Hay obras que funcionan como universos. Que en su interior encierran genealogías, desarrollos, tensiones, epifanías. La Sonata en Si Menor de Franz Liszt es una de ellas. Desde su enigmático comienzo hasta la extinción final, desde la máxima introspección hasta el exhibicionismo más salvaje, todo ha pasado por allí. Y hoy, a las 20.30, uno de los mejores pianistas de esta época la tocará en el Teatro Colón. Nelson Goerner, alguna vez protegido de Martha Argerich y actual estrella por derecho propio, tocará esta sonata dedicada a Robert Schumann y completará su programa con otras dos obras excepcionales, la Sonata en Mi Bemol Mayor K 282 de Wolfgang Amadeus Mozart y la Kreisleriana Op. 16 de Schumann.

Acerca de la Sonata de Liszt, Eduard Hanslick, uno de los más importantes pensadores acerca de la música en el siglo XIX, que la escuchó tocada por Hans von Büllow, escribió: “Es imposible explicar con palabras la naturaleza de este monstruo musical. Nunca he escuchado una concatenación más atrevida o audaz de elementos totalmente disparatados, delirios tan salvajes, ni un atropello tan sanguinario contra todo lo musical. Al principio me sorprendí; luego quedé estupefacto y, por último, experimenté un irresistible deseo de reír. Nada hay aquí que merezca ser discutido. El que haya escuchado esto y le haya agradado, no tiene salvación posible”. También se dice que Brahms se quedó dormido cuando el propio Liszt la tocó en Altenburg. Wagner, en cambio, se mantuvo más cerca de lo que sería la valoración de las épocas venideras: “Es de una belleza incomparable”, dijo.

El concierto de hoy, planificado originalmente como parte del Abono Bicentenario –que se canceló, como todos los otros abonos del Colón a causa del conflicto gremial que demoró el comienzo de la temporada de este año–, se pliega, con esta obra, a los homenajes que este año recibe Liszt, de cuyo nacimiento se cumplirán doscientos años el próximo 22 de octubre. Goerner, que viene de grabar para el Instituto Chopin de Varsovia una serie de discos donde interpreta la obra de este autor en pianos franceses de su época –Erard y Pleyel–, nació en 1969 en San Pedro, Argentina, y se formó inicialmente con los maestros Jorge Garrubba, Juan Carlos Arabian y Carmen Scalcione. En 1986 debutó en el Teatro Colón, junto a la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires, interpretando el Concierto Nº 1 de Liszt. Se trasladó luego a Europa, becado por el Consejo de Arte y Ciencia de la Fundación Cimae y por el Mozarteum Argentino, y en 1990, tras sus estudios con Maria Tipo, obtuvo el Primer Premio en el Concurso Internacional de Ginebra. Con una carrera solista de gran envergadura, ha sido dirigido por conductores como Emmanuel Krivine, Armin Jordan, Neeme Järvi, Vassily Sinaisky, Fabio Luisi, Claus-Peter Flor, Jakov Kreizberg, Thierry Fischer y Rafael Frühbeck de Burgos. Y, en el repertorio de cámara, ha tocado con el Cuarteto Takacs, con los violoncellistas Gary Hoffman, Mischa Maisky, Natalia Gutman, Steven Isserlis y Gautier Capuçon; los violinistas Janine Jansen y Renaud Capuçon; y habitualmente interpreta música para dos pianos y para cuatro manos con su esposa, Rusudan Alavidze, y con Martha Argerich.