Viernes, 15 de octubre de 2010 | Hoy
MUSICA › SOL PEREYRA MUESTRA LAS CANCIONES DE BLA BLA BLA
Después de haber integrado el grupo Los Cocineros, la cantante y actriz vive entre Argentina y México. En su primer CD solista encarna a once mujeres que cuentan sus amores perdidos.
Por Julia González
Sol Pereyra compone a once mujeres que cuentan sus pesares en las once canciones que componen Bla bla bla, su disco debut, dándole esa impronta actoral que se gana con la pluralidad de las voces. Son historias de amores perdidos, de rencores de mujeres despechadas, sumados a pedidos desesperados y promesas imposibles a cambio de que “él” vuelva. Las canciones son, tranquilamente, una charla en una rueda de amigas. Son también la explicación sensible y hormonal que las mujeres sabrán comprender como un guiño y pueden servir como un mapa para aquellos hombres ajenos a las diferencias sustanciales entre los géneros. El amor está presente de principio a fin. Porque incluso el disco puede funcionar como una novela que cuenta cómo se va viviendo un desamor, para llegar al final y escuchar la confesión de quien se recompone: “me olvidé, te olvidé”. Ahora sí, liberada de ese dolor tan hiriente, se puede empezar de nuevo.
De todo esto se habla en Bla bla bla, que presentará hoy y mañana en NoAvestruz (Humboldt 1857). Y se habla porque su autora, ex integrante y fundadora de Los Cocineros, es de palabra fácil. Tanto, que no bien atiende el teléfono desde México, cuenta que está un poco enferma porque salió algo desabrigada “y me he cagado de frío porque no me lo esperaba y soy terca como una mula”, suelta sin riendas esta música hiperactiva. Cordobesa, simpática, de ojos vivos y sonrisa formidable, Sol es además actriz. Inmediatamente se explaya sin ningún filtro para contar que los temas fueron escritos en diferentes épocas, “con canciones que van desde el 2006 hasta el 2008. Llegué a meter una última canción (N. R.: “Te fuiste”) que compuse una semana antes de grabar y terminar el disco. Me gusta componer muchas canciones y tener material para poder elegir, entonces busco cosas por ahí, tengo cosas que son viejitas”, cuenta. Ella se sienta a escribir impulsivamente mientras brotan las conversaciones en el papel. Y como Sol da lugar a las confesiones, esta cronista quiere saber el nombre del desgraciado que la lastimó e inspiró un disco entero. “A la persona con la que estaba la dejé yo, esto es un juego. Me divierte mucho más cantar cosas de amor desde un lugar tragicómico que ponerme a decir a una persona que la amo y que está todo bien. Que esté todo bien no me inspira para nada, siempre me inspira que haya caos”, se sincera.
En sus composiciones, que se suceden a través del reggae, el hip hop, el pop y el rock, Sol habla hasta por los codos, dejando una huella rapera que no fue buscada. Habla, pero también canta y rima letras largas sin estribillo uniendo lo acústico con lo electrónico. “Soy muy charlatana, me gusta hablar de todo, con mis amigas, con los novios. Tengo esta cosa de las mujeres de querer resolver muchas cosas con la palabra”, dice. Por eso el disco se llamó Bla bla bla, al igual que el primer track. Dentro de las composiciones aparecen temas ocultos, como “La marcha fúnebre”, o el soundtrack de Los expedientes secretos X (“Qué maestra, sos la primera persona que se da cuenta”), Rod Stewart, The Turtles y el clásico vals “Ansiedad”. “Soy melómana y siempre pongo citas, homenajes ocultos a gente o canciones que me gustan mucho”, dice y aclara que prefiere hacer evidente lo obvio, mostrando sus influencias, antes que esconderlas.
Sol vive entre Argentina y México. Cuando está de gira pasa cinco o seis meses entre Brasil, Argentina y México. El encuentro con el país del tequila se concretó cuando Julieta Venegas supo de ella y la mandó a buscar para que participara de la grabación de su Unplugged. Y así, la mexicana del acordeón la invitó a ir de gira con su grupo globalizado, presentando el disco Otra cosa. “Coincidió con que yo estaba teniendo un momento medio crucial, en el que tenía ciertas ideas diferentes como para seguir trabajando en Los Cocineros, más el llamado de Julieta y cosas que tienen que ver con asuntos personales. Todo esto hizo que me distanciara por un tiempo y me viniera a trabajar a México por unos meses”, cuenta Sol.
Al principio siguió con Los Cocineros, yendo y viniendo, componiendo y grabando desde México para su grupo inicial, con un pie en cada hemisferio. Hasta que se dio cuenta de que tenía que aprovechar ese momento, con su camino en solitario y recibiendo la generosidad de los hermanos mexicanos para con los argentinos. “No podía decir ‘Chicos, ya vuelvo, me voy un par de meses’. Y por una cuestión de salud y de amistad, porque aparte somos muy amigos con los chicos, tomé la decisión de separarme de una manera muy abierta”, cuenta. Fue cuando se tiró a la pileta con su disco solista y comenzó a presentarlo en México, hasta ocupar un lugarcito mediante un trabajo de hormiga, “como lo he hecho en Córdoba o como lo he hecho en donde esté; empezás a tener público que te sigue, gente que se sabe las canciones. Empecé a tener espacios donde te conocen y te dan lugar para tocar. Ha sido súper productivo y ha crecido mucho desde la primera fecha que hice en un parque al aire libre hasta la última, que concreté en un lugar muy conocido de aquí del DF, que estaba lleno y fue muy bien”, dice Sol, que lo vive como la evolución de su proyecto. Este perfil prolífico e inquieto llevó a Sol a editar siete discos en los siete años que estuvo con Los Cocineros. Tanto escribió y habló, que ya está casi listo su segundo trabajo solista, que grabará en Córdoba aprovechando su gira promocional por Argentina.
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