Lunes, 11 de agosto de 2008 | Hoy
MUSICA › LITTO NEBBIA EN TODAS SUS FACETAS
Junto a su banda La Luz iniciará mañana una serie de shows en el Maipo, donde presentará su doble CD The Blues. Pero también se viene la edición de su trabajo más ambicioso como productor: diez volúmenes con 200 nuevas versiones de temas de rock argentino.
Por Cristian Vitale
El temple de Litto Nebbia luce radiante. Acaba de pasarse tres meses en España y ya baraja mil proyectos para lo que queda del año. Energía vital. “Es increíble. Bajamos del avión y a la hora ya estaba ordenando cosas, componiendo, llamando gente. No para”, comenta su compañera. Lo más urgente era reunir al grupo La Luz (él, más Ariel Minimal, Federico Boaglio y Daniel Colombres) y ensayar de cara al ciclo que inicia mañana como parte de los festejos por el centenario del Teatro Maipo. Allí, durante cuatro martes, mostrará por primera vez en Buenos Aires los dos volúmenes de The Blues, editados entre mediados y fines del 2007, con algunos aderezos: la presencia de Cecilia Figaredo y el Ballet Argentino bajo la coreografía de Ricky Pashkus. “A Lino (Patalano) se le ocurrió hacer una puesta que incluya coreografía... creo que rememoró el Bocca Rock, cuando hicieron temas míos, de Spinetta y de Charly”, explica él, con todo el sol del verano español impregnado en el rostro. Nebbia prevé entregar dos canciones del disco (“Silbame un blues” y “Blues nocturno”) al ballet y cerrar con dos versiones de “Sólo se trata de vivir”, una grabada y otra en vivo. “Es para que el público se concentre más en la escenografía que en la banda... no sé, es la primera vez que en esta casa toca alguien así, de esta calaña”, se ríe.
Consumado el plan A, el mundo Nebbia seguirá girando: planea ejecutar, entero y tal como fue concebido, Muerte en la Catedral. Le excusa es que se cumplen treinta y cinco años de la edición original de aquel disco mítico concebido junto a Lucho González y Néstor Astarita (Era jazz & pop) e impera una necesidad. “Se nos ocurrió tocarlo en Buenos Aires y Rosario, y eso significa mucho laburo... hay cosas que son un moño”, dice. A la par, se editará en España la última producción solista de Nebbia (Soñando Barcos), un disco poblado de catorce piezas que musicalizan textos del escritor español Juan Mari Montes. “Hay un feeling intenso con España. Además de mi disco, hay cinco sellos allá editando material de Melopea: ya salieron trabajos de Virgilio Expósito, Néstor Marconi, Antonio Agri, Goyeneche, Rubén Rada y ahora está a punto de editarse el último concierto que dio el dúo Salgán-De Lío hace tres años en el Club del Vino, en DVD.” La intensa actividad editorial de Nebbia, más los toques por Mallorca, Zaragoza, Madrid y Valencia y las giras permanentes por el interior de Argentina impidieron que los dos volúmenes de The Blues se estrenaran antes en Buenos Aires. “A nosotros no nos importa sacar el disco en momentos estratégicos, así que lo sacamos con la idea de seguir trabajándolo. Es un material que no cumple una función con una campaña promocional determinada ni con una moda musical”, explica. Otra cuestión fue el regreso de Los Gatos: The Blues vio la luz en el mismo momento en que Ciro Fogliatta, Nebbia, Kay Galiffi y Alfredo Toth volvían a juntarse, a cuarenta años de “La balsa”. Sostiene Litto: “Las dos presentaciones fueron buenas, pero quedó mejor la del Gran Rex, no sólo porque es la segunda tocada y hay más material –32 temas contra los 16 que hicimos en Rosario–, sino porque, al ser un lugar cerrado, las canciones suenan mejor, el juego de iluminación es superior y está filmado con seis cámaras. Yo he vivido esto, emocionalmente y en términos de cumpleaños, de la misma manera que viví dos años antes lo de Los Gatos Salvajes. Allí teníamos el asunto de que no veíamos a tres integrantes hacía treinta y pico de años. Siempre revivir algo que no esté guiado por un pretexto comercial, sino de encuentro y recuerdos, tiene su cosa; además, haber encontrado a este degenerado del guitarrista (Kay Galiffi) a quien pensé que no íbamos a encontrar nunca en la vida... Kay es un simpático infernal. La propuesta, igual, fue tocar y nunca pensamos que íbamos a estar un año unidos ni mucho menos sacar temas nuevos”.
–¿Escuchó la versión de “El rey lloró” que grabó Pedro Aznar en Quebrado, su último disco?
–Todo el mundo me pregunta eso... voy a comprar el disco. Y ahora van a escuchar esa canción, pero por Spinetta y su grupo actual.
El link es la proximidad de otra edición del mundo Nebbia: los diez volúmenes con canciones del rock argentino que, luego de un sinfín de idas y vueltas, se concretarán a principios de septiembre. Son 200 canciones repartidas en nueve discos y ejecutadas por 294 músicos; más un “DVD bonus” que muestra el backstage de las grabaciones. “Hay de todo: conocidos, desconocidos, flacos, gordos, viejos, sorpresas”, dice. La compilación engloba diez años de historia: desde Los Gatos Salvajes hasta Sui Generis. Cada álbum implica un homenaje: Los Gatos Salvajes-Los Gatos (Volumen I), Almendra (II), Moris, Miguel Cantilo-Roque Narvaja (III), Manal, Vox Dei, Pappo (IV), Aquelarre, Huinca, Color Humano, Pescado Rabioso (V), Artistas varios –Mockers, Shakers, Bulldogs– (VI), Sui Generis-León Gieco (VII), Spinetta (VIII) y Nebbia (IX). “Hay un montón de pendejitos tocando y también junté en un mismo grupo a Ciro Fogliatta, Alejandro Medina y Gustavo Bazterrica. Me di el gusto.”
–¿Cómo funciona el feeling generacional con el resto de La Luz?
–A cada uno le gusta lo que hace el otro. Todo bien, a mí me gusta Pez. Te conviene encontrarte con gente que tenga la misma mecánica de gusto y ganas. Hoy, por ejemplo, nos juntamos a ensayar a las diez de la mañana, con un frío increíble y, a las diez y cuarto, la sala era un quilombo de violas. Esto es algo que cierta gente no pierde nunca en su vida y otra la ha perdido.
–Ningún choque generacional, entonces...
–Para nada. Acá hay pautas: yo puedo llevar un día una música que parezca Pet Sounds, de los Beach Boys, y una que parezca Led Ze-ppelin. El grupo está constituido con una mentalidad tal que todo nos gusta, y al que no conoce demasiado de algo, o menos que el otro, también le va a servir; después, cada quien tiene dentro de la cosa grupal su momento de improvisación y también su momento de tirar ideas en los ensayos, y su vida personal para hacer su proyecto: por ejemplo, Boaglio y su grupo de funky o Minimal con Pez, o Colombres, con una banda cuyo nombre le sugerí yo: El gato Fénix.
–¿?
–Se me ocurrió tirarle una como Argentina, que la matan y sale de nuevo.
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