Martes, 29 de julio de 2008 | Hoy
TELEVISION › FOX DECIDIó NO EMITIR UN POLéMICO CAPíTULO DE LOS SIMPSON
El episodio diez de la temporada 19ª de la serie animada de Matt Groening, que menciona a un “Perón dictador”, se iba a ver el domingo, pero los responsables locales decidieron no pasarlo. “Hay que respetar un momento sensible”, argumentan.
Por Julián Gorodischer
El domingo iba a ser el Día D de Los Simpson: desde enero se venía anunciando para esa fecha el capítulo diez, titulado E. Pluribus Gorgory, más conocido como el episodio de “Perón dictador”. Para subrayar torpemente la supresión inesperada (o muy esperada), se saltó del capítulo 9 (Eterno resplandor de una mente Simpson) al 11 (Ese show de los ’90) omitiendo el 10, que es sin lugar a dudas (y esto no tiene nada que ver con la mención fugaz al ex presidente argentino) uno de los mejores de la temporada 19ª, una sátira política en trazo muy fino que demuele irónicamente a los candidatos republicanos y demócratas y al menos a tres ex presidentes norteamericanos. Mientras que en Estados Unidos se emitió sin inconveniente, e incluso se lo vio también en Brasil, aquí se lo eliminó de la grilla bajo el argumento de que es “una cuestión demasiado sensible” (según argumentaban ayer en las oficinas de Fox).
¿Por qué en Estados Unidos nadie se siente ofendido con Los Simpson? No hay noticias de que, emitido el 10, se haya generado algún revuelo entre los candidatos. En el episodio (que puede verse todavía en la página lossimpson.net) de pronto se decide que Springfield sea la ciudad en la que den inicio las elecciones primarias en Estados Unidos, lo cual concita hacia allí toda la atención mediática. Los Simpson comenta la actualidad, subraya la banalidad de una campaña focalizando en la necesidad de “reequipar locales de comida rápida”, primera necesidad ciudadana, y consagra a un candidato local apoyado por demócratas y republicanos: el niño de ocho años Ralph Gorgori.
El niño duplica los apoyos a los candidatos tradicionales, unifica a los partidos detrás de su candidatura, genera mayor adhesión cada vez que postula proclamas fútiles. Los perfiles de políticos según Groening ya no escandalizan a nadie, a excepción de Lorenzo Pepe: ni el Clinton sometido ni el George W. Bush débil mental. El niño queda por encima de ellos en los sondeos y en la calidad de las propuestas, y hasta Lisa se convence de que es mejor apoyar a Ralph por contraste con el belicismo en curso. En medio de esa trama que nada tiene que ver con la Argentina, dos televidentes acodados a la barra del bar que frecuenta Homero (sus compañeros de trabajo Carl y Lenny) mantienen el siguiente diálogo:
Carl: –Lo mejor sería abolir la democracia para siempre. Realmente me gustaría una dictadura como la de Juan Perón. Cuando él te desaparecía, te mantenías de-saparecido.
Lenny: –Además, su esposa era Madonna.
“Evaluamos que sobre todo en la Argentina no era conveniente emitirlo porque es una cuestión demasiado sensible que no tiene que ver con una cuestión política”, adujeron ayer los representantes de Fox. “No tiene que ver si es Perón o no es Perón, sino que va más allá de eso. El tema de los desaparecidos no es para hacer chistes, entonces se decidió saltar del 9 al 11. Hubo un debate interno y se entendió que es un tema demasiado sensible como para hacer un chiste. No es un momento apropiado para emitirlo, además. No podemos decir con seguridad si lo vamos a pasar, porque es demasiado reciente y hay demasiados temas en el candelero como para poner una cosa más que puede herir o molestar a algunas personas.”
–Pero la inclusión de Perón en el capítulo diez hasta podría haber generado festejos, considerando que el ingreso en la gigantesca enciclopedia pop que es el dibujo de Groening no es para cualquiera y es siempre una forma de consagración para el personaje, aun desfigurado....
