Pocos desafíos más esquemáticos y adrenalínicos que el de un videojuego. A la pérdida de una vida le continúan otra y otra, hasta que la pantalla señale “game over”. A excepción de Corre Lola Corre, con su esquema de tres vidas, las intentonas de aprovechar su estructura en producciones audiovisuales no ha dado grandes resultados. Defiance (Syfy estrena este viernes a las 23 su segunda temporada) se propuso una gesta singular. Se trata de una ficción distópica y a la vez de un videojuego –lanzado por Trion Games– que está conectado con las líneas argumentales del programa. “Jugué en las tres plataformas disponibles, así que tuve la suerte de hacerlo con un personaje que interpreté yo mismo. Es algo increíble y claramente aterrador, porque alguien más te estuvo creando. Me gusta que serie y videojuego compartan una mitología”, le cuenta a Página/12 Grant Bowler, a cargo de Joshua Nolan, algo así como el sheriff de un enclave muy particular.

En la serie, es el año 2046 y la Tierra ha sido invadida por varios tipos de alienígenas, a la que se suman otras razas que no son humanas, pero tampoco provenientes del espacio exterior. El único lugar donde todas las especies se llevan relativamente bien es en la comunidad que le da nombre a la serie, un baldío reconstruido sobre las ruinas de Saint Louis. A esa paz caliente se le suman problemas como una mafia interespacial y algunas razas que bien podrían tener algún gen élfico. No es de extrañar que el humano interpretado por Bowler sea desconfiado, de armas tomar, aunque tenga devoción por su hija adoptiva. Ella es una forastera irathiente muy hábil en la pelea cuerpo a cuerpo y que posee visiones temporales.

Para los neófitos, es recomendable repasar los cinco webisodios exclusivos que ofrece el sitio de Syfy. Además de un nexo entre la primera y segunda temporada, da cuenta de un viaje del protagonista por una topografía que recuerda a la tierra marciana de El vengador del futuro y que en el espacio exterior no tiene nada que envidiar a las postales lucubradas por George Lucas. Cuando se le pregunta al actor neocelandés, menciona otra referencia de la ciencia ficción: “A mí me recuerda a Harrison Ford en Blade Runner, comparte con él la misma tristeza. No creo que Nolan se vea como un héroe. Es bravo, puede morir por lo que cree, pero a la vez es muy cínico. Es un héroe fracasado. Y eso lo hace humano”, explica.

–La primera temporada tenía como lema “Cambiá el mundo”. ¿Cuál sería el más apropiado para estos nuevos trece capítulos?

–Si tuviera que elegir una frase que pegue, sería algo así como: “Esta vez es personal”. Más allá del género, la serie se ha vuelto intimista.

–¿Qué características de Nolan hay en usted?

–Probablemente sus fallas. Soy bastante cabezadura, como él. Pero los grandes contadores de historias nos lo dicen: nuestras mayores habilidades provienen de nuestras flaquezas. Representa a la autoridad, pero a la vez le tiene desconfianza. Eso me gusta.

–¿Qué le demanda como actor este género?

–Una actuación más creíble que si fuese “la realidad”, porque todo a tu alrededor es fantástico. Yo estuve en Betty, la fea (N. del R: la versión estadounidense del programa colombiano) y podía ser más grande que la vida misma. Aquí es lo contrario.

–En la serie hay un pasado que cambió de lleno el mundo y en el presente no hay perspectivas de algo bueno. ¿Qué tiempo es el más importante para los personajes de Defiance?

–Eso es interesante y algo que me gusta mucho de este programa, y de la ciencia ficción. En la vida diaria nos preocupamos por cosas que son muy de la clase media, cuánta televisión vemos, cuán puro es lo que comemos, etcétera. Si no tenés qué comer, seguro que tus proyecciones serán otras. Y la mayoría de estos personajes no pueden tener una mirada retrospectiva. Nolan ni quiere hablar del pasado. Están más preocupados por sobrevivir. Cuanto más actúan, menos pueden pensar sobre lo que les sucedió. Creo que tiene sentido, ¿no?