Domingo, 2 de noviembre de 2008 | Hoy
MUSICA › LA PRIMERA FECHA DEL PERSONAL FEST LLEVO VEINTE MIL PERSONAS
The Jesus & Mary Chain, Spiritualized y The Offspring exhibieron diferentes matices de electricidad en el Club Ciudad.
Por Roque Casciero
En la Argentina de hoy sólo puede pensarse en un gran festival de rock con presencia de artistas internacionales si detrás hay una marca poderosa que decidió apuntar todos los cañones hacia los jóvenes. Claro que, lógicamente, eso implicará que la publicidad esté más dedicada a instalar el evento en sí –y al auspiciante “benefactor”– que a los artistas que participan, que a las canciones que se escucharán, que a la cultura que genera el rock, que... al rock. Por eso, el viernes en el Personal Fest se vio a tanto chico más preocupado por ver de qué manera llamaba más la atención la corbata a rayas que regalaban las promotoras (parte del leitmotiv “elegante sport”) que por consultar a qué hora tocaban The Offspring, Spiritualized, The Jesus & Mary Chain o !!!. ¿Cuánto hace que un festival argentino no tenía una grilla tan fuerte como ésta? Porque hay que sumarle que al cierre de esta edición tocaban R.E.M., Bloc Party, Kaiser Chiefs y The Mars Volta. Un verdadero lujo, como para que no se pianten tantos lagrimones cuando se leen las listas de artistas de los festivales europeos. De lo que se trata, entonces, es de abstraerse de lo secundario (por más que los “creativos” piensen que es lo más importante) y meterse a disfrutar de shows que pocas veces se tiene la oportunidad de ver y escuchar.
Con The Offspring, en realidad, los fans argentinos ya tuvieron varias oportunidades: ésta era su cuarta visita al país, con el flamante Rise and Fall, Rage and Grace bajo el brazo. Su concierto fue el de una aceitada máquina de entretener, con todos los hits ubicados en los momentos precisos y una performance que no descolló pero que tampoco decepcionó. Quizá se pueda cuestionar tanta corrección en una banda surgida del punk, pero a esta altura ya suena fútil: los Offspring son señores millonarios gracias a sus canciones y ni siquiera ensayan muchos gestos de rebeldía. Queda escuchar su catarata de hits, mover un poco la patita y listo. “Why don’t you get a job?” o “Pretty fly (for a white guy)” levantaron un poco más al público, que en general respondió con energía, pero quedó en evidencia que el mejor momento de la banda pasó hace largo rato. Como era lógico, cuando los californianos arrancaron su set quedó un 30 por ciento menos de las 20 mil personas que poblaron el Ciudad de Buenos Aires: el público que fue a ver a The Jesus & Mary Chain y Spiritualized no tenía mucho en común, en términos de gustos musicales, con los fans de Dexter Holland (con melenita colorada), Noodles (¡con larga cabellera oscura!) y demás.
Lo de Jesus & Mary Chain, que se reagruparon en 2007 después de casi una década sin tocar, fue más que un viaje al pasado, en buena medida porque su sonido repleto de feedback y ruido blanco trasciende las modas. Entretejidas en la maraña de acoples del guitarrista William Reid, las melodías quedaban casi siempre a cargo de su hermano Jim, que canta del mismo modo parco que en 1985. Eso sí, esta vez habló algo con el público (cuando tocaron en Obras en 1990 no había dicho palabra) para anunciar alguna canción nueva o para agradecer los aplausos. También están menos caóticos que en el pasado, aunque hayan tenido un par de arranques en falso en “Happy when it rains”: desde que sonó “Head on” hasta el final con los clásicos “Just like honey” (la mezcla exacta entre Velvet Underground y la Motown) y “Revenge” (Stooges con base shoegaze), el show fue una cruza de adrenalina y oscuridad.
En el segundo escenario, Spiritualized entregó un concierto tan cerca de lo sublime como el del miércoles pasado en La Trastienda. Con menos tiempo para tocar, Jason Pierce y los suyos no flotaron tanto entre nubes psicodélicas y eso hizo que se notaran todavía más los electroshocks inducidos por guitarras. Así fue el comienzo con “You lie you cheat” y también el final apocalíptico con “Take me to the other side”. En el medio, varios temas del reciente Songs in A&E, un par del increíble Ladies & gentlemen we’re floating in space (el que da nombre al disco y “Come together”) y el fantástico “Walkin with Jesus” de Spacemen 3, la banda anterior de Pierce. Las dos coristas negras le daban un tinte de gospel incluso hasta a las electrocuciones, lo cual hacía más interesante la oferta de Spiritualized. Y otra vez, ni una palabra del cantante al público, que miraba entre fascinado y azorado: claramente, la comunicación pasaba por otro lado.
En cambio Nic Offer, líder de los californianos !!! (pronúnciese chk chk chk), se reveló como un frontman imparable: bailó con movimientos espásticos cada tema, al punto de que se le rompieron los pantalones cortos (“espero que les guste mi culo”, se rió), y también se bajó del escenario a cantar bien cerca del público. La receta de dance-punk que inventaron los !!! tiene mucho que ver con el postpunk de Gang Of Four, pero también toma elementos de la “negritud” que abrazaron los blanquitos Talking Heads. Y da resultado, porque es imposible dejar de moverse con ese funk aséptico, tocado con tanta precisión como vísceras. Y aunque dieron un show demoledor, el sol de la tarde tal vez no haya sido el mejor marco para Offer y compañía. Tendrán revancha: mañana repiten en La Trastienda.
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