–Esté el gobierno que esté –dice el representante de la compañía–, es independiente del gobierno de turno. Pero definitivamente tiene que ver con el clima social. Uno tiene la tendencia a emitir, pero es simplemente para respetar un momento sensible, como no pondrías en Pascua o una fecha religiosa un programa violento.
–¿No contemplaron que es una referencia al uso que hace el espectáculo de masas de la figura política y no a la figura en sí?
–Si sos un familiar de desaparecidos es probable que no te detengas a hacer un análisis más allá, como hacen ustedes, sino que te quedes en el dolor. Ni nos cuestionamos la figura de Perón en sí, y acá adentro habrá gente a la que le gusta y a la que no.
El levantamiento venía precedido de un escandalete local que se inició cuando Lorenzo Pepe invitó al Comfer a intervenir contra lo que consideró una falta de respeto y el titular del organismo, Gabriel Mariotto, se pronunció en contra de la censura previa. Quizá sea exagerado plantear que la inclusión de Perón en el capítulo diez debería generar festejos locales, pero la verdad es que no hay muchos antecedentes de participación de argentinos en el dibujo, más allá de una cita del doblajista mexicano al Rey Sol Marquesi que interpretaba Mariano Martínez en Son amores. Es inevitable que quien ingresa pague el costo correspondiente al beneficio: altísima visibilidad mundial e inclusión en el conjunto de celebridades que no necesitan CV a cambio de una tenue o más marcada desfiguración. La celebridad política vista por Groening es remitida a un único tema: la mayoría de las apariciones de Bill Clinton, por cierto, tienen que ver con el affaire Lewinsky (inclusive en el capítulo diez, que no se vio). Gran parte de las menciones o apariciones de Hillary también tienen relación con ese affaire. “¿Qué hice para merecerlo?”, le pregunta al teléfono Bill, obligado a pegar carteles por su candidatura. La respuesta es obvia. La desfiguración del personaje de Perón llega por varias vías: algunos subtitulados no le conceden ni siquiera un tilde al apellido. Pero el mismo gag da la clave de su interpretación: en un episodio que se basa en cómo la publicidad distorsiona la política hasta hacerla coincidir con la venta, el clímax es un grupo motivacional del que participa Homero y en el que se intenta hacer asociar el demócrata al árabe. La personalidad política según Groening siempre deviene en estereotipo (el demócrata pacifista/ gay, el republicano mercenario, la candidata mujer cornuda y, claro, el dictador latinoamericano) sin que eso signifique calificar a los nombres propios mencionados, sino a los equívocos que en torno de ellos promueve la cultura de masas. De hecho, cuando Carl opina que “realmente me gustaría una dictadura como la de Juan Perón”, es el propio Lenny el que se encarga de remarcar que de lo menos que se está hablando es de historia política sino de los usos que le da el espectáculo: “Además su esposa era Madonna”, contesta. La referencia alude más a la labor reduccionista desde Andrew Lloyd Webber a Alan Parker que a Perón, más a la Chemanía o a la Evita-Madonna que a la Argentina.
Pero sucede que alguien, Lorenzo Pepe o quien sea, escucha que en un capítulo de Los Simpson se le falta el respeto al General, y posiblemente sin haber visto un solo episodio –desconociendo las reglas de un universo que se normativiza a sí mismo desde hace varias décadas, en el que no rigen jerarquías protocolares, que no suele ser proclive al error histórico (con un malón de rigurosos escribas) sino que se pregunta sobre qué hace el entertainment global con el error histórico– opina, pide censura y enrarece el clima previo y posterior a lo que debió haber sido un capítulo más, un muy buen capítulo que probablemente ya no se vea en TV abierta o codificada. En Internet, hasta nuevo aviso, todavía se consigue.
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