MUSICA › IGNACIO COPANI PRESENTA EN VIVO YO NUNCA ME METI EN POLITICA
Con canciones “para los convencidos y para los que falta convencer”, el músico sostiene que su apoyo al proyecto del Gobierno no significa “ser bufón del rey o ganar dinero e influencia”. Esta noche muestra su nuevo disco en el ND/Ateneo.
› Por Facundo García
Ignacio Copani está jugado. Esta noche presenta su disco Yo nunca me metí en política (a las 21 en el ND/Ateneo, Paraguay 918), y sabe que a esta altura no hay vuelta atrás. Ni en lo que respecta a ciertos aspectos de su carrera ni en lo relacionado con su militancia. Y las canciones que mostrará transmiten esa circunstancia. Como si cargaran con el impulso de un autor que se convirtió, luego del conflicto con las patronales del campo, en emblema de los que defienden el proyecto kirchnerista.
El título de la placa, claro, está asociado con la frase “yo nunca me metí en política, siempre fui peronista”, que Osvaldo Soriano le hizo decir a uno de los personajes de la novela No habrá más penas ni olvido y que el cineasta Leonardo Favio puso en boca del Mono Gatica. “Si en política nunca, jamás me metí/ella sí se ha metido conmigo”, parafrasea Copani en sus versos. Obviamente, es una broma. Equivocado o no, está sumergido hasta los rulos en la realidad argentina. Durante la charla aparecerá el respeto por su público y la paciencia ante sus detractores, que en vez de enojarlo lo impulsan a crear “para los convencidos y para los que falte convencer”.
En efecto, parte de los dieciocho temas que quedaron son un festejo de los valores compartidos, pero también hay letras que dan la impresión de estar hechas para cantar “mirando a los ojos” de los que se oponen al Gobierno. En “Compañero”, el compositor tiende la mano a esos sectores de izquierda más preocupados por ayudar a Mirtha Legrand en el disimulo de sus desvaríos que por acompañar medidas progresistas: “Cómo me voy a olvidar, compañero/que fuimos juntos a tantas marchas y emboscadas./Y al que rodaba al suelo primero,/el otro sin medir riesgo lo alzaba./Cómo explicás esas marcas que lleva tu cuero,/si hoy te sentás en la mesa de los que marcaban”.
–Antes había “cantores de protesta”. ¿Piensa que ahora se necesitan “cantores de aprobación”?
—(Se ríe.) El objetivo es desafiar a los poderosos. Lo que pasa es que hoy los poderes que le hacen mal al país no están en el Gobierno. Esos jerarcas que creen que un día cayó un rayo divino y dividió a las clases sociales para que todo se mantenga como está por los siglos de los siglos están en otra parte. Entonces yo reflejo eso.
–¿Y se siente cómodo con el rótulo de “oficialista”?
–Yo no soy bufón del rey. Soy un juglar que comenta su forma de ver el mundo, esforzándose por no perder la rebeldía. Si a eso le llaman ser oficialista, bienvenido sea. Me dan vergüenza ajena los que le reconocen méritos a la Presidenta o a Néstor y después aclaran “pero mirá que kirchnerista no soy, ¿eh?”. Yo prefiero ser más explícito, y le aseguro que no gano dinero ni influencia por eso. Al contrario, me cuesta mucho subsistir como artista independiente. Sin embargo, el premio está en que me animo a no mentirme.
Al abrir las tapas de Yo nunca me metí en política, uno encuentra un librito que contiene una foto de Copani junto a Néstor Kirchner. La imagen es síntesis y clave ordenadora, como si esa música funcionara a modo de balance de lo ocurrido desde 2003. En “Yo me opongo” hay palos para la oposición que obstaculiza porque sí. Por supuesto, hay obras recientes mucho más conocidas. “Señor vicepresidente” o “Cacerola de teflón” –ambas compuestas al calor del lío que se armó alrededor de la Resolución 125– fueron hits a partir de la difusión que se les dio en YouTube. “Los demos que colgué lograron más de un millón de visitas. En este laburo agregué orquestas y arreglos, para que los que ya las oyeron encuentren cosas nuevas y para alcanzar otros oídos.”
–¿No teme estar circulando dentro de un grupo en el que todo el mundo está demasiado de acuerdo?
–A veces me pongo a pensar en eso. Por suerte tengo un trabajo que me lleva a lugares en los que hay gente muy distinta. ¿Y sabe qué? Voy comprobando que lo que yo siento no es resultado de que nos estemos dando manija entre pocos. Hasta he podido retornar a lugares que están en el núcleo de la zona sojera y me han recibido muy bien. No hay que caer en el optimismo extremo y tampoco en la falta de esperanzas. Sabemos que las peores derrotas vinieron cuando creíamos que íbamos ganando diez a cero.
–¿Se siente menos solo que antes?
–Hay momentos en que me siento solo entre mis colegas. Sobre todo cuando las papas queman. En cambio, el público me acompaña permanentemente y me ha permitido demostrar que hay vida más allá de la televisión. Hace años que no toco en canales de aire y no me importa. La verdad, no creo que salir en el programa de Susana vaya a traerme más gente al teatro. Ese sería el camino fácil. La senda del militante es otra, y es eterna.
* Ya se pueden descargar varios tracks del nuevo disco ingresando a www.copani.com.ar.
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