Viernes, 24 de febrero de 2006 | Hoy
MUSICA › ESTA NOCHE COMIENZA EL VII FESTIVAL BUENOS AIRES TANGO
Orquestas consagradas, nuevos compositores, encuentros genéricos y actividades paralelas animarán desde hoy la ya emblemática fiesta tanguera, que como es costumbre tendrá entrada libre y gratuita.
Por Cristian Vitale
La Argentina mostrará una parte importante de su cultura, en medio de la vorágine Stone/U2 que se apoderó de la ciudad en los últimos días. A partir de esta noche –y hasta el 5 de marzo– se desarrollará una nueva edición del Festival Buenos Aires Tango, que la Secretaría de Cultura de la ciudad organiza desde hace ocho años, casi siempre sobre el crepúsculo del verano. Esta vez habrá sedes estratégicamente ubicadas en esos barrios que aún respiran tango –incluso la renovada Estación Constitución, donde actuará la Orquesta Sinfónica de la Ciudad–, y un epicentro: El Dorrego, donde habrá actividades a sol y a sombra –desde el imperdible dueto entre Raúl Barboza y Adrián Iaies, por caso, hasta una muestra fotográfica de Carlos Furman–, durante los diez días. Además, escenarios “alternativos” –o circuito de milongas–, en los que se podrá bailar al compás de orquestas típicas (La Furca y Cerda Negra), o siguiéndole el swing tanguero a Las del Abasto, entre la variadísima gama de espectáculos que se avecinan en la ciudad.
La apertura, libre y gratuita, está prevista para hoy a las 21 en Figueroa Alcorta y el puente del Rosedal –en caso de lluvia se traslada para el sábado que viene–. Con el objetivo de refrendar la impecable actuación brindada en el Teatro Colón hace un tiempo, los encargados de encender el motor inicial serán los integrantes de la Selección Nacional de Tango que, a diferencia de aquella noche de gala, contará con casi todos sus músicos: cinco bandoneones (Pablo Mainetti, Julio Pane, Ernesto Baffa, Carlos Corrales y Leopoldo Federico); un piano (Nicolás Ledesma), un contrabajo (Horacio Cabarcos), un violencello (Diego Sánchez), una viola (Mario Fiocca) y seis violines (Pablo Agri, Mauricio Marcelli, Damián Bolotín, Mario Abramovich, Eduardo Walczack, Miguel Bertero). Como bonus –igual que en el Colón–, estarán Susana Rinaldi, como cantante invitada, y la pareja de baile conformada por Mora Godoy y Junior Cervila. La voz de la Tana, que confirmó su presencia a último momento, prepara clásicos de todos los tiempos para engalanar la noche si un diluvio no la detiene: El día que me quieras, Tinta roja, Uno y Naranjo en flor. El cierre, un día después de la ya típica y multitudinaria milonga al aire libre –que pasó de la avenida Corrientes a Roque Sáenz Peña y Maipú–, estará motorizado por el histórico trío Vitale-Baraj-González –esta vez en versión tanguera–, con el agregado de Juan Carlos Baglietto y Patricia Sosa, la ex rocker que alguna vez pasó por La Torre.
Entre las novedades que se esperan para este año, prima un proyecto alentador: el estreno de seis obras concebidas por jóvenes compositores, dirigidas por el pianista Gustavo Beytelman –sí, el mismo que allá por principios de los ’70 dirigió la versión de La Biblia de Vox Dei, que encaró el Ensamble de Buenos Aires–. Los nuevos valores del tango surgieron de una convocatoria de los organizadores y se tomaron un año de reflexión y trabajo con el fin de poner sus obras a punto. Las “promesas” –Ramiro Gallo, Nicolás Guerschberg, Andrés Linetzky, Pablo Mainetti, Sonia Possetti y Diego Schissi– mostrarán lo nuevo del tango en la Sala Pablo Neruda del Paseo La Plaza.
Para buscadores, melómanos y cazatalentos, al menos unos ocho artistas aprovecharán el festival para mostrar nuevos discos. Es el caso de Brian Chambouleyron con Voz y guitarra; Marcela Bublik –con Raúl Garello convidado– (Gallo de fuego), el cuarteto guitarrero-instrumental Puente Alsina, que mostrará su disco debut, un homenaje a Leopoldo Federico y Aníbal Troilo deschavado desde el nombre: A los cuartetos típicos. También desplegarán lo nuevo Jacqueline Sigaut (Aquí y ahora tango), Verónika Silva (Idem), Marcelo Mercadante (Con un taladro en el corazón), Gustavo Fedel Ensamble (Inly), Nicolás Guerschberg (Miniaturas tanguísticas, obra en seis movimientos), La Camorra (12 postales) y los pollos de Luis Salinas –el Quinteto Ventarrón– con Ciudad de la luz, un trabajo poblado de versiones más que interesantes de Fangal, La cumparsita y La trampera. Pero tal vez “el” hecho del festival sea, al menos en términos de salud mental, la actuación de La Chicana –con musicalización del DJ tanguero, Damián Boggio– el miércoles 1º a las 10.30 de la mañana, en el hospital Borda. Balada para un loco, evidentemente, marcó su impronta.
Este año habrá menos rock-canción –recordar a Palo Pandolfo y Kevin Johansen–, electrónica y candombe, lo que se lee a priori como una concentración estilística mucho más ligada al 2x4. Si bien están anunciados números que circulan por los márgenes del género (Falta y Resto, Raúl Barboza y Javier Calamaro), éstos aparecen como pequeños condimentos en un marco de predominio tanguero, más acentuado que en ediciones anteriores. Con un ojo puesto en la tradición y otro en expresiones nuevas “progres” o “tradicionales”, el secretario de Cultura, Gustavo López, destacó que el festival no se trata ni de un souvenir turístico ni de un objeto de museo.
Entre las visitas extranjeras, además de los aspirantes a bailarines de 53 países que asistirán a las famosas clases, resaltan la Orquesta de Tango del conservatorio superior de Rotterdam –cuyo director de la cátedra de tango argentino es Gustavo Beytelman– y los mencionados, y uruguayos, de Falta y Resto, que ya son número puesto en los festivales de música popular más importantes del país. Esta vez, la agrupación tanguera Triestango se quedará en Italia. Y entre las grandes ausencias argentinas –también respecto del año pasado– se cuentan Horacio Molina, Ariel Prat, Rodolfo Mederos, Lidia Pugliese, Mariano Mores, Juan Carlos Cáceres, Amelita Baltar, Bajofondo Tangoclub y la Orquesta Típica Fernández Fierro, que en la edición pasada ironizó repetitivamente con la palabra ignífugo.
Vigente desde 1998, el festival ha logrado instalar con fuerza integral a un género que años antes se consideraba casi perimido. El año pasado –el de Pugliese– asistieron, en total, 170.050 personas, cifra similar a la de la edición de 2004. Para éste, seguramente, la perspectiva es que al menos se mantenga la cantidad. El año “record” sigue siendo el 2003, cuando la asistencia superó las 200 mil personas.
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