Martes, 29 de julio de 2008 | Hoy
MUSICA › RUBéN BLADES HABLA DE LAS DIFICULTADES DE VOLVER A CANTAR
Actual ministro de Turismo de Panamá, el autor de “Pedro Navaja” maneja una industria que produce 1700 millones de dólares al año, pero después de casi un lustro en la función pública vuelve a cantar en una gira por España que lo devuelve en su mejor forma.
Por Carlos Galilea *
Desde Madrid
Rubén Blades acaba de cumplir 60 años y deja su despacho en el Ministerio de Turismo del gobierno panameño para emprender una gira por Europa. Lleva ya casi un lustro en el puesto (cuando nadie le daba tres meses) y se ha tomado un permiso sin sueldo hasta el 18 de agosto. Hacía cuatro años que no pisaba los escenarios, salvo un concierto gratuito y otro benéfico para escuelas infantiles. Lo explica por teléfono desde su hotel en Alicante: “Estoy tratando de recobrar mi posición porque cuando salga del servicio público no tendré una fortuna esperándome. Y también combinarlo con una campaña del turismo de Panamá en Holanda, Italia y España”.
Gira y campaña comparten nombre: “Panamá se queda en ti”. Blades clausuró el festival La Mar de Músicas el sábado en Cartagena, y estará esta semana en Madrid y en Vigo y el 1º de agosto en la Expo de Zaragoza, entre otras ciudades de España. “A ver si pierdo peso. Estoy gordo de estar sentado en la oficina todo el jodido día”, asegura. “Cantar de nuevo no es fácil. Tienes que volver a acostumbrar el diafragma porque es un músculo. En cualquier caso no creo que la gente vaya a tirarme fruta”, comenta. Hasta ahora había preferido apartarse de la música, alegando que no quería rebajar la seriedad de su cargo como ministro de Turismo. “Estoy manejando una industria que produce 1700 millones de dólares al año. Esa vaina es como tener un cirujano que se aparece con confetis en la cabeza a operar el cráneo al presidente y con tufo a alcohol diciendo ‘¿dónde está el tipo?’. Ahora sí puedo porque ha habido logros y hemos cuadrado cosas muy importantes, como la ley de turismo, con fondos asegurados”, explica Blades, que trajo al conservador mundo de la salsa la crónica social crítica con canciones como “Pedro Navaja” y que ha actuado junto a Anthony Hopkins, Harrison Ford y Johnny Depp.
El grupo Radiohead colgó sus canciones en Internet y se ha producido un revuelo mediático. Blades ya lo había hecho en 2003: colgó en su portal (www.rubenblades.com) once canciones en exclusiva que se podían descargar de forma gratuita. “Esta gente a veces no se entera de que uno nace y está por ahí. El mundo comienza y termina en el Imperio Británico y Estados Unidos”, dice riendo. Desde el año pasado tiene en su web El show de Rubén Blades. “Me siento en una silla con un vasito de vino y la gente me hace preguntas, me envía videos de músicos para que opine. Me hace revivir recuerdos y a veces me da la oportunidad de poder corregir errores. Porque hay cosas que no ocurrieron como algunos piensan que ocurrieron.” Confiesa una gran preocupación por el medio ambiente. Y se quedó perplejo ante la imagen de los líderes del G-8 hablando de acuerdos para el 2050. “Es una locura, con todo el respeto. Creen que la naturaleza tiene un relojito que ellos controlan. Tenemos que movernos inmediatamente y obligar a la gente a cambiar los hábitos. Mejorar el ambiente no es una opción, es una necesidad”, exclama.
Licenciado en Derecho por Harvard, Blades vivió muchos años en Estados Unidos. Mide sus palabras, para que no se interprete su opinión como la oficial del gobierno de Panamá, y no entra a valorar a los republicanos, aunque tiene una inquietante teoría de lo que ocurre cuando uno de ellos alcanza la presidencia. “Es bueno que los que creen que las cosas no cambian se fijen en lo que está ocurriendo en Estados Unidos. No sólo un negro y una mujer optaban a la candidatura por el Partido Demócrata, algo inédito, sino que hay una enorme probabilidad de que un negro sea elegido presidente de los Estados Unidos. Hace 50 años, a esos negros no se les permitía siquiera entrar en una escuela, en una universidad. Incluso los colgaban de árboles en el sur. Que medio siglo más tarde, que no es nada, pueda ser elegido un negro es extraordinario. Es lo que necesita Estados Unidos para recuperar su argumento moral.”
La inclinación de los periódicos por el chimenterío le causa tristeza. “No me interesa que alguien me venga a preguntar ‘usted trabajó con Salma Hayek. ¿Se acostó con ella?’. Me preocupa que estemos alentando los peores anhelos del ser humano. Y no veo que estas cuestiones escandalosas sean edificantes. Ni siquiera como diversión. El argumento de que ‘esto es lo que la gente quiere’ es el mismo que da el que vende droga.” Se emociona al hablar de su abuela, la mujer que le transmitió la pasión por la lectura y los libros. “Mi abuela Emma era del carajo. Siempre me decía que la peor pobreza era la espiritual. Era maestra, escritora, pintaba, defendió los derechos de la mujer y fue vegetariana en la década del ’30. Pasó mucho tiempo conmigo y me enseñó a leer. Tuvo cuatro hijos, dos mujeres y dos hombres, y como no tenía dinero para mandarlos a todos a la escuela mandó a las dos mujeres y a los hombres les enseñó en la casa. Las mandó a ellas porque decía que el mundo era de los hombres y que las mujeres tenían que prepararse mejor.”
* De El País de Madrid. Especial para PáginaI12.
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