Jueves, 21 de enero de 2016 | Hoy
SERIES › MICK JAGGER Y MARTIN SCORSESE ANTICIPAN SU SERIE VINYL
El cantante de los Rolling Stones tuvo durante años la idea de hacer una película basada en el detrás de escena del mundo de la música, que desarrolló junto al director de Taxi Driver hasta que finalmente tomó forma de serie de televisión.
Por Sarah Hughes *
Pocas series de televisión han sido esperadas con tanta impaciencia como el próximo estreno de HBO, Vinyl, que está ambientado en la industria de la música de los 70. El drama de diez episodios, un proyecto que apasionó a Mick Jagger, cantante de los Rolling Stones, y al director Martin Scorsese, llegará a las pantallas argentinas el domingo 14 de febrero a las 22, al mismo tiempo que su estreno en Estados Unidos. Para Jagger no es demasiado pronto. “He tenido esta idea sobre una película ambientada en la industria musical durante años”, dice. “Después empecé a trabajar con Marty en un documental sobre los Rolling Stones (Shine a Light, de 2008) y se lo mencioné y le pregunté qué le parecía.” El concepto original del cantante era un film sobre dos amigos que abarcara más de cuarenta años y cubriera la industria de la música tal como él la experimentó, tanto en buenos como en malos tiempos: las performances, las canciones, los que manejan el dinero, los picos del éxito y el bajón de las caídas. “La desarrollamos y la desarrollamos... era una idea muy enmarañada”, admite.
Con el tiempo, ambos acudieron a Terence Winter, quien trabajó con Scorsese en su drama de la época de los gangsters Boardwalk Empire, y quien escribiría el guión de la más reciente película del director, Lobo de Wall Street (2013). Winter comenzó a escribir un nuevo guión, sólo para que el proyector se frenara después del colapso financiero de 2008. “Los estudios ya no estaban dispuestos a comprometerse en algo de esa escala, así que tuvimos que volver al borrador”, dice él. “Entonces fue cuando apareció la idea de hacer una serie de televisión.”
En 2011, se involucró HBO, que ya había trabajado con Scorsese y Winter en Boardwalk Empire, y comenzó en serio el casting para Vinyl, ahora situada en 1973 (“el año en el que empezaron el punk, la música disco y el hip hop”, según Winter). El primer anuncio fue que el respetado actor de carácter Bobby Cannavale interpretaría el protagónico de Richie Finestra, un jefe de compañía discográfica en los últimos estertores de la crisis de la mediana edad, que lo dejaron al borde de perder su sello, su esposa y posiblemente su vida. El hecho de que tomara cinco años llevar a Vinyl a las pantallas puede ser atribuido a la escala y la ambición del programa.
Vinyl, que abre con un piloto de dos horas dirigido por Scorsese, no apunta simplemente a recrear la sensación de vivir en Nueva York en los 70, sino que quiere el espectador crea que está allí. Una enorme cantidad de tiempo fue dedicada a conseguir las ropas, música y las conversaciones justas. Se pagaron grandes sumas para conseguir los derechos de la música, incluido un breve fragmento de Led Zeppelin que debe haber costado una fortuna (los creadores del programa no quisieron decir cuán grande). El tono es similar al de las películas de los 70 que establecieron el nombre de Scorsese, ásperas y vibrantes. El director incluso incorporó partes nunca vistas antes de la filmación de Taxi Driver a una escena en la que Finestra maneja por Nueva York. Eso ayuda a reforzar la sensación de que uno ve no un programa nuevo sino más bien un documento perdido de una era pasada que de algún momento ha viajado a través del tiempo.
“Es un proyecto que muy cercano a mi corazón”, dice Scorsese. “Quise hacerlo durante mucho tiempo y estuve muy fuertemente involucrado en la primera temporada, supervisando la producción, trabajando en el tono y la música. Quiero seguir involucrado con tantos episodios como sea posible y espero dirigir unos cuantos más.” Jagger también ha estado muy involucrado: participó de encuentros con los guionistas, sugirió ideas y compartió historias basadas en su larga experiencia en el negocio de la música. “Tuvimos unas cuantas charlas sobre cómo funcionaría esto”, dice riendo. “Sabíamos que queríamos tener a gente real como David Bowie y Led Zeppelin mezclada con personajes de ficción, pero el tema era cómo integrar a esta gente, la real y la inventada. Fue algo realmente interesante de discutir cómo hacer funcionar ese concepto.”
Esa conjunción entre actores interpretando a personas reales junto a bandas y eventos de ficción es una de las cosas fascinantes del programa. En el primer episodio, se ve a Finestra intentando persuadir a un joven y poco convencido Robert Plant de firmar para su sello. También aparece el manager de Led Zeppelin, Peter Grant, perder la compostura increíblemente ante la idea de que su banda se convierta en parte de una compañía alemana. También hay breves cameos en la serie de actores interpretando al fallecido David Bowie y a los New York Dolls, con estos últimos tocando “Personality Crisis” mientras un colgadísimo Finestra mira el lugar –un hotel de beneficencia en el Lower East Side de Manhattan– destruirse alrededor suyo, en la escena más poderosa y alucinatoria del programa. Y se prometen apariciones ficcionales de Patti Smith, Lou Reed, Andy Warhol y Alice Cooper para más adelante.
