Hace casi 40 años, en junio de 1970, el boliche porteño La Fusa albergó a Toquinho, María Creuza y Vinicius de Moraes para lo que fue un concierto de impacto mundial, al menos en el mundo de la bossa nova. En un momento prolífico de sus carreras, el guitarrista, la vocalista y el poeta se reunieron para celebrar un cancionero impecable: “Copa do Mundo”, “A Felicidade”, “Lamento No Morro”, “Irene” y “Garota de Ipanema” fueron algunas de las gemas inmortalizadas en un disco en vivo aquella noche. Para recordar aquello y celebrar la música popular brasileña, Toquinho y Creuza tocarán mañana en el Luna Park (Corrientes y Buchard, a las 21).

“Aquel encuentro constituyó el inicio de una sociedad consolidada de diez años en la buena música, un montón de discos, viajes y espectáculos memorables. Y, sobre todo, una gran amistad con un poeta que me enseñó mucho.” El recuerdo de Toquinho hacia Vinicius de Moraes corresponde a aquellos años de grabaciones y giras como un tándem afiatado, hasta el fallecimiento de De Moraes en julio de 1980. Y para Creuza, escapar a lo musical es entender a Vinicius como “un genio y una persona intensa”.

El espectáculo “40 años no es nada”, intenta “confirmarles a las nuevas generaciones la belleza de esas canciones sin tiempo ni edad”, explicó el guitarrista brasileño. Tras su breve paso por Buenos Aires, Toquinho y Creuza llevarán su show por Chile, Colombia, Venezuela, Perú, Uruguay, Estados Unidos y Europa. “Vinicius supo unir la vanidad y la bondad en una poesía constante. Siempre sabía más, pero no dejó de ser humilde”, destacó el guitarrista.