Viernes, 10 de octubre de 2008 | Hoy
MUSICA › LATIN ALTERNATIVE MUSIC CONFERENCE
En el encuentro realizado paralelamente al Pepsi Music se debatió sobre el modo en que las telefónicas, las discográficas, las empresas web y los artistas deberán acomodarse frente a los cambios de paradigma en el consumo de la música.
Por Facundo García
Las descargas por Internet marcarán este año un nuevo record. Al mismo tiempo, el 70 por ciento de los celulares que están adquiriendo los argentinos pueden reproducir archivos mp3. La combinación de ambos fenómenos, que coincide con una tendencia global, deja en blanco el espacio para los pronósticos: nadie sabe cómo se van a acomodar las telefónicas, las discográficas, las empresas web y los artistas ante la novedad. En ese sentido, el tercer y último día de la Latin Alternative Music Conference (LAMC) –que se realizó paralelamente al Pepsi Music y viene posicionándose como uno de los encuentros más importantes del mercado musical latinoamericano– desplegó algunos de los ejes que habrá que tener en cuenta de acá en más.
“Ser pioneros tiene ventajas y desventajas”, reconoció Ezequiel Arbusti, director de Negocios Digitales del Grupo VIDA. Desde su rol de generador de estrategias de venta por la red, el ejecutivo admitió que todos los días se encuentra ante una rutina “de continua prueba y error”, aunque “poco a poco las principales compañías van comprendiendo la importancia de concretar contratos con nosotros, y otro tanto pasa con las independientes”.
La tienda de música on line más exitosa del mundo –la Itunes de Apple– tiene como principal fuente de ingresos la venta de dispositivos y no las descargas pagas; por lo que la adaptación de ese modelo a la realidad del cono sur es complicada. En efecto, iniciativas como bajamúsica.com están estudiando variantes: “Dado que el público ha mostrado que no quiere pagar por lo que baja, tenemos que buscar otro agente que sí esté dispuesto a hacerlo. Es interesante considerar, por ejemplo, la posibilidad de que los anunciantes financien lo que ofrecemos”, aventuró Arbusti.
Intervenciones de esa especie marcan la migración hacia otra lógica. Todavía no se sabe bien sabe cuál es, pero se hace sentir. MySpace llegó este año a la región y Martín Kogan, su country manager para Argentina y Chile, desgranó pruebas de la mutación que traerá la Web 2.0. Se llama Web 2.0 a esta era de Internet, que de la mano de páginas como Youtube o Facebook estimula a los usuarios a que sean ellos los que contribuyan a introducir, entronar o ignorar a los contenidos. “Básicamente, el sistema se está utilizando para dos cosas: difusión y venta, sobre todo lo primero. Fenómenos como Lily Allen o los Arctic Monkeys –que arrancaron en las redes sociales– ya han demostrado el poder que tiene el medio para dar a conocer nuevas figuras”, desarrolló Kogan.
MySpace tiene hoy más de 370 millones de usuarios, y tanto Argentina como Chile comparten la característica de ser los países con mayor proporción de músicos en relación con la cantidad de miembros activos. “Por lo tanto –añadió Kogan–, estamos elaborando contenidos como los que estarán en Myspace.com/musicos, con tips para los que quieren insertarse en la industria. Y en lo que respecta a la venta, acabamos de lanzar en Estados Unidos un canal de comercialización que esperamos expandir pronto a otros lugares.” El panelista coincidió en la necesidad de rastrear mecanismos innovadores: “Llegó la hora de ver que no necesariamente tienen que ser los usuarios los que costeen los gastos, quizá puedan participar las marcas a través de la publicidad en los sites”.
Cerca estaba Gustavo Saucedo, gerente de Nuevos Servicios de Claro. Y probablemente disentía. Desde el punto de vista de las telefónicas, el usuario sigue siendo el que pone la moneda. “En nuestro caso, el negocio se corre permanentemente. Así, encontramos que junto a la merma en las ventas de ringtones se ha dado, en los últimos meses, un crecimiento de más de un 600 por ciento para la comercialización vía celular de composiciones completas. O sea que la torta va cambiando su composición y, simultáneamente, continúa agrandándose”, puntualizó el representante.
El auge del móvil no se detiene. Leandro Musciano, gerente de Creación de Valor de Movistar, apuntó en esa dirección al informar que “acá, la venta de música paga digital representa sólo el 3% de las ventas, y hasta ahora sólo ha explorado a los ringtones. Está todo por hacer”. La idea que sobrevoló ese tramo del intercambio fue la suscripción: “Hay que empezar a percibir la música como un servicio, donde el cliente pueda contratar un catálogo por un lapso determinado”, subrayó Musciano. Le quedó pólvora para la ironía, y concluyó afirmando que “después de algunos errores, el celular estará ofreciendo a las discográficas una segunda oportunidad. No sé cuántas industrias dan esa chance”.
Lo mismo opinaría más tarde Pablo Cancelliere, devenido Desarrollador de Negocios para teléfonos móviles luego de una larga experiencia con las discográficas. “El sector se debe a una autocrítica muy grande sobre lo que ha hecho en los últimos ocho años”, apuntó el especialista. Ahora no queda otra que actuar rápido: el que sepa convertirse en fuente de contenidos será, de aquí en adelante, el que manda. “El respeto que se les tiene a las compañías grandes podría disminuir en la medida en que otros se pongan a grabar y producir. Me estoy refiriendo, por citar un caso, a lo que están pensando en hacer algunas telefónicas. Para los músicos será una gran oportunidad, ya que se multiplicarán sus opciones.”
A la luz de los analistas, los caballos más viejos de esta carrera deberán doblar la curva o estrellarse por su propia inercia. Fabián de la Rúa, presidente de PMóvil –una proveedora de contenido y aplicaciones para teléfonos líder de la región– no dejó pasar la oportunidad de tirar, él también, unos darditos. “Si se entendiera que el negocio digital pasa por el volumen de ventas y no por los precios altos, se comprobarían las potencialidades que ofrece la época”, reflexionó. Lo decía desde la experiencia: PMóvil tiene más de cien mil descargas mensuales de canciones de celular... y eso sólo en Bolivia. “Esos éxitos se podrían explotar aún más implementando modelos de suscripción. En Brasil ya ni siquiera se plantean la disyuntiva. Se ‘alquila’ un catálogo a los clientes y listo.”
A 131 años del primer fonógrafo, el acto de escuchar música se ha transformado en una forma de configurar identidades sociales. Por eso es urgente una participación más activa de la sociedad en estos debates. No llegará con promociones ni publicidad de gaseosas. Es una lucha que hay que dar, fundamentalmente, en el plano político.
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