MUSICA › DOUG CLIFFORD Y UNA NUEVA VISITA DE CREEDENCE A BUENOS AIRES
El baterista de la banda en su versión Revisited justifica la continuidad a pesar de la ausencia de John Fogerty: “Esta formación ya lleva 17 años en la ruta, más de lo que duró el Creedence original”. Y descartó que vaya a haber una reunión con el antiguo líder.
› Por Leonardo Ferri
La historia de la música popular está llena de curiosidades, y si bien existe cierto consenso en que el mejor y más popular grupo de rock de todos los tiempos no escapa de la terna integrada por los Beatles, los Rolling Stones y Pink Floyd, durante las décadas del ’60 y ’70 existió una cuarta banda que –al menos en la Argentina– supo poner en discusión ese precepto, no en lo concerniente a la calidad musical, pero sí desde el termómetro que entrega la popularidad. Los vinilos de Creedence Clearwater Revival estuvieron presentes en las casas de los adolescentes tanto o más que sus contemporáneos ya mencionados, dando inicio a una relación de amor que persiste hasta hoy, con varias visitas al país de su versión Revisited, con la que tocarán hoy en el Luna Park.
La formación original de CCR (los hermanos Tom y John Fogerty en guitarras y voz, el bajista Stu Cook y el baterista Doug Clifford) dejó siete álbumes en sólo cinco años de carrera, después de los cuales tuvo lugar un sinfín de problemas legales con su compañía discográfica y entre ellos mismos, cuya consecuencia principal fue la negativa del vocalista y compositor a tocar canciones de su antigua banda y la decisión de los restantes miembros vivos (Tom murió en 1990 a causa del Sida) de continuar con un nombre distinto, pero parecido. Al otro lado de la línea –en su casa de Nevada, desde donde atiende el llamado de Página/12– Clifford no parece preocupado por la distancia con su ex compañero de banda, aunque admite haber invertido mucha energía en ese tema. Hoy, a los 66 años, su búsqueda pasa por otro lado: “esta formación ya lleva 17 años en la ruta, más de lo que duró el Creedence original”, se justifica.
–Que hayamos tocado para tantas generaciones demuestra de alguna manera que sí, y parte de nuestro trabajo actual es mantener vivo el espíritu de Creedence. Creo que hoy debemos formar parte de la rotación del 90 por ciento de las radios de rock clásico y eso –junto a que la gente sigue yendo a vernos– considero que eso es lo importante, más que ponernos a la altura de Beatles o Stones.
–Me da orgullo. Somos una banda de tres generaciones, que los padres fueron pasando a sus hijos, o los hermanos mayores a los más chicos. Ya podríamos empezar a contar una cuarta generación que nos escucha, y si todo sigue así, hasta quizá nos vea en vivo. Es el mejor cumplido que podemos tener: ver que la gente sigue viniendo a nuestros shows y los disfruta.
–En los ’60 y ’70 tuvo lugar un gran renacimiento de la cultura popular, tanto desde el lado de la política como en la cultura y lo social, los movimientos por los derechos civiles, la guerra de Vietnam y tantas cosas que pasaron en aquel momento. ¡Y todo al mismo tiempo! Era lógico que todo eso quedara reflejado en la música de una manera tan definitiva, había mucha energía para volcar creativamente. Creo que el rememorar toda esa época ahora tiene que ver con eso.
–Escucho, pero debo admitir que no tanto como debería. Aprecio el hecho de que hayamos sido capaces de influir sobre otras bandas. Uno hace las cosas lo mejor que puede, y entre tanta música que existe y existió, es un placer formar parte de ese grupo privilegiado de bandas que dejaron un legado.
–Por desgracia, las discográficas todavía existen, y por lo que veo siguen viviendo en el pasado. No le hacen bien a la música y, te soy honesto, creo que ni ellos saben qué o quiénes son en este momento, ni qué papel cumplir, porque siguen recurriendo a las mismas prácticas y no aprendieron a hacer negocios de otra manera. Los tiempos cambiaron y no van a volver a ser como eran, ellos ya hicieron mucho dinero con su negocio y ahora todo es diferente, porque las bandas siguen existiendo y sacando discos sin compañías de por medio, y encima no las necesitan para vivir, porque los grupos ganan plata con los shows en vivo. Entiendo que la industria se sienta robada por los piratas, pero ésta es la realidad ahora. Tengo un montón de preguntas acerca de qué rumbo van a tomar las cosas, sólo espero que sea para mejor.
–La verdad es que es un poco gracioso que él diga que está abierto a una reunión y que haya sacado ese tema, porque cada contacto que intentamos desde nuestro lado tuvo la misma respuesta: no está interesado en juntarse de nuevo. No estoy seguro qué motivó que él dijera eso, pero sí estoy seguro de que eso no va a suceder, y la verdad es que está todo bien por mi parte, porque si bien durante mucho tiempo esperé que eso pasara, ya no. Estoy muy contento con esta formación que ya lleva 17 años en el camino. Nos queremos como hermanos. Por supuesto que también somos felices si John es feliz con lo suyo. Al fin de cuentas, parece que lo está.
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