MUSICA › CAFé DE LOS MAESTROS, EN EL DíA NACIONAL DEL TANGO
Con algo menos de ensayo y pulido de detalles en la orquesta y con reemplazos de algunas de las grandes glorias, el concierto, ante un Gran Rex repleto y dispuesto a hacer oír su fervor, volvió a resultar un muy buen espectáculo de tango.
› Por Karina Micheletto
Si algo queda claro de Café de los Maestros, al escucharlo una y otra vez, desde el disco o desde la imagen, o desde el vivo en sus distintas circunstancias, es que es un gran proyecto. Son los maestros del tango y el título es indiscutible, caso por caso. Transitaron las épocas de oro del género y siguieron en actividad hasta la actualidad, en muchos casos sin grandes pompas ni aspavientos, más bien frente al silencio o la indiferencia de las mayorías, que es la forma en que en este país se reconoce a los maestros en general. Reunirlos al frente de sus grandes temas, sumar a la orquesta los créditos tangueros más jóvenes (aunque con muchos kilómetros ya recorridos a esta altura), desgrabar algunos arreglos orquestales históricos y hacerlo en formato de superproducción, es decir, poniendo cuidado en los detalles técnicos, es una idea que sólo puede redundar en buenos frutos. Frutos que volvieron a sonar el jueves pasado, cuando se festejó el Día Nacional del Tango con otro concierto del Café de los Maestros, esta vez en el escenario del Gran Rex. Y aunque por momentos el espectáculo pareció una versión un tanto deslucida de la gran gala del Colón (aquel concierto fue realmente memorable), con algo menos de ensayo y pulido de detalles en la orquesta, y con reemplazos de algunas de las grandes glorias, el concierto, ante un Gran Rex repleto y dispuesto a hacer oír su fervor tanguero, volvió a resultar un muy buen espectáculo de tango.
Ya pasó el disco y la película, el libro con fotos y reportajes y el DVD con sus respectivos extras, pasaron también algunos conciertos alrededor del mundo con parte del staff de maestros. Y ya pasó, sobre todo, aquel concierto en el Colón de 2006, impecable y con la carga de emoción extra del lugar (a propósito: ¿se acuerdan cuando todavía existía en la ciudad de Buenos Aires un teatro que se llamaba Colón y funcionaba a pleno?). Un par de años después, mientras volver a escuchar música de cualquier tipo en aquel teatro lírico que alguna vez fue el orgullo de esta ciudad parece un sueño lejano, aquí están, éstos son, los muchachos del Colón, ahora en el Gran Rex.
Está el gran Leopoldo Federico, que se transforma –literalmente– apenas acomoda su instrumento sobre sus rodillas. El increíble Gabriel “Chula” Clausi, que a los 97 años encanta con un solo de su tema “Alfred Arnold” (un homenaje a los famosos bandoneones doble A, y a su creador). Están otros grandes bandoneones: los de Ernesto Baffa, Osvaldo “Marinero” Montes, que continúa la tradición del dúo con la guitarra de su compañero Aníbal Arias, Carlos Lázzari, arreglador de D’Arienzo, que recrea “La Cumparsita” en el estilo del Rey del Compás, lista pa’ bailar.
Está también la exquisitez pianística de Emilio De la Peña, está Atilio Stampone, Osvaldo Requena, encargado de la dirección de la Orquesta Típica Los Maestros, que también desgrabó discos históricos para sacar, por ejemplo, el arreglo para la orquesta de Pugliese de la versión de “Si sos brujo”, de Emilio Balcarce, también presente en esta noche. Están las voces: Juan Carlos Godoy, que cuando hace su versión de “La mariposa” y arranca con los versos de “No es que estéeee... arrepentidooo...” vuelve a ser aquel consagrado del Glostora Tango Club. La uruguaya Nina Miranda, última incorporación del Café de los Maestros, retomando la canción tras una historia de película que incluye el gran éxito y unas cuatro décadas de retiro autoimpuesto. Y Virginia Luque, qué decir: una diva con estola y todo, bien morocha y argentina.
Está Fernando Suárez Paz en todos los solos de violín, y sobre el final está Mariano Mores, tan fiel a su estilo en versiones rimbombantes de “Uno”, “Taquito militar” y el bis con “Tanguera”. Desde la pantalla está el recuerdo de los maestros que participaron del proyecto y que ya no están: Carlos García, Oscar Ferrari, Pepe Libertella, Lágrima Ríos. En el abrazo final están también los productores artísticos y mentores del proyecto, Gustavo Santaolalla y Gustavo Mozzi. En la orquesta y entre los músicos invitados están nombres como Nicolás Ledesma, Hugo Pierre, Juan Cruz Cruz de Urquiza, Pablo Agri. Si hubo algo superador en este concierto, que mantuvo un repertorio casi idéntico al del Colón, también con la conducción de Tom Lupo en base a textos de Irene Amuchástegui, fue la respuesta del público, mucho más enfervorizado y con gritos de aliento que bajaban desde la hinchada del pullman.
Así es como los maestros del género celebraron su día, que es el Día del Tango. Entre todos ellos, hubo uno que eligió un festejo con doblete: A los 86 años, Aníbal Arias se casó el mismo 11 de diciembre al mediodía, y menos de doce horas después estaba acariciando su guitarra en el escenario. Contó que el matrimonio, hasta el momento, le venía sentando bien.
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