“Ese colapso de un edificio realmente sucedió en el Mercer Arts en 1973. Fue el tercer hotel de beneficencia en derrumbarse ese año”, dice Scorsese. “Lo que traté de hacer fue capturar esa experiencia de cuando la música se convierte en parte de tu vida. Ellos siempre dicen ‘está en tu sangre’ y demás, y para mí eso significa que, en algún sentido, escuchás música todo el tiempo y ves tu vida alrededor de lo significó para esa música. Así que quería crear algo donde no haya una narrativa convencional sino que la música sea parte de esa narrativa. Es como si estuvieras escuchando la banda sonora de Richie, lo que escucha en su mente ya sea que lo quiera o no.” Entremezclada con la historia principal –que sigue a Richie y a su variopinto grupo de ejecutivos de discográficas, estrellas y aspirantes en sus vidas diarias–, hay destellos de esa banda sonora: momentos estilizados en los que Richie imagina a Janis Joplin, Bo Diddley u Otis Redding cantando sólo para él.
Es una infusión embriagadora, ocasionalmente apabullante, anclada por una performance protagónica maravillosa de Cannavale como el atormentado Finestra: santo y pecador a la vez, un hombre con oído para la música y el cerebro para convertir esa habilidad en dinero contante y sonante, y el menos confiable de los narradores en una serie repleta de ellos. “Muy al principio del piloto, Richie dice ‘ésta es mi historia, confusa por las neuronas perdidas, la autoexaltación y quizá unos cuantos bolazos’: ése es un guiño definitivo al público”, dice Winter. “Le estamos diciendo que no se queda atrapado en cada detallecito de si este disco fue lanzado de tal modo y en tal fecha. Es cercano a la realidad, pero también está visto a través de los ojos de un tipo que se ha drogado y ha hecho un montón de cosas oscuras. Tratamos de ser lo más fieles posible al mundo real, pero es un poco mi trabajo hacer que el público no se dé cuenta de qué es real y qué no.”
Scorsese, Jagger y Winter tienen personalidades fuertes. ¿Creó eso tensión en algún momento? Ellos insisten en que no, aunque Jagger dice en broma: “Lo maravilloso de hacer música en lugar de series de TV es que podés hacerla solo.” Y agrega: “Para mí, lo que sucede es que Marty y yo nos encontramos en algún punto medio. Marty es un gran conocedor de la música y una de las primeras personas que realmente usó el rock’n’roll a pleno en las películas. Siempre he admirado sus bandas sonoras y habíamos trabajado juntos antes, así que teníamos una especie de código. Además, hemos hablado sobre este proyecto a lo largo de años, intermitentemente, así que no creo que nos haya resultado difícil comunicarnos acerca de él, aunque parezca que venimos de mundos diferentes.” Scorsese acuerda: “La música que Mick y su grupo crearon es básicamente la inspiración de muchas de las imágenes que tuve sobre escenas de mis películas, particularmente de Mean Streets e incluso de Toro salvaje, y desde entonces hasta Lobo de Wall Street. Es parte de mi vida, así que para ambos fue natural intentar hacer algo juntos en algún momento”.
Para mantener las cosas todavía más dentro de la familia Jagger, James, el hijo de 30 años del rockero, tiene uno de los roles principales como el marginado cantante de una banda punk en ascenso, The Nasty Bits. “Realmente no le dije nada sobre cómo interpretar ese papel”, dice Sir Mick, de 72 años. “Lo alenté, me aseguré de que se sintiera cómodo con hacerlo, hablamos un poco sobre esa era, las actitudes y esas cosas, pero por lo demás lo dejé libre a sus propios recursos. Es su invención, no la mía.” Winter se apura a desechar sugerencias de que el nepotismo haya jugado algún rol en contratar a Jagger Jr. “Queríamos a alguien que fuera un músico real con un background en punk. Mick dijo: ‘Mi hijo está en una banda punk’ (canta en un grupo muy poco conocido llamado Turbogeist), así que Marty se juntó con él y estuvo bárbaro. No puedo imaginar a nadie más en ese papel y espero que la gente lo juzgue por lo que es y no porque es el hijo de Mick.”
En base al primer episodio, Jagger Jr. puede bancárselas por sí mismo, interpretando al burlón Kip Stevens, aunque seguramente lo ayuda el hecho de que la mayoría de sus escenas son con Juno Temple, quien se roba el programa sin esfuerzo en el rol de Jamie Vine, una ambiciosa ejecutiva de A&R (los que andaban a la caza de artistas nuevos) entusiasmada por el caos y el nihilismo del punk. De hecho, Temple es tan buena que es posible que el programa fuera incluso más fuerte si su personaje fuera el foco en lugar del de Cannavale.
Si esta serie intrincada, envolvente y amorosamente concebida tiene una falla, es que se siente levemente pasada de moda: otro drama sobre un angustiado antihéroe de mediana edad en un momento en el que las series más interesantes de la TV, desde Transparent hasta Mr. Robot, tienen elencos y argumentos diversos. “Hicimos el programa que queríamos hacer y lo único que podemos esperar es que la gente responda a él”, dice Winter. “Creo que si yo fuera joven me interesaría saber cómo surgieron el punk y el hip hop, y cómo era vivir en ese tiempo, pero no puedo predecir su respuesta.”
“Estábamos muy al tanto de que debíamos ser reales y fieles a la realidad de lo difícil que eran las cosas para las mujeres en esa época; estamos mucho más cerca de la era de Mad Men que de 2016, y creo que eso es importante –continúa el guionista–. Sabemos que la gente podrá decir sobre el personaje de Juno ‘Bueno, ¿por que no se pelea con ese tipo?’ La respuesta es que no lo hacía porque si no la habrían echado.” “Ella no puede responderle a cualquiera, así que va a sentarse ahí y a bancárselo, y a volver a su oficina a gritar, enojarse o patear las paredes, pero no puede decir nada. Esa era la realidad de la industria de la música (en los 70) y eso es lo que muestra el programa.”
* The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
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