Una nueva invitación brasileña en la cartelera porteña, últimamente cargada de propuestas de los hermanos del Norte, siempre bien recibidas por estas tierras. Morocho, brasileño y creador de hits de esos que suenan tanto en las radios como en circuitos menos comerciales, Djavan tiene todas las cartas a favor para ganar audiencias en distintos lugares del mundo y, de hecho pasa buena parte del año de gira. No ha venido tanto a la Argentina (visita más Estados Unidos y Europa), así que esta presentación, dice, puede estar marcando de alguna manera un cambio estratégico en el intercambio musical entre ambas fronteras. Habrá que ver. Por lo pronto, hoy presentará su último disco, Matizes, en el Teatro Gran Rex.

El nombre del CD tiene que ver con el tipo de música que hace Djavan, una suerte de crossover de géneros, con el que suele buscar subrayar la idea de diversidad. “Siempre me sentí próximo a ritmos y géneros bien distintos, y siempre estuve interesado en reunirlos. Soy un hombre curioso por naturaleza, y mi formación tuvo que ver con toda la música de todos los géneros que escuché en mi vida. Así que este disco contiene afinidades buscadas desde hace años”, explica este músico radicado desde 1973 en Río de Janeiro, hijo de una lavandera de Maceió que cantaba y componía. Esas afinidades –esos matices– se evidencian en este disco en una mezcla de samba con bolero o son cubano, por ejemplo. Pero también hay jazz, o pop, o algo de blues. Y todo con un sonido bien latino y bailable.

–Hay algo muy pegadizo en muchas de sus canciones, algo que vuelve éxito inmediato uno o dos temas de cada disco que saca. ¿Tiene algún secreto en la composición?

–Tengo treinta años de carrera, y siento que hago música desde siempre. Esa es ya de por sí una ventaja. Pero, en realidad, desde que comencé mi carrera se dio una conexión con el público, que hizo que cada disco mío contenga al menos una canción de gran éxito, conocida en todo Brasil, en todas las épocas me pasó. Entonces, con estos treinta años de carrera encima, ya hay un número muy grande de éxitos, puedo decir que tengo esa felicidad. Y creo que es exactamente porque siempre he apuntado a la diversificación con mi trabajo, eso hace que me pueda acompañar un público bien heterogéneo, de distintas edades inclusive.

–No se lo ha escuchado demasiado en vivo en la Argentina, que es una plaza bastante abierta a los brasileños. ¿Por qué?

–Bueno, para que yo pueda ir a cualquier lugar, primero necesito ser invitado... Hace mucho tiempo que no canto en la Argentina y para mí es una lástima, me gusta mucho su música y su cultura en general. Pero estoy seguro de que de aquí en más voy a poder mantener una frecuencia mayor de visitas, no solamente con la Argentina sino con toda Latinoamérica. Todos estos años estuve viajando mucho más a Europa y Estados Unidos que a Latinoamérica. Lo que pasa es que, lamentablemente, Brasil es una isla en el continente. Y culturalmente siempre hemos buscado cierta proximidad mayor con Europa, lo cual no sólo es una lástima, también una locura. Siento que los tiempos están cambiando, y por eso estoy seguro de que vamos a vernos más seguido con los argentinos de aquí en adelante.

–¿Quiénes siente que son, hoy por hoy, sus compañeros de ruta en la música brasileña?

–Tengo muchos parceiros, sobre todo muchos compañeros nuevos, que no son conocidos aún por el público masivo, porque siempre tuve un interés especial por acercarme a los nuevos artistas. Ahora mismo acabo de grabar a Bárbara Mendes, que está lanzando su disco y tiene un potencial grande. Como ella, estoy en contacto con muchos nuevos artistas. Tengo un estudio de grabación donde grabo mis discos, los discos de mis hijos, y ahora lo estoy cediendo a los nuevos artistas para que puedan grabar en las mejores condiciones técnicas (algo que es muy caro para alguien que recién empieza) sin pagar nada, gratis. Y lo hago porque considero que es justo que los buenos músicos se den a conocer.

–Sus hijos músicos forman parte de su banda. ¿Cómo se llevan trabajando juntos?

–Dos hijos míos están en mi banda y estarán en los conciertos de la Argentina. Imagínese, para mí, como padre, es el placer más grande, además trabajo bien con ellos, entre nosotros hay un código musical tácito, nos entendemos sin hablarnos, las cosas salen mucho más fácilmente y con tranquilidad, porque son personas muy inteligentes y sobre todo buen humoradas. Lógicamente, ellos vivieron siempre envueltos en esta atmósfera de músicos, y acabaron siguiendo la carrera, pero yo no tuve nada que ver en su elección profesional... ¡lo juro! Aunque, claro, ahora lo agradezco...