Lunes, 28 de abril de 2014 | Hoy
SERIES › THE RED ROAD, SERIE DE SEIS EPISODIOS POR SUNDANCE CHANNEL
Julianne Nicholson, una de las protagonistas de este drama familiar con aristas de suspenso, habla de la historia que cruza a dos comunidades en las afueras de Nueva York y que sigue la línea de otras producciones intimistas, oscuras y agrestes.
Por Federico Lisica
“Es muy difícil de decidir, son las dos muy oscuras a su manera, ¿no? Pero no hay un asesinato en el pueblito de Oklahoma donde se desarrolla Agosto, por lo que creo que The Red Road le gana”, dice Julianne Nicholson, cuyo personaje (Jean Jensen) es el eje en la miniserie que acaba de estrenar Sundance Channel (los jueves a las 22), y el año pasado fue parte del film de interiores (en el que actuó junto a Meryl Streep, Julia Roberts, Ewan McGregor y Chris Cooper, entre otros). La pregunta era sobre cuál de las dos familias era más tenebrosa y le sacó unas buenas carcajadas a la actriz en su entrevista con Página/12. “¡Dios, necesito hacer comedia!”, exclama. “Vengo haciendo muchos dramas que tienen que ver con el pasado y las familias. Y The Red Road es justamente sobre eso, sobre cómo cada uno tiene que lidiar con lo que estuvo atrás. De cómo quieren hacer lo correcto para que no se repita lo malo y, sin embargo, siguen tomando malas decisiones en el presente.”
The Red Road sigue la línea de Rectify –de esta misma señal– y otras producciones como Longmire (A&E), The Bridge (FX) y The Killing (AXN), que bajo el manto de un policial devela un entorno de cosmovisiones tradicionales y muy ásperas. Todas se desarrollan en distintos puntos cardinales de Estados Unidos y hacen foco en lo que se esconde detrás de la amabilidad pueblerina; a veces ni siquiera existe esto último.
Creada por Aaron Guzikowski, esta miniserie de seis episodios sigue la vida de dos comunidades muy diferentes y cercanas, en particular de dos familias entrelazadas por amores prohibidos, crímenes y secretos. Por un lado está el suburbio de las afueras de Nueva York con sus tradiciones WASP, y del otro lado una comunidad nativo-americana. Es un thriller que gira en torno de un sheriff local (Martin Henderson) que debe controlar la paz caliente –más que la guerra fría– con la tribu lindante. Y a la vez es un melodrama, ya que el oficial está casado con el personaje de Nicholson y es padre de una hija que se da aires de Julieta con un Romeo indígena. Entre estos emerge Philip Kopus (Jason Momoa, tras Games of Thrones), ex convicto que sigue liado a negocios ilegales y será testigo de un accidente que dará verdadero comienzo a la trama. Un incidente que sorprendentemente recuerda al film La mujer sin cabeza de Lucrecia Martel, en lo referido a involucrados, clases sociales y desencadenantes.
–¿Desde qué arista comenzó a confeccionar su personaje?
–Básicamente estaba todo en el guión. Es una mujer que estuvo luchando con su salud mental por muchos años. Todo lo que sucede en el primer episodio hace que no pueda tapar más sus asuntos. No quiero spoilear demasiado, pero es claro que su problema con el alcohol es una tapadera, está la muerte trágica de su hermano gemelo, los miedos de que su hija repita su accionar... ¡en el piloto hay un montón de cosas!
–Y además es el detonante de la historia.
–Es cierto, y es una dama complicada. Eso lo hace interesante. Me gustaría que pudiese reír de vez en cuando. Pero lo que le pasa es serio. Está en un momento de su vida en que las acciones pasadas retornan. Seguramente ama a su esposo, pero aquí hay algo muy atractivo: es el planteo de que uno ha amado a otra gente en el camino antes de hacer su compromiso. Y en este caso son sujetos muy diferentes. El público seguramente piense que actúa como una perra. Puedo lidiar con eso.
–¿Cómo fue el rodaje en ese lugar tan singular, tan cerca y tan lejos de Nueva York?
–Fue una de los aspectos que más me interesaron de antemano. Está a sólo cincuenta kilómetros y es otro universo. Incluso se llegan a ver algunos rascacielos. Estás tan cerca de una de las urbes más grandes del mundo, pero completamente alejado en todo lo demás. Traté de no apegarme porque mi personaje no se siente bien allí. Pero fue bueno poder vivirlo porque mucha gente ni siquiera sabe que existe.
–La prensa comparó a The Red Road con varios programas, incluso con True Detective, por los entornos rurales y un timing diferente al que se estaba acostumbrado. ¿Por qué cree que tienen tanto atractivo?
–No lo sé. Puede que sea por los secretos y porque es la primera vez que estas historias se están tratando de este modo, con personajes y tramas que necesitan cierto desarrollo. Tiempo atrás eran las comedias y ahora son familias complicadas. Un tema rico para explorar.
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