Miércoles, 3 de diciembre de 2008 | Hoy
MUSICA › LOS HERMANOS BUTACA, OTRA MANERA DE ENCARAR EL TANGO
La banda formada por Carlos Senin y Germán Dominicé apuesta a descontracturar el género, poblando sus canciones de personajes bizarros y alejados de toda solemnidad. “Acá no aparecen ni el macho, ni el farolito ni el llanto”, sostienen.
Por Cristian Vitale
El calor es fulminante, pero ellos tienen que cumplir con el uniforme: ambo negro, mocasines y apoya cabeza. Es de cuerina y el sudor que emana de las frentes es indisimulable. “Se los sacamos a un Taunus viejo”, tira Carlos Senin, uno de los creadores de este dúo insólito –al borde de lo bizarro– que presentaron su disco debut en La Vaca Profana. El otro, Germán Dominicé, canta con voz atorranta. Gesticula, se mueve como un arlequín y va ensamblando frases que tienen todo de tango, menos dramatismo: nostalgia por Evita, el Turco Jador –un traba de Once–, un tal José que se lava los dientes con Poxipol, milongas acuarteladas (“Peinale la cabeza al loro”), un repartidor de pi-zzas que muere arrollado por un remís y alguien que parece un zoofílico polígamo. La suma da todo lo contrario a la solemnidad. Es tango sin lágrimas. “Yo juego a que me parezco a Tu Sam, Emilio Disi o Graciela Alfano (¡?); eso te da una libertad enorme para tirarte al piso y pelotudear. Resulta mejor para afuera, para no estar mirando tu número de documento todo el tiempo”, grafica el cantante. El jueves 18 se presentarán junto a ¡Pipo Cipolatti! en Plasma (Piedras 1856).
La lógica estética obedece al nombre: Los Hermanos Butaca. Senín y Dominicé –guitarrista– mantienen el apoya cabeza durante todo el set. Fernando Resk, bandoneonista que ha tocado con los Ramones del tango de Daniel Melingo y con Celeste Carballo, también. Es el precio a pagar por divertirse y ganar 10, 50 o 100 pesos por toque. Esta vez la paga es poca, pero la diversión no. Comparten cartel con La Quimera del Tango –buen grupo de guitarras– y alguien aparece con 80 mangos para dosificar entre todos. La repartija es en el sótano de La Vaca y el destino: cerveza. “Antes tocábamos rock onda Living Colour. Nos llamábamos La Sagrada Familia, pero nos cansamos de hacer música seria. Cada vez que parábamos a descansar nos hacíamos chistes con ideas sacadas, boludeces.”
–Pero el pibe Delivery no es tan divertido... se da con los sesos contra el cordón.
Carlos Senín: –Bueno, la primera vez que lo escuchás por ahí te reís, pero la segunda te ponés serio. El chabón, una vez muerto, se queja de que se le cayeron las pi-zzas en la calle, y hasta de haber nacido, directamente. “Si no hubiera nacido, quien hubiera sido...”, se pone metafísico.
Germán Dominicé: –Abrevamos muchas veces de esos toques argentinos que hay que llevar inevitablemente para el tango, pero despojado de la nostalgia. No aparecen ni el macho, ni el farolito ni el llanto.
–“Yo sé que ella ‘es perra’ por mí, todo el tiempo esperra.” Juegan mucho con palabras. ¿El Turco Jador es real?
C. S.: –No. Salió de una asociación de palabras... hablábamos del trabajador con el sol en la cara y nació el personaje, que es un travesti que cumple años el 1º de mayo. La esencia de lo que hacemos es que a uno siempre le duele todo, y tratamos de que nos duela un poco menos, a partir de utilizar la ironía ante la crueldad del día a día. Reírse de todo es un riesgo.
La idea de vincularse a través de butacas nació en una fiesta de disfraces. Ganaron el primer premio y las dos cervezas del trofeo se las tomó Senín. “Eran las Corona, venían con el limón y el abrebotellas importado. Epoca memenista, claro”, se ríe el guitarrista. Resuelto el nombre, echaron mano a las canciones creadas cuando eran una banda de rock y se reciclaron. “Nos empezó a tentar ese repertorio, porque tocar en serio era muy rígido. Esto es más placentero. Yo trabajaba con un tipo que me explicaba de orquestas, de compositores, y me hacía escuchar FM Tango todo el tiempo... sin querer, llegamos al 2004 y apareció Fernando Resk, el tanguero de verdad.” Resk, músico estrella, se integra a la conversación: “Lo único que hice fue explicarles algo así: ‘Loco, estos son todos tangos’. Había tango en la letrística. Además, conmigo descubrieron que son peronistas. Les guste o no, son tangueros y peronistas”, se ríe.
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