MUSICA › ALFREDO PIRO PRESENTA HOY SU DISCO UNA VUELTA MAS, EN LOS 36 BILLARES
En su cuarto trabajo solista, el cantante de ilustre prosapia musical logra sacarles nuevos brillos a viejos clásicos del tango. Pero durante los conciertos empezará a interpretar temas propios con otro acompañamiento instrumental.
› Por Carlos Bevilacqua
El giro del disco en una compactera, la ritual vuelta a la manzana con su perra Chacha que terminó dando las fotos del arte de tapa, pero sobre todo la idea de dar una vuelta más de tuerca a un repertorio ya grabado. Todos esos sentidos convergen en Una vuelta más, el CD que el cantante Alfredo Piro presentará hoy y el 13 de abril, desde las 21.30, en Los 36 Billares (Avenida de Mayo 1265). “Me pareció que podía hacer justicia con un material descatalogado que me representa mucho, porque resume todos estos años de trabajo”, argumenta para justificar la reincidencia en piezas conocidas de sus dos álbumes anteriores, Segundas intenciones y Oír de noche.
Con su registro grave y un decir modulado que subraya cada palabra, en este cuarto disco solista Piro logra sacarles nuevos brillos a un puñado de tangos conocidos y a un par de rarezas, como las versiones traducidas de “Close to Me” (de The Cure) y de una balada tanguera de la Opera de dos centavos, de Kurt Weill y Bertolt Bretch. ¿De dónde vendrá ese estilo vocal, tan dulce como arrabalero? “No sé, de un cruce entre Rivero y Bowie –contesta él entre risas–. No me gustaría transformarme en un híbrido, pero recibí diferentes influencias. En lo genérico, estoy en una línea difusa, porque para los tangueros soy demasiado rockero, y viceversa.” Eso no parece preocuparle demasiado. Bien sabe que, más allá de las caprichosas bateas, hasta las canciones más disímiles terminan amalgamadas por el estilo del intérprete. El suyo se fue forjando en clases con el legendario cantor de tango Oscar Ferrari y con las cantantes líricas Africa de Retes y Susana Naidich, amén de las huellas que dejaron trabajos con Esteban Morgado, Bartolomé Palermo, Juan Esteban Cuacci y la Orquesta Típica Imperial, entre otros.
La otra clave para tan buenos resultados está dada por la originalidad de los arreglos, muy distintos entre sí, todos oportunos. “Muchas ideas salieron del sudor de los ensayos, a partir de la primera ocurrencia que alguien arroja. Creo mucho en ese ida y vuelta”, cuenta sobre un rol que, en la mayoría de los casos, delegó en el cordobés Hernán Reinaudo. “Para mí es uno de los mejores guitarristas del momento. Con él hubo química apenas nos conocimos y, si bien no integra mi nueva banda, va a estar en estos shows como una manera de reconocer todo lo que hizo conmigo durante siete años”, lo elogia.
Los ropajes sonoros van desde la austeridad del propio Piro acompañándose en “Nada” con una guitarra de fogón hasta una fabulosa versión orquestal de “Cambalache”, diseñada a medida por su padre, el gran bandoneonista y orquestador Osvaldo Piro. “Me pareció bueno que pudiera hacerlo con una típica alrededor para que se sintiera a sus anchas. Al principio era un poco reacio porque le parecía que era un tango muy trillado, pero cuando lo escuchó terminado quedó satisfecho”, cuenta. Los matices de la placa son tantos que terminaron convocando a un total de 35 músicos, entre cantantes e instrumentistas.
Por lo demás, abundan condimentos impensados, sean los recitados de poesías de González Tuñón y Borges al comienzo de dos pistas o el monólogo petulante de un compatriota como prólogo de “Los argentinos”, el tema que popularizara Horacio Fontova. Entre todos, se destaca una voz del subconsciente que va comentando las estrofas de la milonga humorística “En el corsito del barrio”. “Es verdad que ese recurso remite a otras milongas como ‘El conventillo’ y a Gardel mismo en algunas de sus grabaciones –coincide–, pero no nos propusimos retomar una tradición.”
Los shows de Los 36 Billares funcionarán a su vez como cierre de una etapa. “En la presentación de este disco también vamos a lanzar repertorio y banda nuevos”, adelanta el entrevistado, refiriéndose a los temas propios y ajenos que tiene previsto abordar en compañía de Carlos Filipo, Lisandro Etala (ambos en guitarras), Federico Ghazarossian (contrabajo eléctrico), Jerónimo Peña (percusión), Mariano Casabella (ukelele y mandolina) e Irene Cadario (violín). “Mi idea es empezar a grabar esos temas en junio, después de una gira de un mes por Corea”, cuenta.
La charla culmina con un repaso de las tareas que Alfredo cumple como asesor de su mamá, Susana Rinaldi, en tanto legisladora de la ciudad de Buenos Aires. “Trabajo con ella en política desde hace varios años. Lo que más me entusiasma en la Legislatura es su participación en la Comisión de Cultura. Desde ahí estamos trabajando para restablecer el subsidio vitalicio a la viuda del Polaco Goyeneche –que fue quitado por el Ejecutivo sin explicaciones–, para ubicar una estatua en la tumba del Polaco en el cementerio de Chacarita, para poner una placa en homenaje al padre Carlos Mugica frente al edificio donde vivió y para tratar de salvar tanto la casa de Juan de Dios Filiberto, en La Boca, como la Casa Suiza, un lugar histórico donde cantó Gardel. Temas que tienen que ver con nuestra identidad y nuestra memoria”, sostiene.
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