“Prometo honrar la figura de Carlos Gardel trabajando bien este año”, dijo Andrés Calamaro tras recibir el premio Gardel de Oro, otorgado anoche por Capif (Cámara Argentina de Productores de Infogramas, Fonogramas y sus Reproducciones). En un teatro Gran Rex que lució algunos claros, no faltó nada por premiar. En total fueron 37 las categorías (siete más que el año pasado) que requirieron del voto de 1500 integrantes de la industria.

El autor del disco El regreso, el más premiado de la noche con cuatro gardeles, fue generoso a la hora de las dedicatorias: recordó a Miguel Abuelo y a Pappo, pidió por la ley del músico y le deseó pronta recuperación a Gabriel Ruiz Díaz, el bajista de Catupecu Machu que sufrió un grave accidente el viernes pasado. Por último, ya definitivamente arengado, le agradeció por el premio a toda la República Argentina, con lo cual logró que se redoblaran los aplausos del público.

En la ceremonia conducida por Manuel Wirzt e Hilda Lizarazu, León Gieco festejó por partida doble gracias a El ángel de la bicicleta, que ganó como mejor canción y como mejor videoclip. Antes había tocado ese mismo tema junto con el grupo de cumbia villera Los Pibes Chorros. Dedicó el premio a la lucha de la familia de Pocho Lepra- tti. Entre los galardonados, puede mencionarse a Café de los Maestros, Víctor Heredia, Mercedes Sosa, Babasónicos y Fabiana Cantilo, entre otros. Pimpinela, en tanto, recibió el Gardel a la trayectoria.

La mayoría sólo subió al escenario para recibir su premio y agradecer. Otros, además de ganar, actuaron. Mercedes Sosa celebró por haber sido elegida mejor artista femenina de folklore, y también cantó. Con vestido blanco y la emoción acumulada por la cadena de homenajes y reconocimientos cosechados desde su recuperación el año pasado, cantó primero con el tucumano Alberto Rojo y luego con Charly García, a quien presentó como “un hijo mío, un gran maestro, un rey”. Charly, en un lapsus de humildad, añadió: “Siempre exagerando...”. Esta vez, García no provocó escándalos familiares, y hasta se lo vio fumando amigablemente con su hijo Miguel, artista revelación de rock, según Capif. Babasónicos celebró, pero a la distancia. En su lugar (Dargelos y cía. estaban de gira por México), tres jovencitas recibieron la distinción al mejor álbum de rock (Anoche).

Durante el lapso de “celebración invisible” que precedió al tramo televisado (una síntesis de la ceremonia se verá por Telefé mañana a la noche), los más aplaudidos fueron los integrantes de Café de los Maestros, que ganaron como mejor grupo y mejor producción de tango. Antes y después, la alfombra roja lució un poco devaluada. El único artista que pudo demostrar que tenía auténticos fans propios en el Gran Rex fue el cantante romántico Axel. Y las chicas que gritaban por él no evidenciaban demasiado interés por atender otra cosa que no fuese el peinado de su ídolo. Después de que se entregaran 25 premios, se encendieron las cámaras y la ceremonia ganó un poco de brillo, pero no el suficiente para que se diluyera la sensación de que –parafraseando a Groucho Marx– los asistentes habían vivido una gran noche, que no había sido ésta precisamente. Con excepción de los ganadores, claro.

Informe: K. M.