Viernes, 15 de octubre de 2010 | Hoy
MUSICA › ENTREVISTA A ALEX LIFESON, GUITARRISTA DE RUSH, QUE HOY TOCA POR PRIMERA VEZ EN LA ARGENTINA
Tras 36 años y 19 álbumes de estudio esperándolos, al fin el trío canadiense subirá al escenario del GEBA con el Time Machine Tour, en el que tocan completo el clásico Moving Pictures.
Por Mario Yannoulas
“Miren que somos gente aburrida”, advirtieron los integrantes de Rush cuando les propusieron filmar un documental. Su apatía no alcanzó, así que la película se rodó y estrenó en abril bajo el nombre Rush: Behind The Lighted Stage y, entre sus atractivos, cuenta con el testimonio de una larga lista de músicos de distintas épocas y géneros –desde las obvias como Mike Portnoy, de Dream Theater, hasta las no tanto como Kirk Hammet de Metallica, Trent Reznor de Nine Inch Nails, Billy Corgan de Smashing Pumpkins o el actor y músico Jack Black, entre muchos otros–, que revelan la enorme influencia que el trío canadiense tuvo en su música y sus vidas. En la película, dirigida por Scot McFadyen y Sam Dunn, compatriota de los músicos y autor de distintos documentales ligados al mundo del heavy metal, se puede ver a los tres desde sus comienzos en los ’70 y comprobar que efectivamente no se trata de historias de alto impacto. Quizás eso sea lo interesante. “Mucha gente se encontró con una banda de rock formada por tipos muy normales, de familias de clase media, dedicados a la música, y se interesó más en nosotros”, explica el guitarrista Alex Lifeson a Página/12, a horas del show que los trae por primera vez a la Argentina, hoy a las 20.30 (puntual) en la sede Newbery de GEBA, Marcelino Freyre 3381.
Con más de tres décadas de historia, Rush logró superar la barrera de los ’70 y su pelotón de bandas de rock progresivo sin que el punk y la new wave los convirtieran en pieza de museo, como les pasó a tantos. Principalmente, por haber hecho de su música materia maleable en el tiempo a nivel sonoro y compositivo, por no haber perdido de vista influencias como las de Led Zeppelin y Blue Cheer, por actualizar sus imponentes puestas en escena y por no haberse recostado en el opio del virtuosismo, pese a que el baterista Neil Peart sea reconocido como uno de los mejores y más habilidosos de todos los tiempos. El trío que cierra el bajista, cantante y tecladista Geddy Lee llega tras 36 años y 19 álbumes de estudio de la mano de su Time Machine Tour, en la que van a tocar un disco completo en vivo: Moving Pictures, de 1981, uno de los más mentados de su historia. Además de otros temas infaltables para una primera visita –“Freewill” y “Closer To The Heart”, por poner algunos–, adelantarán dos canciones nuevas de Clockwork Angels, que se terminará y editará en 2011.
–En 2002 tocaron en Brasil y nada menos que en el Maracaná, ¿por qué tardaron tanto en venir a la Argentina?
–(Risas.) Quedamos shockeados por la recepción que tuvimos en Brasil, porque en Canadá y Estados Unidos no tenemos idea de qué es realmente la popularidad. Cuando usábamos las ventas de discos para medir nuestra popularidad en Sudamérica parecía que no teníamos seguidores, porque eran minúsculas. Cuando finalmente decidimos ir nos dimos cuenta de la cantidad de fans que había, pero esa gira fue muy corta y no tenía sentido volver demasiado rápido, así que la Argentina y Chile quedaron para una próxima vez. Hasta los brasileños nos decían “tienen que ir a la Argentina, están diez veces más locos que nosotros”.
–¿Por qué resolvieron tocar un disco completo en vivo?
–Pensamos que la idea era buena y que Moving Pictures era la opción más lógica por tratarse de la primera vez: es el disco más popular, tocamos muchas veces esas canciones y “The Camera Eye” es la que más nos piden. Teníamos la oportunidad de hacer todo eso en un mismo paquete y creo que está funcionando bien.
–En giras anteriores han usado lavarropas y pollos asándose como escenografía, ¿qué son las máquinas al fondo del escenario esta vez?
–Todas esas son ideas de Geddy. De mi lado sólo espero tener amplificadores enormes y verme muy macho (risas), pero de su lado sí suelen estar estas cosas locas. Esta vez creo que tiene que ver con cómo veían el futuro a fines del siglo XIX.
–¿Se redescubrieron viendo Behing The Lighted Stage?
–Es raro lo que nos pasa, porque vemos toda la vida enfrente nuestro y se hace difícil reconocer a esos muchachos de los comienzos. Yo no redescubrí nada, pero algunos están sintiendo curiosidad, porque desde el estreno está apareciendo gente distinta en nuestros shows, un público más familiar. Están viniendo muchas mujeres, algo que antes nunca pasaba: grupos de tres o cuatro chicas que cantan las letras o madres y padres con sus hijos. El documental le abrió los ojos a mucha gente.
–¿Cree que ese material era necesario para subrayar la importancia de Rush a lo largo de estas décadas?
–Somos felices trabajando como trabajamos: siempre grabamos lo que quisimos y tuvimos un público hermoso que lo aceptó. En este documental no teníamos mucho que hacer. Cuando la productora nos contactó para rodarlo tratamos de disuadirlos porque creíamos que no teníamos nada interesante para decirles, pero no les pareció. Todo lo que hicimos fue prestarnos a entrevistas y proveer material de archivo: posters, videos, fotos. De todas formas, la película es suya y no tenemos nada que decir, excepto que fue un gesto afectuoso incorporar testimonios de otros músicos que hicieran a la banda más interesante.
–No suena muy entusiasmado, ¿está realmente contento con la película?
–Sí. Tratando de ser objetivo, creo que hicieron un muy buen trabajo, el film está atravesado por un gran sentido del humor, que es la manera en que vivimos, porque siempre que nos juntamos estamos haciendo chistes, no estamos serios. Además toca otros asuntos, como las tragedias por las que pasó Neil (N. de la R.: El fallecimiento de su hija en 1997 y de su mujer un año después) interpretadas en sus propias palabras, un tema del que no es fácil hablar para él.
–Es un guitarrista con amplio uso de efectos. ¿Cómo se lleva con la tecnología?
–Muy bien. Siempre fuimos un grupo interesado por las novedades en ese campo. Ahora, la forma en que escuchamos y capturamos la música es diferente a algún tiempo atrás. En lo referido a la guitarra, el mundo es amplísimo: herramientas como Pro Tools o Logic permiten crear cosas interesantes, texturas, sonidos que no parecen guitarras, es muy divertido. Las cosas que hago con Rush buscaban ser más atmosféricas, ahora aspiramos a un sonido más pesado, más duro, pero así y todo sigo usando muchos efectos. No creo que la tecnología haya cambiado nuestra música, pero sí es una parte importante.
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