Jueves, 6 de abril de 2006 | Hoy
MUSICA › LA CAMORRA PRESENTA ESTA NOCHE SU NUEVO DISCO
El grupo, que comenzó como trío y homenajeando a Piazzolla, toca hoy el material de 12 postales. El álbum incluye tangos propios, situados en zonas que limitan con varios géneros.
Por Karina Micheletto
Comenzaron catorce años atrás como “herederos de Piazzolla”, asumidos como continuadores de un espíritu que, claro, no admite copias de arreglos, sino una voluntad exploratoria. Por entonces, La Camorra era un trío que, además de rendir tributo a Astor desde el nombre y el repertorio, les sacaba el jugo a tangos clásicos de manera poco previsible. Transformado hace rato en quinteto, La Camorra se larga ahora a un repertorio de tangos propios, de autoría de tres de sus integrantes. Esos tangos –sobrevolados por una atmósfera que abarca el jazz y la música clásica e interpretados con gran solidez técnica– son mostrados en forma de 12 postales, tal como explicita el título de su nuevo disco, que presentarán hoy a las 21 en el teatro ND Ateneo (Paraguay 918).
Integrado por Luciano Jungman en bandoneón, Sebastián Prusak en violín, Jorge Kohan en guitarra, Hugo Asrin en contrabajo y Nicolás Guerschberg en piano, el grupo tiene influencias cruzadas, también en las procedencias de sus músicos. Jungman integró varios años la Orquesta Color Tango, agrupación que levanta la bandera de Pugliese. Guerschberg toca en el grupo de jazz Escalandrum, Pruzak y Asrin integran la Sinfónica Nacional, Kohan también cultiva la música clásica en su escuela y el Conservatorio de Morón. “Hace catorce años, cuando surgía el boom del baile, el que no hacía música para bailar estaba más cerca de Piazzolla. Era casi una forma de clasificación automática”, explica Jungman en diálogo con Página/12.
–Y ahora, ¿cómo sería la clasificación?
–Ahora, por suerte, hay más apertura que hace unos años para escuchar cosas nuevas, para no poner los prejuicios adelante. Y hay menos cotos de público. La gente que nos va a escuchar es el público del tango que tiene oreja más abierta, pero también del jazz, mucha juventud... Pero siempre hubo esa distinción entre tango para bailar y para escuchar, es histórica. Y siempre encontramos que afuera hay menos prejuicio, menos ansiedad por encasillar la música. En España, por ejemplo, podemos tocar en teatros de música clásica, clubes de jazz y también en lugares de tango. Esa variedad abre el panorama, lo enriquece.
–¿En la Argentina los escenarios son más acotados?
–No tanto como antes, sin dudas el panorama es más abierto. Ahora, por ejemplo, grupos de tango con distintos estilos y distintas búsquedas pueden compartir escenario. Pero nosotros no vamos a ir a tocar a una milonga. Dentro del ambiente del tango las milongas siempre son los espacios más conservadores, y está bien que así sea, pero no es lo que propone La Camorra.
–¿Qué otros cambios hubo en la escena del tango desde que empezaron?
–Cuando empezamos teníamos menos de veinte años, y por entonces era pintoresco ver pibes tocando tango, era raro. Hoy, por suerte, es algo habitual. Había mucha menos actividad y menos público. El boom de la danza modificó el panorama, con el tiempo fue creciendo la aceptación de una forma asombrosa. Mientras tanto, en La Camorra afianzamos nuestra personalidad como grupo, por eso ahora podemos llegar a componer.
–¿Sienten que superaron la etapa piazzolleana?
–Piazzolla es una influencia fuerte, es algo que manyamos y disfrutamos. No sé si está superado o no: forma parte de nuestra historia, a partir de ahora lo tomamos como algo asimilado, pero apostamos a empezar a crear. Es imposible renegar de la grandísima influencia de Piazzolla, y tampoco nos ubicamos en la posición de “post-Piazzolla”... Simplemente, es una influencia importante del grupo.
–Hasta hace un tiempo, Piazzolla era objeto de un debate sobre la posibilidad de su continuación, sobre si su obra abría o más bien cerraba puertas para seguir componiendo. ¿Cómo se ubican en ese debate?
–¿Quién puede decir cuál es el techo de una obra creativa? En el tango, en la música y en el arte en general, la forma natural de avanzar es ir buscando nuevas ideas a partir de otras anteriores. El tiempo dirá si es una continuación, una nueva versión o qué. Nosotros tratamos de buscar nuestro sonido hoy, y ese sonido seguramente tiene influencias anteriores, Piazzolla, Pugliese, Troilo, tantos otros. Lo que pasa es que en el tango siempre hubo demasiada preocupación por marcar “hijos de”, por tratar de ubicar quién desciende de quién.
–Como en todos los géneros...
–Pero en el tango especialmente, es casi un exceso. Creo que nadie en el folklore busca con este nivel de obsesión quién depende de quién. Todo creador se va ubicando dentro de una línea histórica, cada uno con sus influencias, naturalmente. En nuestro caso, simplemente estamos componiendo tango en el 2006. El tiempo, como siempre, juzgará.
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