MUSICA › CARLOS LIBEDINSKY, MARCELO TOTH Y LIMANUEVA, EL TERCER DISCO DE NARCOTANGO
Mixturan el tango con lo electrónico, pero no caen en el lugar común y remarcan: “Nos sumergimos en la tecnología para incorporarla a la música, no al revés”. Hoy presentarán sus nuevas canciones en La Trastienda, antes de partir nuevamente de gira.
› Por Cristian Vitale
Carlos Libedinsky era un bandoneonista de tango tradicional hasta que empezó a bailar. La milonga se le tornó adicción, las recorrió todas cuando el siglo estaba naciendo y no hubo forma de volver atrás. “No pude –se ríe–. Cuando arranqué me sucedió un efecto adictivo, algo que le suele pasar a la mayoría de la gente que empieza a bailar y se engancha”, racconta en flash con un solo motivo: explicar el porqué del nombre de la agrupación que acarrea hace casi una década junto a Marcelo Toth en bajo y guitarra, Fernando del Castillo en batería y percusión y Mariano Castro en piano, teclados y bajo, y los tres en samplers: Narcotango. “La motivación de generar esta mixtura entre la electrónica y los instrumentos tradicionales del género vino a partir de la experiencia milonguera que me llevaba a estar todas las noches de milonga en milonga y bueno, así quedé: narcotizado”, completa Libedinsky y le deja la pelota picando a Toth: “Tal cual... cada vez que vamos a tocar a Colombia, se ríen”, ironiza el guitarrista.
–Se nota que no ahorran en nombres pesados... ¿por qué le pusieron Limanueva al tercer disco?
Carlos Libedinsky: –Porque el tango de alguna manera te deja limado, ¿no? (se ríe). Tiene que ver con el efecto que genera la lima, con todo tipo de efectos, y con que una lima nueva moldea nuevas cosas, moldea música y nos moldea a nosotros, que estamos experimentando una vivencia creativa nueva muy potente.
Limanueva, que el cuarteto de electrotango mostrará esta noche a las 21 en La Trastienda (Balcarce 460), es un esbozo de creatividad fronteriza que alcanza diez composiciones propias con una conducta irrenunciable: no hacer versiones en un género básicamente de versiones. “Es una necesidad, porque por cada ‘Cumparsita’ que se arregla o se toca, se les cierra la puerta a un montón de autores que están trabajando desde una estética contemporánea del tango. Y yo celebro más eso. Lo que hay, ya está muy bien hecho y lo poco que se difunde en las radios da, bueno, un cóctel no muy favorable”, se planta Libedinsky que, además de tocar el bandoneón, dirige la agrupación. “No es lo mismo arreglar algo que ya está hecho que componer, ¿no? Crear lo nuevo. Limanueva es el resultado de una energía de conjunto no sólo artística, sino también humana. Fue un impacto grande para los cuatro, porque a partir de abrir una puerta para que todos tuviéramos injerencia en la parte compositiva hizo que, si bien hay una estética fundacional que se mantiene, hubiera una inclusión del lenguaje individual”, remarca Toth.
La historia de Narcotango se resume en tres discos, más un CD-DVD en vivo editado hace dos años que le valió una nominación para el Latin Grammy 2009 en el rubro Mejor Album de Tango (“Perdimos contra un disco de tango mariachi”, protesta Toth) y otra, el mismo año, para el premio Gardel. Llevan quince giras internacionales por América y Europa, y están por empezar una que los llevará, entre otros lados, al Lincoln Center de Nueva York. “Todo empezó como un juego –evoca Libedinsky–. Cuando hicimos la única versión de un tango compuesto por otro (‘Mi Buenos Aires querido’), la idea era jugar y experimentar, y la verdad era que no sabíamos si era una música para tocar en vivo. Nos fuimos animando de a poco.”
–¿Se enmarcan dentro de la corriente de búsqueda de Tanghe-tto y Bajofondo?
C. L.: –Hay una asociación desde la búsqueda estética, desde la inclusión de las nuevas tecnologías. Por supuesto que los resultados musicales son bien diferentes, y de eso se dan cuenta quienes están cerca del conocimiento musical. Por ahí, quien escucha con una oreja más prejuiciosa coloca todo dentro de una misma bolsa y bueno, nos critican.
Marcelo Toth: –Cuando no te conocen, vienen y te preguntan “¿Son como Bajofondo?”. Bueno, hay diferencias, pero nos une el hecho de que la tecnología es una fuente de inspiración tan maravillosa, un mundo inmenso de sonidos que da para la exploración. Sé que a muchos músicos no les gusta la mixtura entre tango y electrónica, pero nosotros nos sumergimos en ella para incorporarla a la música y no al revés, ojo. No nos toma la tecnología como eje conductor.
–El tango, después de todo, siempre ha sido gran generador de polémicas, de blancos y negros: de eso no se escapa.
C. L. (Se ríe.): –Sí, es normal. Es cierto que no todos los músicos de tango paran la oreja ante esta propuesta, pero el que la para, bueno, es interesante, porque si bien está muy metido en el género puede abrirse, y distinguir la complejidad de esta música. Con eso está bien, alcanza.
M. T.: –Muchas veces pasa también que la negativa tiene que ver con negarse a la tecnología en sí, y no solamente a su aplicación en la música... la tecnología se puede usar de mil maneras y a veces el temor que ocasiona toda esta avalancha cibernética, que a nosotros nos excita, a otros los sobrepasa.
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