Miércoles, 20 de agosto de 2008 | Hoy
MUSICA › ENTREVISTA A DANIEL GARCíA, DE TANGOLOCO
La propuesta de la banda tiene el mérito de haber encontrado puntos de contacto entre Los Beatles y el tango. El audaz experimento generó detractores y fans incondicionales. “En el tango, hoy, hace falta gente que diga cosas nuevas”, señala García.
Por Cristian Vitale
“¿Qué tienen en común Los Beatles y el tango?: No sé, la niebla del Riachuelo y la de Liverpool.” La operación pregunta-respuesta (irónica) de Daniel García, que incluye una breve sonrisa, tiende a resaltar un logro: Tangoloco, su quinteto, consigue en música lo que su director niega en palabras. Walter Castro y el Mono Hurtado (la parte tanguera) + Horacio Montesano y Christian Colaizzo (la parte power), con el mismo García “haciendo equilibrio” con su piano, logran que Buenos Aires y Liverpool se unan por algo más que esa niebla espesa. Y entonces conviven, en un mismo “track”, “Day Tripper” y “Libertango” o, con aire de arrabal, “And I love her”, “Yellow submarine”, “If I Feel” y “Michelle”. A juzgar por la respuesta del gentío heterogéneo en el Velma (mezcla de rockers, tangueros y curiosos) la cruzada no está mal. “Era difícil hacer Beatles en tango, porque las melodías son muy blancas, muy inglesas, limpias, bellas o tontas; por eso, a todas les tuvimos que dar una vuelta, y un olor a Buenos Aires... esa pasión y esa mugre que tiene el tango. Digo: vos podés llevar temas de Los Beatles al reggae o a la bossa, porque tienen puntos en común: con el tango no hay ninguno”, insiste García.
Y, sin embargo, los hay, como también con otros arrebatos del rock que la agrupación trasvasa: “Muchacha ojos de papel” o “Jugo de tomate frío”, por caso. Suma: Tangoloco es lo que García supone: sonido crudo “sin red” ni trucos. Tango atípico y contemporáneo. “La idea es mostrar el sonido de la Buenos Aires de hoy, que es más loco... con gente que no para un minuto. Para mí, esto es la conjunción del tango con otros estilos: en este caso lo hice con el rock, pero puede ser que todos los estilos se den la mano sin ruborizarse.” El quinteto mostrará su repertorio el sábado próximo y el siguiente en el Velma (Gorriti 5520), siempre acompañado por un cantante distinto. Este será María José Demare. “La idea es que se suban a jugar con nosotros. Que hagan algo distinto a lo habitual. Está bueno, en medio de casi dos horas de música instrumental, dedicarle 20 minutos al canto. Cuando hicimos Rock en 2 x 4, con temas del rock nacional llevado a nuestro sonido, la mitad fueron instrumentales y la otra, cantados: ‘Laura va’, por Guillermo Fernández o ‘Popotitos’, que cantó Rada. Quiero darle un plus a la gente que nos sigue...”
–¿Cuál fue el experimento más “jugado”?
–Bruno Arias fue el que más se la jugó, porque él nunca había cantado un tango y pidió hacer “Vuelvo al sur”; después nosotros hicimos una vidala con él al estilo Divididos.
El juego de García enlaza con su bagaje. Hijo del legendario Mito García –el hombre que musicalizó las terroríficas tiras de Narciso Ibáñez Menta–, se crió entre sus enseñanzas y las de Tito Vicio, uno de los músicos que Piazzolla convocó para el estreno de la ópera María de Buenos Aires, en 1969. A los 21 años, ya había grabado con Rubén Rada (Del otro lado) y el devenir lo encontró anudado con diversos artistas: entre Pedro Aznar y Víctor Manuel; Mercedes y Lito Vitale; Luis Salinas y Julia Zenko. “Mi preocupación es encarar al tango desde un lugar original. Cuando se me ocurrió esto de mezclar a Los Beatles con el tango, lo primero que hice fue consultar a mi psicólogo. Le pregunté: ‘¿Voy bien por acá, o me voy a estresar?’ Después, pensé en mi viejo. El trabajó mucho pero nunca se dedicó a hacer una carrera propia; eso fue lo que me propuse yo cuando empecé a ver que esta locura tenía algo propio para decir. En el tango, hoy, hace falta gente que diga cosas nuevas.”
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