expondrá una foto de la marcha Ni Una Menos. El fotógrafo de Tiempo califica al ataque a la redacción como “un eslabón de la cadena del vaciamiento de la empresa”. “Pudimos aguantar seis meses de lucha porque hay un colectivo de trabajadores que quiere mantener los puestos a como dé lugar. Tenemos un objetivo común: pase lo que pase, seguiremos sacando el producto”, resalta. Además, sugiere que el ataque fue “muy puntual”, porque tenían pensado lanzar la web de Tiempo el 10 de julio.
“Estamos yendo a un mundo cada vez más audiovisual y nuestra paga es cada vez menor”, sentencia Martino, por otra parte. Sus colegas coinciden. “Está todo en crisis y convulsionado. No obstante, hay un renacer de la fotografía”, apunta Zabala. “Contamos historias gráficas que no tienen lugar en los medios. No hay lugar ni presupuesto para un trabajo profundo. Sin embargo, seguimos intentando desentramar la realidad, ahora que es tan difícil”, concluye. En la misma línea, Guillermo Llamos sostiene que “no está en crisis el ejercicio del periodismo, sino las empresas de medios”. El fotógrafo de Caras & Caretas debutará en la muestra de Argra con un bello retrato de Tomás Lipán.
El prólogo de esta edición del anuario está escrito por Miguel Gaya, abogado de Argra, y tiene que ver con la modificación de los artículos 34 y 34 bis de la ley 11.723. En noviembre de 2015, la Cámara de Diputados dio media sanción a esta modificación. “Ahora resta que el Senado tome la posta y sancione la reforma con fuerza de ley. Si así fuera, los fotógrafos habrán conseguido, en materia de producción de derechos, ‘un poquito de justicia’, como la calificó un colega”, escribió Gaya.
La ley 11.723 fue sancionada en 1933 y es una herramienta para la protección de los derechos autorales. “A través del tiempo ha requerido diversas actualizaciones”, explica Gaya, por lo que “su corpus se vio resentido”. Así, los derechos de los trabajadores “fueron desvirtuados” hasta ser “meramente declarativos”. Lo más importante de la modificación es que extiende la vigencia para los derechos autorales económicos de 20 a 50 años a partir de la primera fecha de publicación.
Sobre este tema, Zabala opina: “Muchos medios hacen un usufructo ilegal de nuestro trabajo, que excede cualquier tipo de normativa. Hay un desparpajo total. Venden fotos nuestras a otros medios. O las agencias se las pasan, y el fotógrafo no recibe absolutamente nada. La muestra de Argra también significa decir que somos dueños de nuestras fotos. Que si queremos hacemos un libro y una muestra. Sin pedir permiso a nadie”.
Bajo la consigna “Fotografía es memoria”, la Asociación propuso, a 40 años del golpe cívico-militar, la realización de una intervención callejera. En la web había tres fotos que se podían imprimir para luego pegarlas en las calles: “Militares argentinos durante la dictadura”, de Eduardo Longoni; “Represión a la marcha obrera de la CGT”, por Pablo Lasansky; y “Familiares desaparecidos frente a la Casa Rosada”, de Daniel García.
La Asociación recibió fotos de todo el país de grupos de personas que se habían sumado a la propuesta. Superó todas las expectativas: hasta llegaron imágenes de pegatinas en el exterior. Participaron, también, escuelas e instituciones. La intervención se realizó durante todo marzo y culminó en la marcha del 24, con una muestra ambulante. Como parte de esta iniciativa se realizaron entrevistas a referentes de los Derechos Humanos, como Estela de Carlotto, Taty Almeida, Nora Cortiñas, Tota Guede, Rosa Tarlovsky de Roisinblit y Osvaldo Bayer. En el Palais habrá una sala dedicada especialmente al registro de esta acción, con fotos y videos.
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